Al asistir a la Iglesia, es común que los padres deseen que sus hijos se porten lo mejor posible, de manera que durante el domingo les permitan disfrutar de todas las reuniones y aprender junto al resto de la congregación. Así también en otras actividades como la noche de hogar.
Sin embargo, la realidad es que los niños pueden tener sus propias ideas respecto a cómo comportarse en las reuniones sacramentales y… generalmente no coinciden con los padres.
Entonces ¿Qué pueden hacer los padres para hacer que sus hijos sean más reverentes, de manera que puedan sentir la influencia del Espíritu Santo y aprender junto a sus papás?
En mormonsud.org compartimos algunas ideas que pueden ser útiles en esos momentos.
Paciencia, paciencia y un poco más de… paciencia
Nº 1.- Para ayudar a los niños a ser reverentes, la mejor cualidad que podemos desarrollar es la capacidad de contar hasta 10… o 100 o lo que sea necesario para enseñarlos. Entender la posición de los chicos es importante, hay que recordar que alguna vez tuvimos esa edad y quizá agotamos a nuestros padres con el exceso de energía.
Mientras les agradecemos a ellos por habernos enseñado, respiramos profundamente y nos preparamos para el siguiente punto.
La edad de los niños
Lo primero a tomar en cuenta es que la edad de los más chicos juega un papel fundamental en su desarrollo y aprendizaje, por lo que deben idearse diferentes estrategias para enseñarlos.
Nº 2.- Desde el nacimiento hasta los 3 años, el tiempo de atención y concentración de los bebés es limitado. Esto quiere decir que se aburren fácilmente. Si todavía es un bebé muy pequeño, de brazos, es suficiente que uno de los padres, o ambos, se coloque cerca de la puerta para atender las necesidades de los chicos de forma rápida: Alimentarlos, cambiarles el pañal o simplemente pasearlo en brazos para distraerlo. Si están en casa, adaptan el tiempo de los mensajes a su edad: siendo concisos, agradables y aprendiendo algunas canciones de la Primaria.
Nº 3.- Cuando son un poco más grandes, debemos ayudarles a orar haciendo oraciones cortas, sencillas y con palabras que ellos puedan manejar. No deben extrañarse los padres si una noche escuchan al pequeño o pequeña orando por su “Teddy” u oso de peluche. Una buena idea es abrazarlos al cruzar los brazos ¡Siempre funciona! A ellos les encanta ser abrazados y sus manecitas permanecerán quietas lo suficiente.
Nº 4.- En las reuniones dominicales vale la pena llevar lápices de colores, hojas de papel y una almohadita. Sigue siendo útil sentarse cerca de las salidas. Puede llevarse algo de comer, tomando en cuenta que no contenga elevados niveles de azúcar y convenientemente desempacados para no hacer ruido. Una fruta, galletita o yogurt ofrecidos en el momento justo, logrará tranquilizar un rato al inquieto bebé.
Nº 5.- De 4 a 7 años, ya no es tan necesario tener cerca la puerta de salida ni distraerlos con comida, dependiendo de su nivel de atención. Lo realmente útil será conversar acerca del comportamiento que se espera de ellos en las diferentes reuniones. Los domingos antes de salir, pueden animarles a estar atentos a quienes hablen para conversar de ello en casa.
Nº 6.- También, durante la reunión hacerles señas para que presten atención a algo o alguien en particular. Hacer preguntas del estilo “¿Qué fue lo que más te gustó?” “¿Qué te pareció lo que dijo la hermana Rodríguez?” “¿Te fijaste lo que mencionó el hermano Henriquez?” pueden ayudarles a recordar los mensajes.
Nº 7.- En casa, es importante aprovechar los momentos de tranquilidad de los niños (pueden ser pocos… lo sabemos), para expresarles nuestro amor y hablar de temas espirituales. Conversar de Jesús utilizando el material disponible acerca del Salvador puede convertirse en dulces momentos con un amoroso espíritu en el hogar. Esto con el fin de proporcionarles experiencias que ellos identifiquen más adelante con la reverencia necesaria para alcanzar esos elevados sentimientos.
Nº 8.- De 8 años en adelante, los niños pueden ser capaces de estar tranquilos por lo menos una hora. El punto es que “la reverencia es más que estar quietos”, lo que quiere decir que las estrategias con niños de esa edad es ayudarles a enfocar sus sentimientos y pensamientos, a mantener la atención sobre lo que se habla en las reuniones y en casa e, incluso, animarles a participar y aportar con sus conocimientos.
Nº 9.- No es necesario premiarles por ser reverentes. Pero sí es importante reconocerles y agradecerles por contribuir con su comportamiento a que se mantenga un ambiente agradable en reuniones de la iglesia o la familia.
Un trabajo en equipo
Nº 10.- Aunque normalmente las madres Santos de los Últimos Días permanecen más tiempo con los niños en las actividades dominicales, el enseñar a los hijos a ser reverentes es una labor que empieza en casa, donde ambos padres juegan un papel fundamental.
Los padres deben ser reverentes en el hogar respetándose y amándose mutuamente. El padre debe dar un ejemplo continuo en el trato con su esposa y con sus hijos, así como en las noches de hogar y reuniones familiares.
Ambos pueden compartirse la labor de atenderlos mientras son chicos cada domingo, dependiendo del nivel de responsabilidad de cada uno en sus llamamientos. La tierna disciplina de un padre dedicado y amoroso es de gran apoyo cuando alguno de los pequeños ha decidido comportarse de forma inaceptable.
La creatividad y espiritualidad de una madre deseosa de enseñar a sus hijos puede hacer maravillas por un niño dinámico e inquieto, reconociendo los momentos cuando está preparado para aprender y progresar en su camino hacia la reverencia.
¿Tienes más ideas para enseñar a los hijos a ser reverentes? ¡Compártelas con nosotros!
Luisa Isabel Panagua