Un trend viral… con un giro eterno
Si has abierto tus redes en los últimos días, seguro te encontraste con el épico momento de “la novia viral” diciendo con voz temblorosa y muchas emociones: “Perdónenme todos, pero NO ACECTO”.
Instantáneamente, miles de usuarios adaptaron la frase para ilustrar esos momentos en los que uno simplemente dice: no gracias, y sale corriendo. El internet hizo lo suyo y convirtió el clip en un trend imparable.
Pero en Más Fe quisimos llevar este momento viral a un nivel más profundo, con un giro lleno de propósito, esperanza… y eternidad.
¿Qué pasaría si la novia viral se encontrara con los misioneros?
Pues eso imaginamos. Y no solo eso: la llevamos hasta un templo de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Allí, la novia del “no acecto” vivió algo completamente inesperado…
Frente a uno de los lugares más sagrados de la tierra, algo en su corazón cambió. Y esta vez, su respuesta fue diferente:
“¿Por toda la eternidad? ¡Perdónenme a todos, pero aquí SÍ acecto!”
¿Qué fue lo que la hizo cambiar de opinión?
Lo que descubrió en el templo fue más que una tradición religiosa. Fue un plan divino lleno de amor, unión y promesas eternas.
Los misioneros explicaron:
“Creemos que Dios desea que el matrimonio entre un hombre y una mujer sea por esta vida y por toda la eternidad, para que ambos permanezcan unidos para siempre”.
“A esto lo llamamos sellamiento, y solo puede realizarse en el templo. No es solo un contrato legal, es una promesa sagrada ante Dios, con el poder y la autoridad del sacerdocio. Una promesa que une esposos… e hijos… para siempre”.
Una boda para siempre suena increíble, ¿no?
En la sala de sellamientos, bajo la autoridad del Sacerdocio (el poder de Dios a los hombres), los novios se arrodillan frente a un altar, prometen amarse y respetarse por el resto de sus vidas… y por toda la eternidad.
Y sí, lo más hermoso es que sus hijos también forman parte de esa familia eterna.
Pero antes de llegar a ese momento tan sagrado, hay una preparación: espiritual, emocional y sincera.
La novia de Bagua lo dijo mejor:
“¡Wow! Quisiera que Clever pudiera saber todo esto…”
Y tú, como ella, también puedes saberlo. Los misioneros están para ayudarte a descubrirlo paso a paso. No importa cuál haya sido tu pasado ni cuántas veces hayas dicho «no acecto».
Hoy puedes decir: “Sí, acecto… conocer el plan de Dios para mí”.
¿Y si tú también dieras ese paso?
Camina, pregunta, aprende. El evangelio de Jesucristo también es para ti.
Y quién sabe… tal vez tú también termines diciendo:
“Sí, acecto… por toda la eternidad”.