Mi esposo es 12 años mayor que yo, y la mayoría de nuestros amigos son mayores que nosotros. En los últimos años, hemos visto a nuestros amigos enfermase y a sus cónyuges esforzarse por cuidar de ellos y no es fácil. De hecho, en algunos casos probablemente sea el momento más difícil de todo su matrimonio. Los ayudamos cuando podemos, pero nunca es lo suficiente para la responsabilidad que recae sobre el cónyuge.
Probamos un poco de lo que se trataba hace casi un par de años, cuando me caí por un tramo de escaleras en el trabajo y me rompí los dos tobillos.Mientras me recuperaba, tuve pancreatitis y me habían extirpado la vesícula biliar. Hemos aprendido mucho acerca de nosotros mismos durante esos meses. La próxima vez vamos a estar mejor preparados.
Algunos de nuestros amigos han hecho frente a esto mejor que otros. Algunos han crecido juntos durante los tiempos de enfermedad e incluso en el proceso de morir. Otros han discutido, y se han resentido. El esfuerzo que se pone en un matrimonio en tiempos de enfermedad es casi inimaginable. Contraemos matrimonio con la promesa de permanecer al lado de nuestra pareja “en la enfermedad y en la salud”, pero ninguno de nosotros realmente tiene idea de lo que eso significa. A veces, permanecer junto a alguien significa traer ayuda, o incluso sacarlos del hogar y llevarlos a un lugar donde puedan recibir un mejor cuidado del que podemos darles. La culpa y el dolor acompañan a ese proceso.
He aprendido al observar a nuestros amigos que la actitud tiene mucho que ver con cómo uno se las arregla como cuidador, así como con la forma en que un paciente enfrenta una enfermedad.Hay una decisión que tomar, y es la misma tanto para el cuidador como para el paciente: a) ¿Lloraré y diré “Por qué a mí”?o b) ¿Buscaré lo positivo en cada nuevo día? Lo positivo puede ser ilusorio en algunos días, pero si lo buscamos, estará allí en alguna parte.
Es importante que el cuidador tenga tiempo personal para volverse a organizar. Si el cuidador no se ocupa de sí mismo, existe un gran riesgo de que se enferme. Según Kaiser Health News (en colaboración con The Washington Post), los cuidadores están en riesgo de estrés emocional y depresión, que a su vez les da un factor de riesgo mayor a enfermedades del corazón, diabetes, cáncer e incluso artritis. Cuando el cuerpo está bajo estrés emocional, el sistema inmunológico se debilita. (Kaiser Health News, Span, Paula, Spouses Face Hurdles When Caring for Themselves, Ill Loved Ones,)
“Los cuidadores que prestan apoyo a su cónyuge y que están con estrés tienen más del doble de probabilidades de morir dentro de los cuatro años a diferencia de los cónyuges que no están sirviendo como cuidadores. Los investigadores dicen que los resultados indican que ambos cónyuges necesitan tratamiento y apoyo al mismo tiempo. El estudio fue publicado en la edición de diciembre de la revista de la Asociación Médica de Estados Unidos”.(Web MD, Schwanke, Jane,Caring for Elderly Spouse Raises Risk of Death)
Tenga en cuenta que el estrés es el factor clave aquí. Los cuidadores deben aprender a ajustar sus estilos de vida, de tal manera que cambien esa tensión alrededor. Encontrar tiempo tranquilo, confiar en otros miembros de la familia o amigos, traer ayuda médica, algunas o todas estas cosas pueden ser necesarias para sobrevivir a la experiencia. Además, el cuidador y el paciente tienen que comunicarse y tomar las decisiones juntos siempre que sea posible. Obviamente, si la demencia es el problema, posiblemente eso no pueda darse. Hay una gran cantidad de frustración que se puede resolver sólo hablando de las cosas. Cuando alguien está enfermo, tendemos a olvidar que siguen siendo la misma persona que siempre fue, sólo que un poco más frágil. Los pacientes necesitan sentir que tienen la palabra en su cuidado y los cuidadores tienen que desfogar la frustración. No deje de comunicarse con su cónyuge sólo porque uno de ustedes está enfermo.
Lo más importante, debemos recordar la importancia de servir a los demás. Mosíah 2:17 en El Libro de Mormón enseña:
“Y he aquí, os digo estas cosas para que aprendáis sabiduría; para que sepáis que cuando os halláis al servicio de vuestros semejantes, sólo estáis al servicio de vuestro Dios”.
Servir a su cónyuge puede llegar a ser el servicio más grande de su vida. Sin embargo, cuando lo haga, recuerde que a veces el servicio significa tomar decisiones difíciles y permitir que otros le ayuden. A veces, el mejor servicio que podemos dar a un cónyuge enfermo es reconocer que no podemos hacerlo solos.
Acerca de Tudie Rose
Tudie Rose es madre de cuatro hijos y abuela de diez, vive en Sacramento, California. La puede encontrar en Twitter como @TudieRose. Ella escribe blogs como Tudie Rose en http://potrackrose.wordpress.com. Ha escrito artículos para Familius. Encontrará un ensayo de Tudie Rose en Lecciones de mis padres, Michele Robbins, Familius 2013, en http://www.familius.com/lessons-from-my-parents #. UYPhA6K.