Nota del editor: Hoy se estrena el live-action de Lilo & Stitch, y con él, vuelve una de las frases más conmovedoras del cine:
“Ohana significa familia. Familia significa que nadie se queda atrás… ni se olvida.”
Y aunque esta frase nace en una historia ficticia, el principio que enseña es profundamente real, eterno y divinamente inspirado.
¿Qué es «ohana» en el Evangelio?
En el idioma hawaiano, ohana significa mucho más que familia por lazos de sangre. Es pertenencia, compromiso y lealtad. Y en el Evangelio de Jesucristo, eso es precisamente lo que significa ser parte de una familia eterna.

El presidente Russell M. Nelson enseñó:
“La familia es el centro de la vida y la clave del plan del Creador para el destino eterno de Sus hijos”.
Nadie se queda atrás
Una de las enseñanzas más esperanzadoras del Evangelio y que esta enseñanza se refuerza en los templos de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es que Dios no se olvida de ninguno de Sus hijos. En las familias del convenio, nos ayudamos a regresar a casa, a Su presencia, juntos.

El presidente Henry B. Eyring lo expresó con ternura:
“Dios desea que Sus hijos regresen a casa, y desea que lo hagan en familia. Es por eso que ha provisto el templo y el sellamiento eterno”.
Ni se olvida
Como Lilo con Stitch, todos hemos sentido alguna vez que no encajamos. Pero el Evangelio nos enseña que en la familia del Padre Celestial, todos tienen un lugar.
El élder D. Todd Christofferson enseñó:
“La familia que vivamos ahora no es perfecta, pero mediante el Evangelio de Jesucristo puede llegar a serlo”.
Porque “ohana” también es eterno
En Lilo & Stitch, esta pequeña palabra cambió una vida. En el Evangelio, el poder de la familia también lo hace —no solo por ahora, sino por la eternidad.
Así como Stitch fue adoptado, cada uno de nosotros es acogido con amor en el plan del Padre Celestial, sellado por convenios y unido por la fe.