Pregunta: Me preocupa que vaya a serle infiel a mi esposa. No quiero hacer eso, pero no puedo dejar de mirar a otras mujeres. En el gimnasio, en el trabajo incluso en la Iglesia, encuentro atractivas a otras personas y lucho contra pensamientos sexuales. Quiero serle fiel a mi esposa y sé que es un pecado mirar a una persona para codiciarla. ¿Cómo puedo detener esto?
Respuesta: Primero, gracias por comunicarte. Si te hace sentir mejor, la mayoría de personas que se esfuerzan por vivir el evangelio han luchado contra este mismo problema. Recuerda lo que Pablo enseñó: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana.” Luego, continúa con una promesa poderosa: “Pero, fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podáis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.” (1 Corintios 10:13).
Ahora, necesitamos identificar exactamente aquí lo que es una tentación, lo que es un pecado y lo que está bien. Existe mucha confusión en este tema. ¿Es un pecado sentirse atraído hacia una persona que no es tu cónyuge? ¿A qué se refiere el Salvador cuando dice “cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón” (Mateo 5:28)?
¿Qué significa realmente codiciar a alguien?
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En secundaria, el padre de mi mejor amigo era nuestro obispo. Nuestro grupo de hombres jóvenes se acercó a él, muy preocupado de haber cometido algún pecado porque pasamos todos los días “mirando” chicas, como adolescentes hormonales. ¿Qué significaba “mirar a una mujer para codiciarla?” ¿Estaba mal encontrarlas atractivas físicamente ?
Nunca olvidaré su respuesta. “Fuimos creados para sentirnos atraídos unos a otros. No existe pecado en la atracción. Solo existe pecado en codiciar.” Entonces, ¿cuál es la diferencia?, preguntamos. “Si admiras la belleza de una persona como creación de Dios. Entonces, puedes reconocer la apariencia física como atractiva. Pero, también estás viendo a toda la persona – su corazón, mente y talentos, no solo un objeto para satisfacer tus pasiones. Si tienes fantasías sexuales, si te autoestimulas mientras piensas en esas personas, si te fijas en partes del cuerpo en lugar de considerar respetuosamente a toda la persona. Entonces, pasas de la apropiada atracción a la codicia.”
Los sentimientos sólo son sentimientos. Lo que hacemos con ellos es lo que importa.
Cuando estaba en el Centro de Capacitación Misional, un obispo dio el siguiente discurso:
Ahora misioneros, hay algunas cosas que quizá necesiten confesarme. Déjenme contarles lo que ustedes no. Tuve un misionero que una vez se acercó a mí llorando y diciendo que se sentía indigno de representar a Jesucristo. Me preparé para la confesión de algún pecado grave. Me contó que encontraba atractivas a algunas hermanas y tenía pensamientos sexuales. Sentía que había deshonrado su llamamiento y a sí mismo. “¿Está dejando que esos pensamiento progresen, o está alejándolos de usted?” pregunté. Respondió que los estaba reemplazando por pensamientos virtuosos. “Bueno, felicidades, misionero, ¡Es un hombre de 19 años!” Esos pensamientos son naturales, pero se nos llama a vencer al hombre natural. No se peca al ser tentado. Quizá sea tentado en toda su misión. Incluso, toda su vida, pero eso no es lo mismo que pecar.
Tratar de ser como Jesús significa luchar contra la tentación
No existe pecado en la tentación. Pablo enseñó “Jesús el Hijo de Dios… fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (Hebreos 4: 14 -15). Piensa en eso, Jesús fue tentado “en todo.” Nada podría haber sido una tentación a menos que hubiera existido una parte de Él que deseara hacerlo o se sintiera atraída a eso. Sin embargo, Él venció y nunca pecó. Si bien todos nosotros caemos y necesitamos un Salvador, aprender a vencer el impulso de la tentación es parte del discipulado.
¿Qué significa para nosotros? No somos inicuos solo porque una parte de nosotros se siente atraída hacia la iniquidad. Un personaje ficticio dijo una gran verdad: “Todos tenemos luz y oscuridad en nuestro interior. Lo que importa es la parte que escogemos para actuar. Eso es lo que somos en verdad” (J.K. Rowling, Harry Potter y la Órden del Fénix). Ese es un principio verdadero del evangelio.
Hablar de la rectitud vs. el pecado, Lehi enseñó que el “el hombre no podía actuar por sí a menos que lo atrajera lo uno o lo otro” (2 Nefi 2:16). Sentirse tentado por la atracción sexual es parte de la experiencia terrenal. Sin embargo, nuestras pasiones y deseos deben mantenerse dentro de los límites del Señor. “Porque el hombre natural es enemigo de Dios, y lo ha sido desde la caída de Adán, y lo será para siempre jamás, a menos que se someta al influjo del Santo Espíritu, y se despoje del hombre natural, y se haga santo por la expiación de Cristo el Señor, y se vuelva como un niño: sumiso, manso, humilde, paciente [y] lleno de amor” (Mosíah 3: 19).
¿Cómo me detengo?
Primero, no te estreses con cosas que no son pecaminosas o incluso, tentaciones para pecar. Encontrarás atractivas a personas que no sean tu cónyuge. Casi todos lo hacen. Reconocerlo en ti mismo. Luego, seguir adelante con tu vida, evitará que le des más poder de lo que merece. Lo que es semejante a decirte a ti mismo, “¡Vaya!, esa es una mujer hermosa. Sí. Y, sigo adelante porque mi corazón y mi compromiso se encuentran con mi esposa. Mi esposa es muy maravillosa. Me pregunto cuántas cosas que amo de ella podría mencionar ahora mismo.”
Encontrar a otras mujeres atractivas no significa que vas a tener una aventura. Significa que eres un ser humano y fuimos creados para sentirnos atraídos unos a otros. Eso no es lo mismo que mirar a otras mujeres con codicia, coquetear con ellas, tener fantasías con ellas, o, de otro modo, cruzar un límite del que no puedas regresar. ¿Estás mirando partes del cuerpo? ¿Ves como a un objeto a toda una persona? ¿Interactuar con personas que no son tu cónyuge no estaría bien? ¿Conservas relaciones secretas? Es el momento de cambiar de dirección. Es el momento de arrepentirte. Es el momento de volverte a centrar en tu matrimonio.
“Procura también refrenar todas tus pasiones para que estés lleno de amor” (Alma 38: 12). Una brida se usa para detener y dirigir a los animales, como los caballos. Detén los comportamientos lujuriosos. Dirige tu energía sexual hacia tu cónyuge, pero hazlo de una manera que tolere sus deseos, su tiempo y su necesidad de respeto. Nunca dejes que tus pasiones se desenfrenen, sino, en cambio, detenlas, dirígelas hacia los pensamientos y los comportamientos que te permitan llenarte de amor.
“Y el que mirare a una mujer para codiciarla negará la fe, y no tendrá el Espíritu; y si no se arrepiente, será expulsado.” Eso es lo que Cristo dio como mandamiento en Doctrina y Convenios 43: 23. Pero, ¿Cómo? ¿Cómo nos arrepentimos? ¿Cómo conseguimos poder para dejar de mirar con codicia? El Maestro mismo lo respondió en el versículo anterior: “Amarás a tu esposa con todo tu corazón, y te allegarás a ella y a ninguna otra.”
Un consejo de una autoridad general para vencer los pensamientos impuros
El Élder H. Burke Peterson tuvo un consejo maravilloso para todos aquellos que luchaban contra los pensamientos impuros:
Ahora, si tienen este problema, déjenme darles esperanza y un plan de ataque. Recurran a sus padres o a su obispo por ayuda. Recurran al Señor. Dejar esa actividad y purificar el espíritu de estas impurezas no será sencillo. No será rápido, pero puede ser seguro.
El secreto para purificar nuestro espíritu de cualquier impureza no es muy complicado. Comienza con una oración sincera cada mañana y termina con una oración cada noche. Este es el paso más importante que conozco en el proceso de purificación. Sencillamente, podría ser una oración para recibir fortaleza para cambiar nuestros malos hábitos, o una oración para que el pecado les parezca desagradable.
Mientras tanto, recuerden que no todas las oraciones son respondidas el mismo día o incluso, el siguiente día. A veces, toma un tiempo largo. Si lo intentaron y se dieron por vencidos, les suplico que lo intenten nuevamente, una y otra vez. Nuestro Padre Celestial no abandonará sus esfuerzos si persisten.
El segundo paso en este plan de ataque es conseguir una medida adicional de fortaleza espiritual a través del estudio diario de las escrituras. Su estudio no tiene que ser largo, pero debe ser diario. Si fuera ustedes, leería las escrituras esta noche y nunca dejaría pasar un día sin leerlas, incluso si solo fuera por algunos minutos. Las escrituras los ayudarán a vencer la oscuridad con luz.
El tercer paso que les aconsejaría es: cuando sea necesario, reciban la bendición que proviene del proceso de confesión. Demasiados albergan el sentimiento interno de culpa, que resulta de errores de los que no se arrepintieron. Parte del proceso de arrepentimiento es la confesión. Si de casualidad son uno de aquellos que tienen esta necesidad, les suplico que visiten a su obispo antes de que amanezca.
Testifico que el Salvador está a la cabeza de esta obra. — (Leave it Alone, Ensign, enero 1995)
Artículo originalmente escrito por Jonathan Decker y pubicado en ldsliving.com con el título “Ask a Latter-day Saint Therapist: I’m Married but Attracted to People Other Than My Spouse. Is That Wrong?”