Elevándose por encima de los bosques que rodean la capital de los Estados Unidos, el Templo de Washington D.C. se destaca no solo por su impresionante construcción sino también por su historia única. A 88 m de altura, el Templo de Washington D.C. es el más alto de los templos de la Iglesia, el primero en ser construido al noreste de los Estados Unidos, el único templo fuera de Utah que tiene seis salones para ordenanzas y el único de los pocos templos que tiene una estatua del ángel Moroni sosteniendo las planchas de oro.
También puedes leer: 8 templos mormones que debes visitar antes de morir
Sin embargo, lo que más resalta del Templo de Washington D.C. son los milagros que vinieron con su construcción y dedicación.
Un perro milagroso
En 1974, Geneva Pincock escuchó de muchos de estos milagros de primera fuente.
Como miembro de la presidencia de la primaria de la estaca de Washington D.C. , Pincock y su compañera miembro de la presidencia tuvieron la complicada tarea de encontrar una manera de preparar a los niños de la primaria en su área para la pronta dedicación del Templo de Washington D.C. En ese tiempo, los niños menores de 12 años no podían asistir a las dedicaciones del templo. No obstante, Pincock junto con su presidencia deseaba involucrar a esos niños en el acontecimiento histórico que estaba por suceder y enseñarles sobre el significado de los convenios eternos.
Después de explorar los recursos de la Iglesia, Pincock sintió que las verdades eternas del templo serían mejores para enseñar a los niños sobre la historia. Entonces, Pincock junto con su compañera miembro de la presidencia Janet Larson, empezó a hablar con aquellos envueltos en la construcción del Templo de Washington D.C.
En ese momento, se toparon con la familia Howell y un perro misterioso, Zacarías. John Howell era el capataz de un asistente de construcción en el Templo de Washington D.C. que junto a su familia vivió en el terreno del templo durante su construcción.
“Nos presentaron al perro más importante que estuvo en el terreno. Nos explicaron cómo esta mascota había aparecido misteriosamente en la entrada del Templo de Washington D.C. una tarde. No quiso irse del terreno del templo y actuó como si le perteneciera. Parecía decidido a proteger el templo.” Expresó Picnock.
A pesar de llamar al control animal para sacarlo, Zacarías apareció en el Templo de Washington D.C. al siguiente día. Entonces, los Howell comenzaron a alimentarlo junto a su propia mascota.
Salvar al templo de un incencio
“Todos estaban asombrados de que Zac supiera cómo proteger instintivamente el Templo de Washington D.C. sin ningún entrenamiento. Probó ser un invaluable recurso para el equipo de seguridad del templo,” comentó Pincock. Aunque los Howell buscaron al dueño de Zacarías, nadie lo reclamó. Poco después del encuentro con Zacarías, Pincock aprendió de la Academia de Policías del Condado de Montgomery que los caninos son entrenados para responder a un entrenador y un nombre. “Y, sin embargo, Zac respondía a los trabajadores de construcción y un nuevo nombre,” dijo Pincock.
Pincock continuó “Zac fue especialmente de gran ayuda para proteger el Templo de Washington D.C. en la noche cuando las personas podían robar las herramientas [de construcción] Zac persiguió a muchos ladrones al otro lado de las cercas del Templo.”
De hecho, una noche mientras vigilaba el terreno del Templo de Washington D.C., Zacarías alertó al guardia de seguridad del peligro, guiando al hombre al primer piso del anexo donde un incendio había empezado debido a un accidente con el equipo de construcción. Ya que, descubrieron el incendio tan rápido, se produjo el mínimo daño.
“Cuando conocí a Zac y escuché sobre su historia, supe que había encontrado la historia que buscaba.” Afirmó Pincock.
Ayudar a los niños a conocer el templo
Con la ayuda de las personas de la estaca, Pincock hizo un video desde la perspectiva de Serena, una de las hijas de los Howell, mientras que hablaba sobre Zacarías y la importancia del templo.
La semana de la dedicación del Templo de Washington D.C. en setiembre de 1974, lo niños de la estaca de Washington D.C. vieron como la historia de Zacarías les enseñó sobre las familias eternas, convenios y los milagros de Dios en nuestras vidas. El video tuvo tanto impacto que pronto la primaria de otras estacas del noreste de los Estados Unidos pidió mostrarlo a sus grupos de la primaria y aún, la influencia de la historia se expande.
“El programa también fue conocido por miles de niños que habían ido a sellarse con sus padres en el salón de espera del Templo de Washington D.C.” dijo Pincock. Después de revisar el registro de los niños en la sala de espera para el templo, Pincock estima que alrededor de 20 000 niños en los primeros seis años después de la dedicación del Templo de Washington D.C. vieron el programa mientras esperaban para sellarse con sus familias por la eternidad.
Cuando Pincock recibió por primera vez el llamamiento como miembro de la presidencia de estaca de la primaria, recordó haber sentido la clara impresión de que tendría una función importante con los niños y la dedicación del Templo de Washington D.C. Cada vez que surgían obstáculos o frustraciones, Pincock dice que recuerda la impresión que recibió “dame el coraje y fortaleza para continuar con mis esfuerzos… fue una experiencia tan gratificante para mí ser parte de todo este proyecto y darme cuenta que bendijo a miles de niños. Hubo momentos en los que sentí un poder más grande que el mío o el de [otros] juntos. Cuando lo veo ahora me maravilla y me digo a mí misma: “¿Cómo hicimos esto alguna vez?’ El Señor lo hizo. Solo éramos instrumentos en sus manos”.
Artículo originalmente escrito por Danielle B. Wagner y publicado en ldsliving.com con el título “The Story Behind the Dog That Saved the Washington D.C. Temple.”