Algunas personas creen en el destino, otras creen que todo es un asunto de suerte, yo creo en la preordenación. Pienso que nosotros fuimos llamados para hacer una obra específica en nuestra vida, nuestras misiones personales para continuar con la obra de Dios. (Ciertamente, esta preordenación aún depende de nuestro albedrío o de las elecciones que hagamos. Si dejamos de calificar, debido a nuestras elecciones, para las misiones a las que hemos sido llamados a servir, entonces se elegirá a otra persona para hacerlo en nuestro lugar. La obra de Dios no será frustrada. Aunque, no puedo dejar de pensar en que nadie podría cumplir su misión como usted o haría)
Teniendo esto presente, no puedo dejar de preguntarme, siempre que pienso en las amplias épocas del mundo (y en todas las personas que han nacido en esas épocas), por qué fui elegida para vivir en esta época. (El tiempo es muy importante en el cumplimiento de nuestras misiones) Como dije, no creo que sea una simple coincidencia fortuita la que nos ubica en el tiempo y lugar exactos en los que hemos nacido. Sé que existe un propósito.
Hace poco tiempo, el entonces actual Profeta de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, Presidente Ezra Taft Benson dijo lo siguiente cuando enseñaba:
“Dios os ha reservado… para que vengáis a la tierra en los últimos días antes de la segunda venida del Señor. Algunas personas apostatarán; pero el reino de Dios se mantendrá intacto para recibir a quien está a su cabeza, Jesucristo. A pesar de que nuestra generación será comparable en iniquidad con la época de Noé, cuando el Señor limpió la tierra por medio del diluvio, esta vez en cambio existe una gran diferencia. Dios ha retenido para las últimas etapas de la historia del mundo a algunos de Sus hijos más firmes y más fieles, los que prestarán su ayuda para sacar adelante de un modo triunfal el Reino de Dios…Reconoced este hecho: sois una generación notable. Nunca se ha esperado tanto de los fieles en un período tan breve de tiempo como de nosotros”. “Teachings of Ezra Taft Benson”, Enseñanzas de Ezra Taft Benson (1988), pág 104 -5
Se nos ha dicho que Dios nos ha reservado para esta etapa. Se nos ha dicho que se espera bastante de nosotros. En los últimos años, Elder Russel M. Nelson del Quórum de los Doce Apóstoles, dijo:
“Usted es uno de los espíritus más grandes y nobles de Dios, reservado para venir a la tierra en esta etapa (Ver Doctrina y Convenios 86:8-11). En su vida premortal fue designado a ayudar a preparar al mundo para la gran reunión de las almas que precederá la segunda venida del Señor. Es una de las personas del convenio. Es un heredero de la promesa de que toda la tierra será bendecida a causa de la semilla de Abraham y que el convenio de Dios con Abraham se cumplirá mediante su posteridad en estos últimos días (Véase 1Nefi 15:18; 3 Nefi 20:25)”. Noviembre 1990, “Choices”, “Elecciones”, Elder Russell M. Nelson
Aquí aprendemos que fuimos designados en nuestra vida premortal para preparar el camino del Señor. Pero, ¿cómo puede alguien cumplir sus misiones si no tiene conocimiento de cuáles son? El Señor entiende este dilema. Por este motivo, ha preparado muchos caminos para que nosotros descubramos nuestras misiones. Tenemos:
2) Bendiciones del Sacerdocio.
3) Revelación Personal del Espíritu.
4) Enseñanzas de las Escrituras.
El buscar y cumplir su misión es un proceso que toma toda la vida. Este proceso requiere fe, paciencia y el deseo desometerse a la voluntad del Señor. Como un consejo, nunca espere que el Señor presente cada detalle ante usted. Esa no es Su manera. Se nos ha dicho en las escrituras que El nos guiará línea tras línea y precepto tras precepto.
Esto no es algo que se deba posponer hasta que seamos adultos, y no tengamos nada más que hacer. A menudo, nuestras misiones se extienden durante el curso de nuestras vidas. Lo que significa que debemos buscar a Dios rápidamente y cumplir con frecuencia todo lo que Él nos ha llamado a hacer. Cuando lo hagamos, aunque la vida posiblemente se torne diferente a lo planeado, será más satisfactoria, gozosa y al final tendremos pocas, si las hay, lamentaciones (ninguna de las cuales provendrá de hacer la voluntad de Dios).
Por Julia Goff el 06 de febrero de 2008.