El pasado fin de semana, el presidente Jeffrey R. Holland compartió un momento profundamente personal y significativo en Pine Valley, Utah, un pintoresco pueblo montañoso a unos 35 kilómetros al norte de St. George.
Allí, junto a dos de sus hijos y sus cónyuges, dedicó una casa pionera cuidadosamente preservada y restaurada.
Esta modesta pero hermosa casa fue construida por su tatarabuelo, Robert Gardner Jr., un hombre cuya historia está llena de sacrificio y servicio.
Gardner, quien disfrutaba de una vida cómoda con una próspera molienda en el valle de Salt Lake y una granja idílica en la nueva ciudad de St. George, recibió un llamamiento que cambiaría su vida: dejarlo todo para trasladarse a Pine Valley y cosechar madera de pino para construir el órgano del Tabernáculo de Salt Lake.
Según la tradición familiar, al escuchar este llamamiento, Robert se quitó el sombrero, reflexionó un momento y decidió que, al ser un trabajo para el Señor, aceptaría la asignación y emprendería el viaje hacia el sur, sin importar las dificultades.
Su dedicación fue extraordinaria. No solo cumplió con esta misión, sino que sirvió como obispo en Pine Valley durante 40 años, atendiendo a tres congregaciones más en zonas alejadas.
Además, fue alcalde de St. George y desempeñó un papel clave en la construcción del Templo de St. George. Su esposa, Leanora Cannon Gardner, también compartió ese espíritu de sacrificio y dedicación.
El presidente Holland expresó que la determinación y los sacrificios de Robert y Leanora siguen siendo una inspiración para él y su familia.
“Esperamos, en nuestro tiempo, estar tan dispuestos a ‘ir y hacer’ como lo estuvieron estos queridos antepasados”, afirmó.
Esta experiencia es un poderoso recordatorio de cómo las historias de fe y sacrificio de nuestros antepasados pueden fortalecer nuestra propia voluntad de servir al Señor y a los demás, incluso cuando las tareas parezcan desafiantes.
Fuente: Jeffrey R. Holland en Instagram