Hoy en día, la definición de la verdad parece estar bajo ataque. Muchos han rechazado la idea de que no hay verdades absolutas y que la verdad es enteramente individual o sometida a votación popular. Esto ignora, por supuesto, el hecho de que siempre ha habido verdades absolutas y que la popularidad o la ilusión no puede hacerlas desaparecer. No podemos hacer que la ley de la gravedad desaparezca al decidir no creer en ella y tampoco podemos cambiar las leyes de Dios al elegir no aceptarlas tampoco. El presidente Dieter F. Uchtdorf, segundo consejero de la Primera Presidencia de la Iglesia, dijo a una audiencia de adultos jóvenes en enero de 2013: “Lo que pasa es que la verdad existe más allá de la creencia. Es verdad incluso si nadie la cree. … En efecto, sí existe tal cosa como la verdad absoluta––verdad irrefutable, inmutable”.
Las verdades absolutas siempre han ayudado a mantener unido el universo. Evitan que la gente asesine a otras personas, ellas nos recuerdan que debemos ser amables, y dirigen nuestras actitudes hacia nuestros seres queridos. La Biblia describe verdades absolutas básicas, verdades que afectan a nuestro bienestar eterno y no cambian, independientemente de cómo cambie nuestra actitud hacia aquellas cosas.
Para los mormones (un apodo para los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días), las verdades eternas son aquellas enseñadas por Jesucristo. A los mormones se les enseña a escudriñar, aprender y apoyar aquellas verdades eternas. ¿Cómo saben ellos cuáles son?
La educación espiritual es, por supuesto, parte del proceso. Los mormones tienen muchas oportunidades para estudiar las Escrituras y las enseñanzas de los profetas, tanto en casa como en la iglesia. Sin embargo, también se les enseña que nunca deben tomar la palabra de sus maestros y líderes en cuanto a lo que constituye la verdad. Tienen que confiar en Dios, pero esto viene con un derecho e incluso una responsabilidad de obtener un testimonio personal. Ese testimonio se presenta como el resultado de la oración después de un tiempo de estudio y reflexión. Debemos acercarnos a la oración con fe en que Dios nos va a responder y con una disposición a aceptar cualquier respuesta que se nos dé, incluso si contradice lo que creíamos en el pasado o lo que queremos que sea verdad.
“Al aceptar la responsabilidad de buscar la verdad con una mente abierta y un corazón humilde, usted se hará más tolerante con los demás, más abierto a escuchar, más preparado para entender, más inclinado a construir en lugar de derribar y estará más dispuesto a ir a donde Dios quiera que vaya”, dijo el Presidente Uchtdorf.
Joseph F. Smith, un antiguo profeta mormón, dijo:
“Creemos en la verdad, sin importar a qué tema pueda referirse. Ninguna secta o denominación religiosa en el mundo posee un solo principio de verdad que no aceptemos o que rechazaremos. Estamos dispuestos a recibir toda la verdad, cualquiera que sea su origen; pues la verdad se mantendrá, la verdad perdurará”.
Los mormones no creen que posean toda la verdad, mientras que otra iglesia no posea ninguna. Los líderes de la Iglesia a menudo citan la gente de otras religiones cuando expresan una gran verdad de manera más poderosa.
Dallin H. Oaks, un apóstol mormón abordó el tema de la tolerancia en relación con la verdad absoluta. Señaló que las personas con valores luchan más con la tolerancia que las personas sin valores o con valores fluctuantes. Sin embargo, ofreció tres pautas para ayudar a las personas que aceptan la existencia de la verdad absoluta para conocer también los límites y requisitos de la tolerancia.
En primer lugar, tenemos que vivir con el respeto a las diferentes opiniones de los demás, reconociendo que cada persona es un hijo amado de Dios, incluso aquellas personas con las que estamos en desacuerdo.
En segundo lugar, se nos manda a vivir en un mundo con personas que ven el mundo de manera distinta que nosotros. Debemos proteger nuestro derecho a vivir nuestra fe mientras vivimos en este mundo, incluso legalmente cuando sea necesario. Al mismo tiempo, tenemos que respetar los mismos derechos de otras religiones.
En tercer lugar, se nos ordena respetar a los demás y sus creencias, pero se nos manda a no tolerar el mal comportamiento. Muchas personas están de acuerdo con esto cuando se trata de algo obvio, como el asesinato. Están menos dispuestas a aceptar esta idea cuando es su mal comportamiento el que se impugna. El apóstol sugiere que la tolerancia es sólo una cara de una moneda etiquetada de tolerancia y respeto. El otro lado etiquetado es la verdad. Ambos lados deben existir a fin de tener una moneda. No tenemos que denunciar cuando se comete un pecado en privado, pero debemos hacerlo cuando nos impacta, tal como cuando la gente jura a nuestro alrededor o quiere cometer un pecado en nuestras propias casas.
El élder Oaks también abordó, brevemente, cómo decidir qué principios llevar a la plaza pública y legislarlos. Sugirió que debemos ser selectivos en la elección de los temas y esos temas no deben estar directamente relacionados con la práctica o adoración religiosa, tales como la exigencia de acciones específicas de adoración. Sin embargo, pueden relacionarse con la moral pública, la salud, la seguridad y la libertad religiosa.
Élder Oaks dijo que los debates deben evitar el extremismo y estar centrados en el respeto y la urbanidad. Debemos mostrar respeto por los demás y enseñar con el ejemplo. Cuando la gente ve algo que funciona, están más inclinados a aceptarlo.
El élder Oaks sobre la verdad y la tolerancia.
Este post fue escrito por
Terrie Lynn Bittner