“Aquí hay 12 errores que podemos cometer que deterioran nuestra relación con nuestros hijos adolescentes.”
Una noche, mis hijos llegaron a casa con la misma exclamación: “¡Es increíble la cantidad de chicos que odian a sus padres!” Hablamos durante una hora más o menos sobre el por qué.
He entrevistado a varios adolescentes en los últimos meses para tener una mayor claridad. La buena noticia es que la mayoría de los adolescentes son muy indulgentes con los errores de sus padres; reconocen sus propios defectos y perdonan con facilidad a los demás.
Esta es una oportunidad para mejorar en lugar de criticarte a ti mismo. Todas nuestras relaciones requieren trabajo, la comunicación con tus hijos adolescentes es de mucha importancia.
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Los problemas más pequeños pueden causar rupturas y tensión en tu relación con ellos, sin embargo, los problemas más grandes se pueden resolver cuando tienes una buena relación con tus hijos.
Aquí hay 12 errores que podemos cometer que deterioran nuestra relación con nuestros hijos adolescentes.
1. Cuando no los escuchamos
Hace algunos años, escuché este consejo invaluable:
“Una vez que tu hijo alcanza la edad de 13 o 14 años, habrá conocido tu opinión sobre todas las cosas que se encuentran bajo el sol. Tu trabajo de ahora en adelante es guardar silencio y escuchar.”
Recuerdo que haberme sentido un tanto a la defensiva la primera vez que escuché este consejo. ¡Todavía tenía mucho conocimiento para dar! Además, las cosas cambian, ¿cómo ofrecería mi sabiduría sobre problemas futuros? Pero ahí está el está el asunto.
Las cosas cambian. Como adultos, creemos que sabemos todo sobre el mundo de la adolescencia, pero nuestro planeta en rápido movimiento ha girado más allá de nuestro conocimiento de los años 70, 80 y 90. Y esto es lo que he aprendido: cuando te tomas el tiempo para escuchar, escuchar de verdad, tus hijos te pedirán tu opinión.
2. Cuando haces demasiadas críticas
Creo que todos conocemos los males de encontrar errores en los demás, pero en la crianza de los hijos, la crítica (hasta cierto punto) es un mal necesario. La relación de padres a hijos es una de las pocas relaciones en las que se necesita ofrecer corrección.
Nuestro trabajo es enseñarle a nuestros hijos a peinarse, sacar la basura, hacer sus deberes, etc. Las correcciones deben darse con amabilidad y moderación. Nadie quiere recibir un exceso de correcciones, mucho menos un adolescente.
Recuerda esto, en el día tus hijos son criticados por maestros y compañeros, su hogar debe ser un paraíso de aceptación y amor (así como los recordatorios para que hagan sus deberes).
3. Cuando los atacamos con demasiadas preguntas
Quizás este punto contradiga el primero. ¿Cómo puede escuchar un padre sin antes hacer preguntas? Creo que todos sabemos que hay una enorme diferencia entre preguntar y escuchar.
¿Dónde estabas? ¿Con quién estabas? ¿Qué estabas haciendo? ¿Acaso no te desagrada cuando alguien te llena de preguntas sin siquiera escuchar tus respuestas? Claro, haz una o dos preguntas, luego simplemente siéntate y escucha. Haz pausas en la conversación.
Cuando la conversación se detiene, simplemente di: “te estoy escuchando”. Esa pausa, ese momento para ordenar tus pensamientos, brinda seguridad y te conduce a una conversación real.
4. Cuando cuentas historias vergonzosas o te quejas de tus hijos en público
Me es casi imposible estar en cualquier reunión o en alguna red social sin escuchar que alguien habla mal de sus hijos. Actúan como si fuera normal hablar sobre cómo sus hijos han arruinado sus vidas. La mayoría de las veces, ellos están escuchando esta lluvia de insultos.
¿Te imaginas estar parado en la esquina de una habitación escuchando a tus padres hablar de lo terrible que eres?
Las personas actúan de la forma en que las tratamos, y si los padres tratan a sus hijos como si fueran los peores, lo serán o simplemente te sacarán de su vida. Como uno de los jóvenes le dijo a Hans: “La casa de mis padres es sólo un lugar para dormir; ¿por qué querría estar en un lugar donde todo lo que hago está mal?”
5. Cuando estereotipamos su comportamiento
“Los adolescentes son todos locos, egoístas, irresponsables y perezosos”. De alguna manera, es socialmente aceptable menospreciar a los adolescentes. Sí, están en pleno desarrollo de su cerebro, pero la mayoría de los adolescentes que conozco se esfuerzan por tomar las riendas de sus complicadas vidas.
Veo a muchos adolescentes en diferentes actividades, cientos de horas al servicio, practicando algún instrumento, aprendiendo idiomas, haciendo malabares con las clases de la escuela y la preparatoria para la universidad, practicando deportes… todo mientras cumplen con sus deberes en el hogar, sus tareas y cuidan a sus hermanos. Tal vez, de vez en cuando, deberíamos dejar que se olviden de lavar los platos
6. Cuando discutimos sobre las cosas equivocadas
Todos conocemos la historia del niño que no tienen que levantarse de la mesa hasta que haya terminado de comer sus verduras. Los padres deberían preguntarse antes si eso vale la pena. Los adolescentes enfrentan tantos problemas, su elección de vegetales realmente no importa. De hecho, la mayoría de las discusiones no importan.
Si a los jóvenes se les da la libertad de elegir en muchas áreas de su vida, será mucho más probable que escuchen las opiniones de los padres en cuanto a temas más importantes.
7. Cuando esperamos que las cosas se hagan me manera instantánea
Con demasiada frecuencia, los padres esperan que los hijos cumplan con sus solicitudes de una manera que nunca le exigirían a su cónyuge ni a sí mismos. Podemos darle a nuestros hijos el mismo respeto por su tiempo que quisiéramos por el nuestro.
8. Cuando mantienes una sospecha constante
Cuando esperamos lo peor de las personas, generalmente eso obtenemos. Sí, los padres deben ser cautelosos y cuidadosos, todos deberíamos poder reconocer los signos de depresión, abuso de drogas, alcoholismo, promiscuidad, etc, pero si los padres crean un ambiente de reglas rígidas, sospecha y desconfianza, los adolescentes se sentirán atraídos por esos peligrosos comportamientos.
Los padres pueden brindar su ayuda sin destruir sus relaciones con sus hijos. En mi casa, mantenemos nuestras dos computadoras protegidas con contraseña y mis hijos saben que reviso regularmente el historial.
No es que no confíe en mis hijos, es simplemente que sé que la pornografía ahora está altamente disponible y es muy tentadora, especialmente cuando tus hijos se sienten cansados, solos o aburridos. Sentir curiosidad por algo que podría destruir sus vidas.
9. Cuando no te disculpas como deberías
Parece que algunos padres son como niños de 3 años y creen que un sincero y honesto “lo siento” les costará mucho dinero, orgullo o estatus. Cada vez que les gritas a tus hijos o los castigas injustificadamente, colocas un ladrillo en una pared entre ustedes.
El sentir remordimiento y pedir perdón pueden eliminar esos ladrillos, pero si dejas que se acumulen, construirás un gran muro entre tú y tus hijos. Todos los padres se equivocan, pero podemos disculparnos con facilidad y con frecuencia.
Nuestros hijos se benefician de nuestro ejemplo cuando mostramos pesar por nuestros errores y tratamos de mejorar. A su vez, los adolescentes aprenderán a disculparse rápidamente y perdonar con facilidad, ambos son hábitos positivos que les ayudará a tener una vida feliz.
10. Cuando los hacemos sentir menos importantes que tu teléfono, auto, amigos, entre otros
Mis adolescentes odian, odian, ODIAN cuando hablo por teléfono mientras estoy con ellos. Incluso si no están de humor para conversar, no les gusta sentirse ignorados.
No es que los adolescentes necesiten ser tratados como si fueran el centro del universo, tus hijos sólo necesitan saber que son importantes para ti. Y si accidentalmente rayan la pintura de tu auto o rompen algún plato, deben saber que son más importantes para ti que cualquier objeto. Cuando nuestros hijos se sienten valorados, valoran su relación contigo.
11. Cuando comparas a tus hijos entre ellos
Este es otro comportamiento que sabemos que debemos evitar, pero que de alguna manera casi todos los padres, en algún momento, hacemos. El comparar a tus hijos con sus hermanos, los vecinos, un primo o conocido no debería suceder.
Para mí, la mejor manera de evitar este comportamiento es pensar en cómo me sentiría si mi cónyuge me comparara con mi hermana, mis vecinos y amigos.
12. Cuando hacemos comentarios sobre su apariencia
Todos sabemos la apariencia en tu tema sensible para los adolescentes, pero una forma u otra no podemos evitar dar nuestros consejos, críticas y opiniones. A los 11 o 12 años, los niños necesitan recordatorios para bañarse, peinarse y usar desodorante, pero a los 13 años, tanto los niños como las niñas ya conocen el aseo más básico.
Cualquier cosa desde ese punto en adelante debe ser un recordatorio amable, no molesto. Ayuda a establecer un estándar familiar: toda la familia se baña, lava la ropa, se cepilla los dientes, come sus vegetales, hace algún tipo de ejercicio diariamente en lugar de hacerlo personal.
Los padres deben ser una ayuda, proporcionar medicamentos para el acné, alimentos saludables, oportunidades para hacer ejercicio, ayuda para comprar ropa, etc., pero la búsqueda persistente de sus errores sólo perjudicará tu relación con ellos.
Un futuro brillante
Si has leído hasta aquí, eres un padre que ama a tus hijos y se esfuerza mucho para mantener feliz a su familia. Creo que cada uno de nosotros poseemos más sentido común e intuición sobre nuestros hijos que cualquier libro para padres.
Más que cualquier otra cosa, tenemos que recordar que los adolescentes todavía están aprendiendo. Todos seguimos aprendiendo, practicar la paciencia, el perdón y nuestra capacidad para reírnos hará la diferencia.
Existe una vieja pero persistente falacia de que los padres siempre llevan la ventaja, pero crear relaciones felices, amorosas y abiertas con nuestros hijos tiene mucho más poder que cualquier forma de disciplina. Los adolescentes armados con valores sólidos y, apreciado y amados como individuos prosperarán incluso en las situaciones más adversos.
¿La mejor razón para cultivar relaciones felices con tus hijos?
Es porque ellos son muy divertidos, llenan la casa de música y risas, conversaciones interesantes, bromas y actividades espontáneas. Y si tienes suerte, invitarán a más adolescentes a compartir sus historias, comida, sueños y más risas.
No tengo miedo por el futuro. Los adolescentes que conozco son brillantes y valientes, llenos de ideas y bondades inesperadas. Me alegra que conversen conmigo, siempre estoy feliz de escuchar.
Este artículo fue escrito originalmente por Michelle Lehnardt y fue publicado originalmente por latterdaysaintmag.com bajo el título “How to Ruin Your Relationship With Your Teenager”