“Sí, y obedecieron y procuraron cumplir con exactitud toda orden; sí, y les fue hecho según su fe; y me acordé de las palabras que, según me dijeron, sus madres les habían enseñado”. – Alma 57:21
Este es uno de los versículos de las escrituras que me recuerda a mi mamá. Ella fue una de las mujeres más maravillosas que he conocido en este mundo. Deseo algún día ser como ella.
Mi madre batalló con el cáncer por tres años. Recuerdo que estaba próxima cumplir 12 años cuando ella falleció.
Me sentía perdida, la extrañaba tanto, pero, aun así, estaba segura de que ella iba a estar bien junto a Nuestro Padre Celestial.
Cuando llegó mi cumpleaños número 12, mi amigo Joseph vino a mi fiesta, me abrazó y me susurró: “Siento mucho lo que le pasó a tu mamá”.
Eso tuvo un gran significado para mí, él me demostró que las personas me querían y se preocupaban por mí.
Tras enfrentar la pérdida, mi padre siempre hacía un espacio en su agenda para hacer diferentes actividades en familia.
A pesar de estar triste, el servicio fue una fuente de ayuda para otras personas que tenían problemas personales y gracias a mí yo los apoyé para que así puedan sentirse cada vez mejor.
También recuerdo que la oración fue una gran ayuda en tiempos de llantos o tristezas, sabía que el Padre Celestial iba a estar para mí. Gracias a Su medio de comunicación, sabía que mi mamá estaba bien.
Han pasado muchos años después de la muerte de mi mamá. Aún la extraño, sin embargo, sé que este no es el fin porque sé que la volveré a ver otra vez.
Jesucristo murió por cada uno de nosotros y por nuestros pecados. Sé que Él conoce nuestros propios desafíos y gracias a su sacrificio, vamos a resucitar y estar a lado de nuestras familias eternas.
Si deseas leer el artículo completo, haz clic en este enlace