“Los matrimonios y las familias que logran tener éxito se establecen y mantienen sobre los principios de la fe, la oración, el arrepentimiento, el perdón, el respeto, el amor, la compasión, el trabajo y las actividades recreativas edificantes.” – La Familia: Una proclamación para el mundo.
Dios planeó a la familia como la mejor manera para nosotros poder lograr algunas de las metas más importantes de la salvación. En situaciones ideales, en casa los padres enseñan a sus hijos primero lo correcto e incorrecto, y las verdades eternas. Se les enseña amor siendo amados, y responsabilidad y socialización siendo parte de un hogar funcional. Por supuesto, no todos tienen la oportunidad de tener tan perfectas condiciones, y a menudo los conversos no aprenden del plan de Dios para las familias hasta que ellos ya se hayan divorciado o han hecho otras elecciones que ellos no harían ahora. Mientras que un padre se convierte, los hijos podrían haberse descarriado, o una esposa puede estar poco dispuesta a unirse a la Iglesia y participar en el cambio. Sin embargo, el evangelio no requiere que nosotros principiemos por el principio. Podemos empezar donde estemos.
Puede convertir a su familia en una familia Santos de los Últimos Días empezando hoy, sin tener en cuenta su punto de partida. Empiece donde está, con lo que tiene, y dé los pasos para moverse hacia su ideal. Cada pequeña parte de progreso es buena. No compare su progreso con el de otros. Trabaje con nuestro Padre Celestial y, si es necesario, con sus líderes del sacerdocio, para determinar cómo lo está haciendo.
El primer paso es hacer de su familia una prioridad. La televisión, los clubs, los pasatiempos, y los amigos son todas distracciones del núcleo del círculo en que Dios lo colocó. Esto no quiere decir que usted no pueda hacer nada de esas cosas, solamente que ellas nunca deben atravesarse en el camino de la construcción de su familia eterna. La vida sencilla puede brindar más tiempo para pasar juntos como una familia. Los programas de la Iglesia como la noche de hogar, el estudio de las escrituras, y la oración familiar le dan caminos establecidos para pasar tiempo juntos cada día.
Cuando su familia tiene desafíos, use un consejo familiar para resolverlos, aún si usted es el único que asista. Invite a Dios a participar con usted y desarrolle soluciones. Sea paciente. Alma hijo se rebeló contra su familia, y su padre era un profeta. Fueron las oraciones de los padres que eventualmente trajeron a Alma de regreso a la familia y al camino correcto, pero fue un tiempo largo y espantoso antes que esto pasara. Sus padres probablemente por seguro no sabían que él regresaría, pero nunca se dieron por vencidos esperando y orando. La esperanza y la oración son regalos que les podemos dar aún al hijo más rebelde.
Hable de la familia con su familia. No necesita predicar. Pero comparta con ellos lo que su nueva religión le ha enseñado sobre las bendiciones y responsabilidades de la vida familiar y pídales su participación para volver a su familia en una familia Santo de los Últimos Días. El proceso puede ser lento, pero las recompensas son grandes.
Por Terrie Lynn Bittner el 22 de febrero, 2008.