A veces amamos tanto a alguien… que queremos regalarle lo más valioso que tenemos: el Evangelio de Jesucristo.
Pero no siempre es fácil. A veces, después de enseñar con amor, dar un buen ejemplo y orar con fe, nos preguntamos: ¿Sirvió de algo? ¿Estoy haciendo lo suficiente? ¿Lo estaré haciendo bien?

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El presidente Henry B. Eyring entiende perfectamente ese sentimiento. En un nuevo video titulado “El poderoso efecto de la palabra de Dios en la mente”, nos deja una verdad que puede darte paz hoy: “Sus enseñanzas de esa sagrada doctrina serán recordadas por aquellos a quienes aman y enseñan”.
Aunque no lo veas… algo está creciendo
A veces no vemos los frutos de inmediato. Pero la palabra de Dios es más potente que cualquier otra herramienta. El presidente Eyring lo recuerda con palabras de Alma:
“La predicación de la palabra… surtió un efecto más potente en la mente del pueblo que la espada” (Alma 31:5).
Sí, incluso si hoy parece que no pasa nada… tu testimonio está sembrado. Y el Espíritu Santo hará su obra en el momento perfecto.

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El poder de recordar
El presidente Eyring compartió ejemplos hermosos del Libro de Mormón: Enós, Alma hijo, y los hijos de Mosíah. Todos ellos tuvieron momentos oscuros… pero recordaron las enseñanzas de sus padres.
Y ese recuerdo los salvó.
“Las palabras que frecuentemente había oído a mi padre… penetraron mi corazón profundamente”. – Enós 1:3
“Recordé haber oído a mi padre profetizar… y clamé: Oh Jesús, Hijo de Dios, ten misericordia de mí.” – Alma 36
No te rindas: lo que haces sí importa
Tal vez aún no veas los frutos. Tal vez tu familiar, tu amigo, tu hijo aún no responde. Pero el presidente Eyring nos da esperanza:
“En sus momentos de crisis, recordarán las palabras de sus padres… y eso los salvará”.
Tú sigue amando. Sigue enseñando. Sigue orando.
Porque el Evangelio deja huellas en el alma, y un día… serán recordadas.
Fuente: Church News