Por Terrie Lynn Bittner
En la Biblia, leemos de Ruth ofreciéndose a espigar los campos. Luego de que los cosechadores habían terminado, las espigas eran dejadas para los pobres. Éstas eran mucho más difíciles de recoger y requería significativamente más trabajo, pero aquellos que estaban hambrientos estaban dispuestos a hacer esto con el fin de obtener lo que necesitaban.
Podemos aplicar este concepto a nuestro estudio de las escrituras. La mayoría de personas estudia las escrituras casi casualmente y algunas investigaciones del foro Pew han demostrado que las personas no pueden responder siquiera preguntas simples acerca de la Biblia. Dan un vistazo a las escrituras que les enseñan en la clase de la escuela dominical o en una clase del testimonio, pero con frecuencia no se toman el tiempo para leerlas en su contexto. Mucha gente nunca ha leído la Biblia en su totalidad de principio a fin, permitiéndoles comprender el flujo y crecimiento del evangelio de Jesucristo. Aquellos que lo hacen a menudo están enfrentando un desafío de leerla en cierta cantidad de tiempo y por lo tanto no tienen tiempo para pasar de las enseñanzas superficiales. La Biblia es rica en información que sólo puede ser encontrada espigando; reuniendo información lentamente, pieza por pieza, y tomándose el tiempo para meditar sobre ella.
He estado tomando una clase de estudio de las escrituras este año. Destinada a estudiantes de edad universitaria o mayores, estamos pasando todo el año académico en sólo sesenta y tres páginas de escrituras. Pasamos varios meses sólo en la creación, desglosando casi todas las oraciones en esos pocos versículos. Al principio del curso, me preguntaba cómo podríamos pasar tanto tiempo estudiando tan poco; ahora estoy sorprendida de cuánto había en esas secciones que me perdí cuando estaba haciendo la espigada inicial. He leído la Biblia de principio a fin varias veces, pero no había realizado este nivel de cosecha. Recientemente, decidí alcanzar la meta común de leer las escrituras rápidamente y en lugar de eso, estoy poniéndome una meta de leerlas detenidamente, cosechando de ellas todo lo que pueda. Algunos días leo sólo unos versículos, reflexionando sobre lo que he aprendido y lo que estos versículos significan en mi propia vida. A veces paro de leer para hacer alguna investigación. ¿Cuáles son las otras posibilidades de traducción para esta palabra? ¿Qué otras enseñanzas se ofrecen sobre este tema en otras partes de la Biblia? ¿Qué dicen los expertos acerca de estos versículos?
En el Libro de Mormón, un profeta llamado Nefi nos dice que debemos “aplicar” las escrituras. Esto significa preguntarnos a nosotros mismos, “¿Qué tiene que ver esto con mi vida hoy?” ¿Qué quería Dios que aprendiera de este versículo o historia? ¿Cómo puedo aplicar estas enseñanzas en mi propia vida?”
La semejanza puede ser aplicada al estudio de la Biblia también. Aunque la gente de la Biblia vivió hace mucho tiempo, sus vidas y enseñanzas tienen mucho que enseñarnos. Si leemos las historias sólo como historias, nos perdemos el pleno propósito de la Biblia. Cada una tiene algo que enseñarnos acerca de nuestras propias vidas. Noé construyó un arca porque se le ordenó hacerlo. Pero, primero, honró el mandamiento de Dios de predicar el arrepentimiento a la gente y soportó las burlas que llegaron tanto de la predicación como de la construcción del arca. Hoy en día, no necesitamos construir un arca, pero sigue habiendo un mensaje para nosotros en esa historia. Mientras estudio acerca de Noé, reconozco en ello la importancia de escuchar los mensajes de Dios, de la razón por la que Dios envía profetas, de la importancia de hacer lo que Dios nos dice que hagamos aun cuando los demás se burlen de nosotros. Aprendo que necesitamos saber cómo saber lo que viene de Dios, porque si no reconocemos a Sus profetas, sufriremos las consecuencias.
He pasado bastante tiempo últimamente pensando acerca de la Torre de Babel. Es una historia bastante corta en el Antiguo Testamento, y aun así he descubierto que hay mensajes importantes escondidos en la historia. Mayormente es contada como una explicación por la que se hablan tantas lenguas, pero espigar de las escrituras significa ir más allá de la lección obvia. La gente trabajaba junta en total armonía para construir esta torre. Normalmente, la armonía puede ser considerada algo bueno, como lo sería la cooperación y el trabajo hacia un propósito. Sin embargo, el propósito de la torre no estaba guardando los mandamientos de Dios. Era un proyecto muy personal y egoísta, buscando abrirse camino a sí mismos y llegar a los Cielos sin cumplir ninguno de los requisitos. Ellos no querían guardar los mandamientos, no tenían fe en Dios ni lo honraban. Dios destruyó la armonía mediante la eliminación de su lengua común. Incapaces de comunicarse, los trabajadores empezaron a discutir, sucedieron errores, y el proyecto se hundió. La gente se dispersó, incapaz de darse cuenta cómo vivirían juntos cuando no hablaban la misma lengua.
Deseando espigar todo lo que pudiera de esta pequeña parte de la Biblia, leí los pocos versículos varias veces. Luego hice alguna investigación y le di un vistazo a las historias judías acerca de la torre. Investigué lo que mi propia religión enseñaba sobre esto. Soy miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, cuyos miembros son en ocasiones llamados mormones, y el Libro de Mormón tiene más que decir sobre la Torre de Babel. El Libro de Mormón habla de un pequeño grupo de gente que se rehusó a participar en la construcción de esta torre, comprendiendo que no era una actividad apropiada para el evangelio. Cuando las lenguas fueron confundidas, dos hermanos oraron para conservar su lengua y también preservar la lengua de sus amigos. Abandonaron el área y finalmente terminaron en lo que hoy se llaman las Américas.
Luego pasé algún tiempo pensando acerca de ello. Aun cuando continué, seguía pensando acerca de esta historia y escribiendo mis pensamientos acerca de las lecciones por aprender. Aquí hay algunas de mis cosechas personales de esta historia. Sus propias cosechas pueden ser diferentes debido a que estarían basadas en lo que es importante para ustedes. No son doctrina mormona oficial; son mis propias ideas sobre el tema. Leerlas, sin embargo, podría ayudarles a entender el proceso de cosechar incluso de unos pocos versículos. Pueden querer empezar por releer la historia en la Biblia por su cuenta. Se encuentra en Génesis 11 y sólo tiene nueve versículos.
Lo que saco de esta historia es que la Torre de Babel fue, en esencia, un templo pagano. Querían abrirse paso para sí mismos, lo que podría haber sido vanidad o habría podido significar tomar el nombre de Dios; pero no haciéndolo por medio de los procedimientos elegidos de Dios. Estaban construyendo un templo sin autoridad y en el Antiguo Testamento, sabemos que construir un templo requería de la autoridad y la supervisión de un profeta.
De esto, aprendo que todo en el reino de Dios debe ser realizado con la autoridad y el permiso de Dios. No podemos decidirlo nosotros por nuestra cuenta. En toda la Biblia, vemos la importancia de tener líderes, profetas, elegidos por Dios que tengan la autoridad de hablar por Dios. Nadie trabajando en la torre tenía tal autoridad. Simplemente estaban tomándose esa libertad.
Aprendo que aunque la cooperación y la armonía son importantes, estas cosas deben ser utilizadas para los propósitos justos. Llevándolo un paso más adelante, comprendo que todo lo que hacemos en nuestra vida debe ser realizado por los propósitos justos. Hacer el bien es algo estupendo, pero sólo si lo hacemos por las razones justas y sólo si se hace en honor a Dios.
Algunas fuentes históricas creen que los constructores de la torre tenían temor de otra inundación. Esto fue sólo algunas generaciones luego de que se construyera el arca de Noé. Los ladrillos eran una nueva invención, hechos de barro cocido, y eran a prueba de agua. Si llegaba una inundación, podrían escalar la torre y escapar. La lección aquí es que no confiaron en Dios y por eso fueron a elaborar estructuras altas para evitar el castigo por el pecado, pero también escapar de algo que Dios ya había prometido que no haría nuevamente. Si hubieran confiado en Él, no habrían estado atemorizados. Si tan sólo ellos hubieran estado dispuestos a guardar los mandamientos, no habrían necesitado una torre. Hay vínculos aquí a la historia de Jonás intentando esconderse de Dios y terminando como comida para peces. No podemos escondernos o escapar de Dios. SI estamos dispuestos a guardar los mandamientos, no tenemos ninguna necesidad o deseo de escondernos de Dios.
Una forma de hacer sus espigas más útiles es escribir dónde se ubican. Llevar un diario de escrituras, en el que escriban sus pensamientos acerca de lo que están leyendo, es una gran forma de obtener la mayor parte de lo que están leyendo. No sólo los fuerza a ir lentamente, sino que también les permite recordar los pensamientos que tuvieron mientras leían y a referenciarlas cuando lean más sobre los mismos temas. En los años siguientes pueden regresar a aquellas anotaciones y ver si tienen algunas ideas nuevas acerca de las escrituras e historias que leyeron.
Aquí hay un desafío para el nuevo año: Lean las escrituras de tapa a tapa… lentamente, espigando de ellas todo lo que puedan. Si aprenden algunas lecciones de vida de lo que están leyendo, publíquenlas aquí. Nos gustaría saber cuáles son.