El objetivo de esta clase es obtener una comprensión más amplia de la vida después de la muerte y de la misericordia que está a su disposición por medio de la expiación de Jesucristo.
Élder Neal A. Maxwell dijo:
“El Señor ha descrito su plan de redención como el plan de Felicidad… En nuestras conversaciones, a veces nos referimos a ese gran plan de manera demasiado informal; incluso trazamos en la pizarra o en papel un tosco bosquejo como si fuera un plano para agregar cuartos en nuestra casa. No obstante, cuando realmente nos tomamos el tiempo para meditar el Plan, ¡es impresionante e impotente!
En esta clase se analizarán algunos de los consejos que Alma dio a su hijo Coriantón. En sus enseñanzas, Alma se refirió al plan de nuestro Padre Celestial como “el plan de la restauración” (Alma 41:2), “el gran plan de salvación” (Alma 42:5), “el gran plan de felicidad” (Alma 42:8), “el plan de redención” (Alma 42:11) y “el gran plan de misericordia” (Alma 42:31). Al estudiar este plan, Alma hizo hincapié en el hecho de la Caída, la expiación de Jesucristo, y el albedrío individual son elementos fundamentales para este plan.
Alma enseña a Coriantón acerca de la muerte y la resurrección
Al analizar los capítulos 40 al 42 de Alma continúan en consejo que Alma dio a su hijo desobediente, Coriantón. Alma vio que a causa de la mala conducta de Coriantón en parte se debía a la falta de un testimonio y a no comprender bien algunas de las doctrinas básicas del Evangelio. Alma ayudó a Coriantón a comprender lo que nos sucede después de la muerte.
En 1918 el presidente Joseph F. Smith recibió una revelación que nos ayuda a obtener un mayor conocimiento acerca del estado de nuestro espíritu entre el periodo de la muerte y la resurrección (D. y C. 138). En dicha revelación, el presidente Smith aprendió que a los espíritus que vayan a la prisión de los espíritus se les enseñará el Evangelio y que tendrán la oportunidad de arrepentirse antes del juicio final. (D. y C. 138:29-34,57-59)
Alma enseña que después de resucitar, los justos serán restaurados a la felicidad y los inicuos a la miseria.
Alma se refirió a la resurrección como a una restauración porque el espíritu y el cuerpo se vuelven a unir y el cuerpo queda restaurado a su “perfecta forma” (Alma 40:23; 41:2). El élder Bruce R. McConkie declaró: “La resurrección es una restauración, una restauración en la que la persona recibe las mismas adquisiciones y actitudes mentales y espirituales que tuvo en esta vida”.
Después de recibir este consejo de su padre, Coriantón se arrepintió y regresó al servicio misional (Alma 43:1; 49:30). Al seguir los mandamientos y al arrepentirnos de nuestros pecados, podremos participar de la misericordia que está disponible a través de la expiación del Salvador.