José Smith enseñó algo importante:
“Declaré a los hermanos que el Libro de Mormón era el más correcto de todos los libros sobre la tierra, y la piedra clave de nuestra religión; y que un hombre se acercaría más a Dios por seguir sus preceptos que los de cualquier otro libro”. -Historia de la Iglesia, tomo IV, pág. 461
¡El Libro de Mormón es verdaderamente asombroso!
Nos brinda lecciones invaluables sobre el cambio espiritual, el proceso de arrepentimiento, el rol que cumplen los profetas, la revelación, el cuidado a los necesitados, el respeto hacia Dios, el poder del diablo, las consecuencias del odio, la importancia de llevar un registro y el cambio espiritual.
Sorprendentemente, este libro de escrituras no proporciona las doctrinas distintivas por las que los Santos de los Últimos Días son tan conocidos.
No se habla de los tres grados de gloria, no se habla a fondo sobre los detalles del mundo de los espíritus ni de la obra vicaria y tampoco declara que las familias sean eternas.
Entonces, ¿cómo es que el Libro de Mormón es la piedra angular de esta religión si no contiene la mayoría de sus principios tan distintivos?
La respuesta es que el libro testifica de manera deliberada y con poder a un mundo vacilante y preocupado de que hay Alguien que puede salvarnos y ayudarnos.
Los principios en el Libro de Mormón
El Libro de Mormón comienza con las revelaciones de Lehi (1 Nefi 1). En unos cuantos capítulos, Lehi (1 Nefi 8) y Nefi (1 Nefi 11) reciben revelaciones detalladas sobre la vida, el ministerio y el sacrificio del Hijo de Dios.
En 1 Nefi 13:40, un ángel nos enseña que “el Cordero de Dios es el Hijo del Eterno Padre, y es el Salvador del mundo; y que es necesario que todos los hombres vengan a él”.
Antes de morir, Lehi pronunció un hermoso y esclarecedor sermón sobre la Expiación del Redentor (2 Nefi 2).
Casi inmediatamente después de la partida de su padre, el magnífico salmo de Nefi (2 Nefi 4) nos enseña nuestra total dependencia al Señor. ¡Este es uno de los pasajes más importantes de todas las Escrituras!
Más adelante, Jacob testifica del Redentor de una forma poderosa:
“¡Oh cuán grande es la bondad de nuestro Dios, que prepara un medio para que escapemos de las garras de este terrible monstruo; sí, ese monstruo, muerte e infierno… ¡Oh, cuán grande es la santidad de nuestro Dios! Pues él sabe todas las cosas, y no existe nada sin que él lo sepa…venid al Santo de Israel y saciaos de lo que no perece ni se puede corromper, y deléitese vuestra alma en la plenitud”. -2 Nefi 9:10, 20, 51
El Libro de Mormón habla claramente sobre la salvación. No hay otro nombre dado bajo el cielo por el cual un hombre pueda ser salvo, excepto por Jesucristo (2 Nefi 25:20).
Testifica de Cristo
¡El Libro de Mormón está lleno de pasajes que testifican de Jesús! Hay casi 40,000 palabras con magníficos testimonios sobre el Salvador.
El rey Benjamín enseña a su pueblo a convertirse en hijos e hijas de Cristo con las lecciones prácticas que todos necesitamos.
Ammón predica sobre el camino que nos lleva a Su Gloria (Alma 26)
Alma relata su asombrosa historia de conversión en poesía y teología (Alma 36).
El hermano de Jared enseña los pasos a seguir para entrar en la presencia de Jehová (Éter 3).
Y luego, como si estos gloriosos testimonios de Jesús no fueran suficientes, Jesús mismo se aparece al pueblo de la antigua América para enseñar, amar, sanar y bendecir.
El Libro de Mormón nos invita a orar por el amor transformador que proviene de Jesús (Moroni 7:47-8) y a experimentar Sus milagros (Moroni 7:29).
El Libro de Mormón enseña sobre el amor de Dios
El mensaje del Libro de Mormón es claro. Jesús es real, es Salvador y Redentor. Podemos “[confiar] solamente en los méritos de Cristo, que era el autor y perfeccionador de [nuestra] fe” (Moroni 6:4).
Ruego que seamos elevados y renovados en nuestro aprecio por Jesucristo, el Salvador del mundo, mediante el testimonio del Libro de Mormón, que seamos refinados en nuestro discipulado por el ejemplo y las enseñanzas de los profetas inspirados.
El Libro de Mormón cambió mi vida.
Aprendí del proceso del arrepentimiento de Alma (Alma 36 y Mosíah 27) y del hermano de Jared (Éter 3).
Me maravilló la expiación de Jesucristo que se enseña en notables capítulos del Libro de Mormón (2 Nefi 2, 9, Mosíah 3-5, Alma 34, 36, 42, 3 Nefi 27).
Apliqué mi comprensión de la gracia y la bondad de Dios a través del testimonio de Ammón (Alma 26).
Me impresionó la disposición que Dios tienen para ser parte de nuestra vida, como se demuestra a lo largo del Libro de Mormón.
¡Este gran libro nos enseña que Dios quiere ser parte de la vida de Sus hijos! ¡Estoy eternamente agradecido por este regalo de Dios para nosotros que vivimos en los últimos días!
A medida que estudiemos el Libro de Mormón y seamos consolados por los testimonios de Jesús y guiados en nuestro discipulado, nos acercaremos cada vez más a Dios. Esa es la promesa y el poder del Libro de Mormón.
Fuente: masife.org