Bajo esta hermosa mañana, de uno de los meses más cálidos. El día comienza, la faena es la misma, tocar puertas una tras otra y otra y otra… enseñando de Jesucristo…eso es lo que hacen los misioneros mormones cada día, que sirven como misioneros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Mientras caminamos y doblamos una esquina pongo atención a los dos misioneros, con camisa blanca y corbata; en el pecho una plaquita, que se lee Elder De León y Elder Pantoja. En sus espaldas cargan una mochila, deduzco que ahí portan Libros de Mormón, Biblias, himnarios u otros libros.
Elder De León de nacionalidad Guatemalteca, estatura pequeña y cabello peinado hacia un lado, Elder Pantoja de México, trigueñito de cabello recortado.
Pregunto por qué ambos se llaman Elder ¿es acaso una norma llamarse así para ser misioneros? Porque los muchos que he visto como ellos todos se llaman élder, me han dicho que élder significa anciano como lo describe la biblia en tiempos antiguos…
Ambos son jóvenes de 19 años, nos acabamos de conocer hace poco, y no hemos hecho más que caminar y tocar puertas, hablar con alguien y alguien más y más… Les comento que sé de algunos que afirman ser mormones como ellos, y que ahora son famosos, niegan con la cabeza saber de alguno de los que les he mencionado.
El sudor y el calor hacen sus primeras apariciones se puede notar en sus rostros, ser misionero no es tan fácil, afirma élder Pantoja con una sonrisa. Su día comienza a las 6:30 am se levantan, oran, se bañan, desayunan, hacen ejercicio, estudian las escrituras, el Libro de Mormón, Predicad mi Evangelio, esos libros nos ayudan para enseñar. Afirma élder De León…
Hoy trate de ser misionero por un día, para conocer su vida diaria, asignados a la Colonia Las Margaritas, una de las Colonias más enigmáticas de Soyapango, San Salvador, El Salvador. Es mejor predicar el evangelio aquí, vestido como ellos, entre palabras y preguntas me dicen que tienen prohibido, durante su tiempo como misioneros, ir al cine, ver televisión, escuchar música, visitar familiares. Hacer lo que un miembro común hace.
También tienen preguntas. ¿Usted tiene novia, hermano? Respondo que no, no me creen…Ríen…
Nos detenemos ya hemos caminado por varias calles, tocamos la primera puerta, esperamos, pero nadie aparece, vamos a la otra, en la séptima tal vez nos reciben, la décima quizás, en esta siguiente. Tocamos, aparece después de unos segundos, un señor de cabellos blancos. “Hermanos, somos misioneros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, y queremos compartir un mensaje con usted”, se presentan y son invitados a pasar al hogar.
¿Está su esposa?, preguntan, aparece una figura un poco más joven de lo pensado. En la casa no hay mucho, un sillón ya deteriorado por el tiempo, un reloj de pared con la hora detenida como si quisieran en esa casa que el tiempo no siga corriendo en sus vidas. Cantamos un himno: Deja que el espíritu te enseñe. #77 del Himnario.
Leemos Santiago 1:5 “y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría pídala a Dios…”, élder Pantoja explica acerca de la escritura.
“Hermano, nosotros creemos en Dios, creemos que el habla por medio de uno, de mí, de ustedes…”Por eso han venido este día a predicarme”…afirma el hermano José.
“Queremos invitarlos a la capilla el domingo a las 8 am” dicen los misioneros muy animados.
No podemos, ya vamos a una iglesia, pero cuando quieran pueden venir, y ya veremos si vamos otro día, responden los investigadores.
Salimos con rumbo a otro pasaje, sus números ya cuentan casi los 104 000 allegados a esta religión en este país, la de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Entramos a un pasaje, tocamos la primera puerta. “Ya vamos a la iglesia” dice una vos desde adentro.
¡Buenas tardes! Mi nombre es…
Se asoma una señora ya mayor dice que podemos enseñarle de ahí afuera, está bien, Presenta a sus nietas Fernanda y Eimi. Los misioneros sacan de su mochila un folleto llamado el Plan de Salvación y dicen: “alguna vez se ha preguntado ¿dónde estaba antes de nacer?
Preguntamos si podemos volver otro día, ella dice que sí. Quedamos en una cita para el viernes por la tarde a la misma hora, nos despedimos, nos dirigimos unos pasajes más arriba y a la mitad de camino nos detenemos, tocamos la puerta, al fondo se escucha una música, nos abre un joven que nos invita a pasar, preguntamos si su esposa está, dice que no tardará en volver.
Cantamos y oramos, y los misioneros preguntan ¿Ha podido leer el libro que le regalamos? Él busca entre sus cosas un Libro de Mormón que los misioneros días antes le entregaron, “sí pero tengo una pregunta, y mi esposa también quiere saber eso” responden. Los élderes comienzan a enseñarle que también aquí en las Américas muchos años atrás habían profetas como en Jerusalén….con nombres pocos comunes como Nefi, Helaman, Alma, Mormón…
Salimos de la casa, hay que regresar hacia donde comenzamos, muchas calles y cuadras atrás vive la familia Orellana, tenemos una cita con ellos, después de unos minutos de tomar algunos atajos llegamos ¡buenas noches, hermanos! Pasen adelante. Nos reciben con júbilo. Hablamos que tal su día, cantamos, oramos y pregunta élder De León, si leyeron el Libro de Mormón.
“Si hermanos hemos leído un poquito, queremos leer con ustedes este día, dos escrituras la primera esta en Juan 10:16
También tengo otras ovejas que no son… Y3 Nefi 15:21
Y de cierto os digo que vosotros sois aquellos de quienes dije…” Comienza la charla.
Los misioneros revisan su reloj y afirman que tienen que retirarse no sin antes acordar una próxima visita.
Empezamos a caminar, sacan de su bolsillos una libreta blanca, hablan entre sí, sacan un par de monedas tenemos que tomar un bus para poder cortar algunas cuadras para la siguiente cita, mientras viajamos en el bus pregunto cuántos hay como ellos, aquí me explican que son como 350 misioneros de diferentes países, y a cambió casi la misma cantidad nacionales sirviendo en el extranjero. Aquí como en otros países la misma forma se predica tocando puertas, hablando con personas.
Nos bajamos, caminamos un poco y llegamos a una especie de Iglesia, les digo que ya he visto otras como esas en otros lugares, al entrar hay muchos cuadros de Jesucristo, y otros profetas…Hemos caminado toda el día y la noche ha llegado… Hablan con alguien y me dicen que debemos irnos y aún queda tiempo para hacer algunas otras visitas.
Tratamos de hablar con alguien, pero nada, vamos a la segunda, tercera, cuarta, décima, quizás en esta tengamos éxito, “buenas noches somos misioneros de la Iglesia de …” saludan los misioneros.
“Pasen, adelante, los estábamos esperando…” responde una familia.