Podemos luchar con el mismo tipo de preguntas, ¿me va a ayudar Dios o debo ayudarme yo mismo? entonces, ¿cómo podemos ver la revelación de Dios?
También te puede interesar: “¿La respuesta a una oración puede ser incorrecta?”
Hubo grandes pérdidas en ambos lados del campo de batalla. Muchos nefitas yacieron muertos con sus cascos partidos por los feroces lamanitas en un valle bañado de sangre cerca de Manti.
No sólo los lamanitas se enfurecieron en contra de los batallones nefitas, los amalequitas y los zoramitas también se habían unido a la causa lamanita. De hecho, fueron ellos, los nefitas apóstatas, quienes incitaron el ataque lamanita contra sus hermanos. No obstante, los nefitas prevalecieron.
A pesar de luchar “como dragones”, los lamanitas fueron acorralados. El capitán nefita, Lehi, estaba con sus ejércitos en la orilla del lado este del río Sidón. Otro capitán nefita, Moroni, de 25 años, estaba de pie con sus filas blindadas en el lado oeste del río, rodeando al resto de los lamanitas.
El enemigo estaba rodeado. Entre los lamanitas sobrevivientes se encontraba Zerahemna, el peligroso y audaz líder enemigo. El capitán Moroni dio la orden de dejar de pelear. Los soldados nefitas retrocedieron unos pasos. La batalla había sido ganada. Se había hecho justicia. Ahora era el turno de la misericordia. Moroni le dijo a Zerahemna:
He aquí, Zerahemna, no queremos ser sanguinarios. Tú sabes que estáis en nuestras manos; sin embargo, no queremos mataros.
He aquí, no hemos venido a luchar contra vosotros para derramar vuestra sangre en busca de poder; ni tampoco deseamos imponer el yugo del cautiverio sobre ninguno. Pero esta es precisamente la razón por la cual habéis venido contra nosotros; sí, y estáis enfurecidos con nosotros a causa de nuestra religión.
Mas ya veis que el Señor está con nosotros, y veis que os ha entregado en nuestras manos. Y ahora quisiera que entendieseis que esto se hace con nosotros por causa de nuestra religión y nuestra fe en Cristo. Y ya veis que no podéis destruir esta, nuestra fe.
Veis ahora que esta es la verdadera fe de Dios; sí, veis que Dios nos sostendrá y guardará y preservará mientras le seamos fieles a él, a nuestra fe y a nuestra religión; y nunca permitirá el Señor que seamos destruidos, a no ser que caigamos en transgresión y neguemos nuestra fe.
Y ahora yo os mando… por todo el anhelo que tenéis de vivir, os mando que nos entreguéis vuestras armas de guerra, y no derramaremos vuestra sangre, sino que os perdonaremos la vida, si os vais por vuestro camino y no volvéis más a guerrear contra nosotros.
Zerahemna, con el ceño fruncido, se acercó a Moroni. Dejó caer sus armas a los pies de Moroni.
He aquí nuestras armas de guerra; te las entregaremos, mas no nos permitiremos haceros un juramento que sabemos que quebrantaremos, y también nuestros hijos; mas toma nuestras armas de guerra, y déjanos salir para el desierto; de otro modo, retendremos nuestras espadas, y venceremos o moriremos.
Y luego Zerahemna revela algo sobre sí mismo que todos debemos recordar…
La revelación de Zerahemna (o la falta de ella)
El capitán lamanita se dirigió a Moroni,
He aquí, no somos de vuestra fe; no creemos que sea Dios el que nos ha entregado en vuestras manos; sino que creemos que es vuestra astucia lo que os ha preservado de nuestras espadas. He aquí, son vuestros petos y vuestros escudos lo que os ha preservado.
Es aquí donde nuestra historia se detiene. Si quieres saber qué es lo que le pasa al ejército lamanita, lee el resto de Alma 44. Pos ahora profundizaremos un poco más en las afirmaciones de Zerahemna.
Los nefitas reconocieron a Dios por su victoria sobre los lamanitas, a pesar de haber sido superados en número. Los lamanitas acreditaron a la armadura de los nefitas por la victoria. ¿Quién está en lo correcto?
Las escrituras claramente quieren que creamos que Dios fue el autor de su salvación, pero… la armadura ayudó, ¿verdad? Si realmente hubiera sido obra de Dios, ¿podrían los nefitas haber ganado la batalla sin la armadura? Tal vez, pero mi mente realista me dice que, como mínimo, los nefitas habrían sufrido muchas más bajas. Entonces, ¿en dónde nos deja eso?
Luchamos con el mismo tipo de preguntas
Desde una perspectiva de fe, es fácil ver que Dios simplemente inspiró a Moroni a que preparase a sus ejércitos con una armadura, porque eso era lo que necesitaban para vencer en el campo de batalla.
Lo cierto es que esta situación tiene un tipo de respuesta “esto sucede por este motivo”. Eso es evidente en las Escrituras, pero a menudo nos enfrentamos a preguntas similares en nuestro propio camino de fe donde es más difícil ver ese tipo de respuesta:
¿Me va a ayudar Dios o debo ayudarme yo mismo? Dios muy bien podría ayudarte a ayudarte a ti mismo (muchas veces enviará a un amigo o unfamiliar para que te ayude).
Cuando oro y le hago una pregunta a Dios, ¿recibo una respuesta de Dios o el resultado de mis pensamientos y meditación? Probablemente ambos.
¿Estoy sano porque Dios me bendice por obedecer la Palabra de Sabiduría, o porque la Palabra de Sabiduría simplemente conduce a un estilo de vida saludable? No sé si hay una diferencia.
Otra forma de ver la revelación
La revelación es un proceso difícil de concretar. Es un poco diferente para todos. A veces pienso que Dios nos revela verdades amplias e importantes, y luego depende de nosotros descubrir cómo aplicar esas verdades en nuestras vidas. Entonces, con suerte, Dios consagra nuestros esfuerzos para nuestro beneficio (o corrige nuestra trayectoria).
La revelación de Dios para nosotros no siempre es una calle de un solo sentido. A veces es una vía de ida y vuelta.
Por ejemplo, Dios podría haberle revelado a Moroni: “Protege a tus soldados”. Por lo que sería responsabilidad de Moroni, con la mayor inspiración posible, descubrir cómo implementar esa revelación en su situación.
Escudos, corazas, ropa gruesa, cascos, estrategias de guerra. La idea es que Dios luego le da a Moroni el pulgar hacia arriba e interviene cuando es necesario.
Entonces, ¿estaba Zerahemna en lo cierto? ¿Tuvo Dios algo que ver con la victoria nefita? Dios tenía todo que ver con eso. Pero eso no significa que Moroni solo sentó a ver a Dios hacer todo el trabajo.
Dios quiere trabajar con nosotros, no para nosotros. Eso es lo que Zerahemna no pudo entender. No cometamos el mismo error.
Decidámonos todos mejorar un poco el cómo reconocemos las manos de Dios en nuestras vidas. Ellas están ahí, justo al lado de las nuestras.
Éste artículo fue originalmente escrito por Lindsay Miller y fue publicado originalmente por ldsliving.com bajo el titulo “Book of Mormon Villain Reveals Critical Misunderstanding About Revelation”