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Apodaca, Nuevo León, México, domingo 15 de octubre del 2015. Llegué más temprano ese día, tal vez antes de lo necesario, pero ahí estaba esperando desde las 8:17 a.m. Debido a que mi esposo necesitaba cumplir con responsabilidades de su llamamiento. Decidí irme con él y dejar que fluyera el tiempo.
Por mi mente pasaban muchas cosas, iba a ser un domingo diferente a todos los que hubiese tenido en mi vida. El tiempo pasaba lento, abrí mi celular y me puse a leer las escrituras, mi mente meditaba cada palabra y se acercaba la hora.
Nervios. Tal vez con una mezcla de emoción. Miro la hora 8:36 a.m. y me digo a mi misma. Aprovecha el tiempo. Y solo pienso en llenar el sobre de los diezmos, es algo importante, un mandamiento que hay que obedecer. Termino de llenarlo, y pienso que es mejor que mi esposo lo tenga y él lo entregue, decido ir a la oficina, ya que él es secretario del obispado, de regreso a las bancas del salón sacramental, me encuentro con una grata sorpresa, es ella, Linda K. Burton.
Al verla tuve muchas impresiones, pero las que más quedaron grabadas en mi mente y corazón, fue esa humildad que proyecta una verdadera discípula de Jesucristo, su rostro irradiaba una luz que abarcaba todo el salón, su sonrisa un gesto tan sincero y puro, sus ojos eran un profundo reflejo de amor. Verla a ella inspiraba mi alma a ser mejor. Solo con su presencia motivaba a cambiar, pensé como sería si Jesucristo estuviera aquí.
Ella se reuniría a las 9:00 a.m. con los líderes del barrio en Junta de Consejo. Lo principal era verificar las necesidades del barrio y conocernos un poco más.
Fui directo al salón sacramental, y estaba feliz nunca en mi vida había tenido la oportunidad de saludar a una autoridad general. Para ser sincera, me emocioné.
Inicio la reunión sacramental a las 10:00 am. Llegó el tiempo los discursos. Inicio hablando la presidenta de la Sociedad de Socorro del barrio, seguido de ella hablo la Presidenta General de la Sociedad de Socorro, Linda K. Burton. Con un discurso muy inspirador sobre el maravilloso regalo que nos hace nuestro Padre Celestial con el día de reposo. Mi mente meditaba en eso, realmente es un gran regalo. Si decidimos poner a Nuestro Padre Celestial en primer lugar, realmente nos refinará espiritualmente más que cualquier otra cosa. Además un punto muy importante que menciono ella fue, que ese día es una ofrenda a Dios, es como le demostramos nuestro amor y devoción. Una muestra sincera.
11:00 a.m. la siguiente hora correspondencia a Escuela Dominical, y ella junto a su traductora escuchaban la clase, y a los participantes. La clase transcurrió normal, como cualquier otro día y podía confirmar cada vez más que ella era el ejemplo vivo de humildad.
12:00 a.m. Sociedad de Socorro. Fue una clase emotiva, como suele ser en la Sociedad de Socorro. Lágrimas, opiniones donde habla el corazón y una que otra risa. Fue bonito ver a la Presidenta General y la Presidenta de Barrio sentadas juntas. Linda hablo al final de la clase, expresó algunas palabras. Pero entre más la veía, más podía comprobar que ella era una sierva de Dios, que realmente ella es un testigo especial de Cristo, un ejemplo de virtud, fe y caridad. Pero lo más importante es que supe cómo sería si Jesucristo estuviera aquí.
Realmente nos esforzaríamos constantemente por ser mejores, lucharíamos sin descanso, trataríamos siempre de ser mejor. Pero la realidad es que; Él siempre ha estado ahí, a tu lado.