Contribuido por R. Scott Lloyd, escritor de Church News
“Nuestras opciones, caminos, y dirección han sido moldeados al buscar y seguir los susurros del Espíritu Santo cuando hemos pedido seriamente por revelación personal”. -Élder Dale G. Renlund
El élder Dale G. Renlund tenía 11 años de edad cuando tuvo un testimonio espiritual de que el Libro de Mormón era verdadero. En aquel entonces, él vivía con su familia en Suecia.”El presidente de la misión, Presidente Alvin Fletcher, nos desafió a todos los jóvenes del Sacerdocio Aarónico”, recuerda el élder Renlund. Su hermano, Gary, un poseedor del Sacerdocio Aarónico, aceptó el desafío del presidente de misión de leer el Libro de Mormón. Aunque todavía no era un diácono, el joven Dale siguió el ejemplo de su hermano y también aceptó el desafío.
“Recuerdo haber orado y preguntando si era verdadero y tener una clara sensación: ‘Te he estado diciendo que es verdadero’. Y eso fue una experiencia increíble”.
Esta experiencia sirvió de ejemplo en la vida del élder Renlund: Buscar por revelación personal y luego seguirla. El élder Renlund fue sostenido el 3 de octubre en la Conferencia General como uno de los tres nuevos miembros del Quórum de los Doce Apóstoles. Nació el 13 de noviembre 1952, fue el segundo de los cuatro hijos de Mats Åke y Ranghild Mariana Andersson Renlund. Su padre nació en la ciudad de habla sueca de Larsmo en Finlandia occidental. Los abuelos del élder Renlund se unieron a la Iglesia en 1912. Los miembros de Larsmo perdieron contacto con la Iglesia en 1914 durante muchos años a causa de la Primera Guerra Mundial.
Cuando finalmente se pusieron en contacto con la Iglesia, esta se restauró, “mi abuela había perdido siete de sus 10 hijos y a su esposo debido a la tuberculosis, dejándola con sólo tres hijos sobrevivientes”, dijo el élder Renlund. “Mi padre era el más joven, y él nació dos meses después de que su propio padre falleciera”.
Más tarde, el padre del élder Renlund fue a Suecia, donde conoció a su futura esposa. “Sus padres conocieron la Iglesia en una isla en el archipiélago de Estocolmo, también en 1912. Por lo tanto, en el mismo año, ambos lados del golfo de Botnia, mis abuelos y maternos y paternos escucharon el evangelio y se convirtieron de inmediato”, dijo élder Renlund.
La madre del élder Renlund, quien trabajaba en Estocolmo, conoció a su padre en la iglesia. Ella estaba decidida a casarse sólo en un templo. Con ningún templo en Europa en ese momento, llegaron a Salt Lake City. Ella llegó en 1948, y él en 1950. La pareja se casó en el Templo de Salt Lake en mayo 1950.
La ceremonia de la investidura aún no había sido traducido al sueco. “Así que fueron al templo, sin entender ni una palabra y fueron eternamente bendecidos”, dijo el élder Renlund.
El padre del élder Renlund era carpintero y constructor experto y exitoso. Fue llamado a ser misionero constructor para la Iglesia a principios de los años 60.
“Y por eso nuestra familia se fue con él y vivimos los siete meses más fríos de mi vida en Helsinki, Finlandia”, dijo élder Renlund. “Luego, fuimos a Gotemburgo, Suecia, y fui a las escuelas suecas con mis hermanos”. La familia regresó a Utah tres años más tarde. La madre del élder Renlund murió en 1994 y su padre en 2009.
El élder Renlund sirvió como Setenta de Área, del 2002 al 2009. Fue llamado a ser un Setenta Autoridad General en abril de 2009 y se le asignó la zona sudeste de África. “Uno de los primeros pensamientos que tuve después de mi llamamiento era que no iba a estar cerca cuando mi padre falleciera. Desafortunadamente, así fue el caso”.
Pero el padre del élder Renlund vivió para escuchar a su hijo hablar en la Conferencia General de octubre de 2009. Su padre no estaba lo suficientemente bien como para asistir al Centro de Conferencia, pero vio la emisión.
“Recuerdo que después de esa sesión del domingo, ir a él y preguntarle: ‘Papá, ¿viste la conferencia?
‘Ja’.
‘¿Escuchaste mi discurso?’
‘Ja’.
‘Bueno, papá, ¿qué tal te pareció?’
‘Oh, que estaba bien. Yo estaba casi orgulloso'”.
“Esa es la actitud reservada de Finlandia. Y eso es lo mejor que obtuve. Así que ahora, cuando fui sostenido en [la reciente] Conferencia General, mi hermana, Anita, me envió un mensaje y me dijo: Creo que probablemente papá estaría orgulloso. Probablemente dejó de lado el ‘casi'”.
Cuando era joven, el élder Renlund regresó a Suecia como misionero de tiempo completo y sirvió desde 1972 a 1974, bajo la presidencia de Herbert B. Spencer y, después, bajo la presidencia de Ronald L. Folkersen. “Mi misión fue lo que se esperara que fuera, un montón de trabajo, pero una experiencia maravillosa”, dijo, “un cambio de vida en términos de compromiso y la decisión de hacer lo mejor que uno puede para ser un discípulo de Cristo”.
Regresó a casa y siguió una educación en medicina, llegando a ser un cardiólogo exitoso.
En el camino, su atención se la llevó una mujer joven, Ruth Lybbert, de su barrio de origen, el barrio de Valley View 1st en Salt Lake City. Ella era la hija del presidente de estaca, Merlin R. Lybbert, quien eventualmente sirvió al Señor y a la Iglesia como miembro de los Setenta.
El élder Renlund se describió a sí mismo como “horrible para las citas” cuando era un joven adulto soltero, pero tuvo el valor para invitarla a salir, y le dijo que “no” al principio, pero superó el rechazo percibido y preguntó de nuevo unos meses más tarde.
Se casaron el 16 de junio 1977, en el Templo de Salt Lake, y “al margen de la decisión de ser activo en la Iglesia, el casarme con Ruth ha sido la cosa más increíble de mi vida”, dijo.
Han perseguido aventuras de la vida juntos, ambos comprometidos a buscar y seguir la dirección del Espíritu. La hermana Renlund obtuvo una licenciatura en historia y un certificado para enseñar en la escuela secundaria. Ella enseñó en una escuela secundaria durante tres años en Salt Lake City, mientras que élder Renlund obtenía un título de médico. Su hija, Ashley, nació en esta época.
De 1980 a 1986, los Renlunds vivían en Baltimore, Maryland. Durante esos años, el élder Renlund recibido más formación e investigación médica en la Universidad y Hospital Johns Hopkins. Sin embargo, en 1981, sus vidas dieron un vuelco. La hermana Renlund fue diagnosticada con cáncer de ovario y se sometió a dos cirugías y a un año de quimioterapia.
“Al principio de la enfermedad, la hermana Renlund decidió que tenía que hacer algo para dejar de pensar en la enfermedad”, dijo el élder Renlund, “y es ahí cuando ella fue inspirada para ir a la escuela de derecho”.
“Sólo pensé, esto sería una mala experiencia a menos que hagamos algo bueno de ella”, dijo la hermana Renlund. “No estaba en nuestro plan que yo tenga cáncer siendo una mujer joven y tener una sola hija. Y mi supervivencia estaba en duda. Sentimos que la escuela de derecho era lo correcto, y yo realmente sentí la inspiración de que eso es lo que tenía que hacer”.
Durante los últimos tres años que los Renlunds vivieron en Baltimore, la hermana Renlund asistió a la Escuela de Derecho de la Universidad de Maryland y élder Renlund sirvió como obispo del Barrio Baltimore.
La hermana Renlund dijo que sus médicos le dijeron: “Si estás viva en cinco años, estás curada”.
“Así que es obvio hoy en día, que estoy curada”.
Ella se convirtió eminentemente exitosa en su elegida profesión. Cuando el élder Renlund recibió el llamamiento como Autoridad General en el 2009, ella era presidenta de su bufete de abogados, estaba en los consejos de administración del Deseret News y el Fondo de Compensación a los Trabajadores, presidió la Comisión de Conducta Judicial de Utah, y fue la primera mujer presidente de la Asociación de Abogados Litigantes de Utah.
“Y cuando me llamaron y se nos asignó África, ella sólo se alejó, sólo dejó las redes y siguió”, dijo el élder Renlund, aludiendo al ejemplo dado por los apóstoles originales de Cristo llamados durante Su ministerio terrenal.
Basándose en sus experiencias, el élder Renlund dijo que su mensaje a los Santos de los Últimos Días sería el estímulo para buscar revelación personal. “Nuestras opciones, caminos, y dirección han sido moldeados al buscar y seguir los susurros del Espíritu Santo cuando hemos pedido seriamente por revelación personal”, dijo. “Es importante pedir al cielo por guía en lugar de pedirle a un vecino o amigo para recibir orientación. Todos somos muy diferentes. Es por eso que todos necesitamos ayuda personal”.