Si te has sentido estancado o que has perdido el equilibrio en tu vida, entonces este mensaje del élder Dieter F. Uchtdorf, uno de los principales líderes de los Santos de los Últimos, es para ti:
A mi esposa, Harriet, y a mí nos encanta montar en bicicleta juntos. De hecho, montar en bicicleta ha sido uno de los pasatiempos favoritos de nuestra familia durante décadas. En los años 80, mi esposa me acompañó en mis vuelos a Pekín (China).
Como tenía tiempo extra allí, exploramos algunas ciudades en bicicleta. Es una forma maravillosa de conocer el mundo que te rodea y hacer algo de ejercicio, a la vez que pasamos tiempo juntos.
Mientras pedaleamos, disfrutamos del hermoso mundo que nos rodea e incluso entablamos una agradable conversación. Rara vez tenemos que prestar mucha atención a mantener el equilibrio sobre la bicicleta. Llevamos tanto tiempo montando en bicicleta que ni siquiera pensamos en ello: se ha convertido en algo natural para nosotros.
Pero cada vez que veo a alguien que aprende a montar en bicicleta por primera vez, me acuerdo de que no es fácil mantener el equilibrio sobre esas dos ruedas estrechas. Requiere tiempo. Requiere práctica. Requiere paciencia. Incluso hay que caerse una o dos veces.
Sobre todo, los que consiguen mantener el equilibrio sobre una bicicleta aprenden este importante consejo:
No mires a tus pies.
Mira hacia delante.
Mantén la vista en la carretera. Concéntrate en tu destino. Y empieza a pedalear. Mantener el equilibrio consiste en avanzar.
Principios similares se aplican cuando se trata de encontrar el equilibrio en nuestras vidas como discípulos de Jesucristo. Cómo distribuir tu tiempo y energía entre tus muchas tareas importantes variará de persona a persona y de una estación de la vida a otra.
Pero nuestro objetivo general común es seguir el Camino de nuestro Maestro, Jesucristo, y volver a la presencia de nuestro amado Padre del Cielo.
Este objetivo debe permanecer constante y coherente, seamos quienes seamos y ocurra lo que ocurra en nuestras vidas.
Para Harriet y para mí, aprendimos que mientras nos esforzamos por ser mejores discípulos de Jesucristo, puede haber algunos baches en el camino que pueden hacer que cualquiera de nosotros pierda momentáneamente el equilibrio.
Pero si seguimos pedaleando, sin perder de vista la meta divina en la distancia, el Salvador siempre estará ahí para ayudarnos a recuperar o mantener el equilibrio en Su Camino de regreso a nuestros padres celestiales.
¿De qué manera te ayuda a continuar este mensaje? Te leo en los comentarios.