Es extraordinario leer la humildad y a veces, el humor con el que nuestros líderes actuales de la iglesia aceptan el llamamiento de servir como un apóstol del Señor. Cuando el Presidente Henry Eyring fue llamado por el presidente Gordon B. Hinckley para servir en la Primera Presidencia, dijo: “Presidente Hinckley, ¿está seguro de estar hablando con la persona correcta? Soy Hal Eyring.”
El Presidente Russell M. Nelson supo de su llamamiento como un apóstol el día anterior a ser sostenido en la conferencia general, un hecho que lo dejó atónito.
Durante la conferencia general, compartió lo siguiente:
“Un gran despliegue de sentimientos han surgido en mi corazón desde que escuché el llamamiento que cambiará mi vida. El primer sentimiento es el de la ineptitud personal…”
“Afortunadamente, estos sentimientos son reemplazados por sentimientos de fe porque sé que las palabras de Nefi son verdad: “Iré y haré lo que el Señor ha mandado, porque sé que él nunca da mandamientos a los hijos de los hombres sin prepararles una vía para que cumplan lo que les ha mandado.” (1 Nefi 3:7) Tengo fe implícita en el Señor y Sus profetas. He aprendido a no poner signos de interrogación sino a utilizar signos de exclamación cuando los llamamientos son emitidos por medio de canales inspirados del gobierno del sacerdocio…”
“Sentimientos de compromiso emanan desde lo profundo de mi alma. Mi querida, Dantzel, y yo primero hicimos esos convenios en el templo del Señor hace casi treinta y ocho años, para consagrar nuestras vidas al servicio del Señor. Hoy, reafirmo esa promesa, dar todo lo que tengo a la edificación del reino de Dios sobre la tierra. Al aceptar este llamamiento, sé que los desafíos, cargas y llaves se me conferirán y también, los golpes que vendrán. Comprometo mi esfuerzo, energía y todo de mí.”
Los élderes Gerrit Gong y Ulises Soares expresaron sorpresa y humildad similar durante sus llamamientos en la conferencia general y en Facebook.
El Apóstol Gong compartió:
“Como mencioné anteriormente durante la conferencia general. Las palabras no pueden expresar los sentimientos abrumadores desde que el Presidente Russell M. Nelson amorosamente tomó mis manos en las suyas, con Susan a mi lado, y extendió este llamamiento sagrado del Señor que me dejó sin aliento y llorando muchas veces estos últimos días.”
“En este domingo de Semana Santa, entrego humildemente todas las energías y las facultades de mi alma, lo que sean o se conviertan, a mi Salvador, a mi querida Susan y nuestra familia, a mis hermanos y a cada uno de ustedes, mis queridos hermanos y hermanas.”
“Todo lo que es digno y eterno se centra en la realidad viviente de Dios, nuestro amoroso Padre Eterno y Su Hijo, Jesucristo, y Su Expiación, de los que doy testimonio por medio del Espíritu Santo. Reverente y solemnemente testifico del Cristo viviente, que murió, fue sepultado y resucitó al tercer día y ascendió al cielo. Él es el Alfa y la Omega, con nosotros en el principio. Él está con nosotros hasta el final.”
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El Apóstol Soares compartió:
“Hoy, durante la conferencia general, mencioné que a pesar de sentirme inepto para el llamamiento que el Presidente Russell M. Nelson me extendió para servir como miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, sus palabras y la mirada tierna en sus ojos al extender esta responsabilidad, me hizo sentir acogido por el amor del Salvador.”
“Testifico solemnemente que Jesucristo vive y dirige Su Iglesia sobre la tierra por medio de Sus profetas, videntes y reveladores. Testifico que Él es el Salvador y Redentor del mundo y que por medio de Él podemos ser salvos y exaltados en la presencia de Dios. Lo amo. Lo adoro. Deseo seguirlo, hacer Su voluntad y ser más como Él.”
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Artículo originalmente escrito por Danielle B. Wagner y publicado en ldsliving.com con el título “Elders Gong and Soares Share What It Was Like Being Called as an Apostle.”