Según la Alianza Nacional de Enfermedades Mentales, uno de cada cinco adultos en los Estados Unidos tendrá una enfermedad mental en un año determinado. Ya sea ahora o en nuestro futuro, es probable que muchos de nosotros se enfrente a una enfermedad mental, ya sea a través de nuestra experiencia personal o a través de un ser querido cercano.
El Canal Mormón publicó en 2015 un video que discute tres ejemplos de apóstoles y profetas modernos que han experimentado una enfermedad mental en sus vidas. Estas profundas historias personales traen luz a esta creciente preocupación e ilustran que todos, incluso los profetas, experimentan luchas mentales y emocionales. No importa quiénes somos ni cuán justos somos, todos experimentamos desafíos espirituales, físicos y mentales en esta vida que nos destrozarán, estirarán e incluso nos harán daño. Pero, a través del amor del Salvador y de Su infinita Expiación, podemos encontrar luz y esperanza incluso en medio de nuestras pruebas más oscuras.
Élder Dallin H. Oaks
Poco después de que el Élder Dallin H. Oaks perdiera a su padre a causa de la tuberculosis, él y sus hermanos fueron a vivir con sus abuelos mientras su madre estudiaba en Nueva York. Acerca de esta experiencia, Élder Oaks dijo:
La muerte de mi padre y la pronta separación de mi madre fueron experiencias difíciles para mí. Cuando tenía unos 9 años, recuerdo haber pensado que no había nadie en el mundo tan infeliz como yo.
Para mi madre, la pérdida de su esposo y luego la separación de sus tres hijos en un período de dos meses era demasiado, y mi madre sufrió un colapso nervioso. Le dijeron que nunca se recuperaría. Pero a través de las bendiciones del Señor, ella se recuperó y ella fue más fuerte que nunca.
Es muy reconfortante aprender que muchos pueden recuperarse de sus enfermedades mentales o desórdenes a través de las tiernas misericordias del Señor. Pero, también hay muchos que llevan estas cargas toda su vida. También es importante señalar que, independientemente de su dolor y desafío, su Padre Celestial le ama con un amor infinito y la depresión no tiene relación con su dignidad. El amor y la Expiación del Salvador puede traer paz y disminuir las cargas de sus problemas. Pueden proporcionar una recuperación espiritual más profunda que trae la fuerza necesaria para soportar sus pruebas.
Presidente George Albert Smith
Un manual publicado en el 2008 por la Asociación de Historia Mormona sugiere que el presidente George Albert Smith probablemente sufría de un trastorno de ansiedad y depresión.
Uno de sus nietos, George Albert Smith, el quinto, dijo que su abuelo “luchaba con la depresión, se sentía incompetente y se sentía abrumado”. Hubo momentos en que pensaba que “él no podía con todo”.
Todos sufrimos con sentimientos de inadecuación y depresión. Sin embargo, para aquellos que experimentan estos sentimientos debilitantes crónicamente, es reconfortante saber que, como dice Jeffrey Holland, “uno de los hombres más generosos y cristianos de nuestra dispensación”, también combatió tales problemas. El Señor puede llevarnos, con debilidades, insuficiencias y todo, y usar nuestras vidas como una manera de bendecir a miles de otros.
Élder Jeffrey R. Holland
En su discurso de la conferencia de octubre de 2013 “Como una vasija quebrada”, el élder Jeffrey R. Holland compartió lo siguiente:
En un momento de nuestra vida de casados, cuando los temores financieros se sumaron a una intensa fatiga, sufrí un golpe emocional que fue inesperado y muy real. Con la ayuda de Dios y el amor de mi familia, seguí funcionando y trabajando, pero incluso después de todos estos años sigo sintiendo una profunda compasión por aquellos que se encuentran crónica y profundamente afectados con el mismo desánimo que tuve yo. En cualquier situación, todos podemos sentirnos inspirados por aquellos que, en las palabras del profeta José, “[escudriñaron] y [contemplaron] el abismo más oscuro” y perseveraron a través de él; entre ellos grandes personas como Abraham Lincoln, Winston Churchill y el élder George Albert Smith, siendo el último uno de los hombres más generosos y cristianos de nuestra dispensación que luchó con depresión recurrente por varios años antes de llegar a ser el universalmente amado octavo profeta y Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Entonces, ¿cuál es la mejor manera de actuar cuando ustedes o sus seres amados afronten dificultades mentales o emocionales? Ante todo, nunca pierdan la fe en el Padre Celestial, quien los ama más de lo que pueden comprender. Como dijo el presidente Monson a las hermanas de la Sociedad de Socorro, de manera tan conmovedora, el pasado sábado por la noche; “Ese amor nunca cambia… Está allí para cuando se sientan tristes o felices, desanimadas o esperanzadas. El amor de Dios está allí ya sea que sientan que merezcan amor o no; simplemente siempre está allí”
Este artículo fue escrito originalmente por Danielle B. Wagner y publicado en ldsliving.com, con el título “Prophets and apostles share their personal experience with mental illness”
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