El bautismo es algo que es común en muchos grupos cristianos a través del globo.Muchos están a favor del método de “aspersión” mientras otros cristianos, como los mormones, usan el método de “inmersión” como fue el bautismo de Jesucristo.
El bautismo por inmersión en agua por uno que tenga la autoridad es la primera ordenanza salvadora del Evangelio y es necesario para un individuo para llegar a ser un miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y recibir la salvación eterna.Todos los que buscan la vida eterna deben de seguir el ejemplo del Salvador de ser bautizados y recibir el don del Espíritu Santo.En otras palabras, cuando usted sale del agua usted está limpio de cada pecado y es como un recién nacido, fresco y nuevo.Es en ese preciso momento que será el ser más perfecto de lo que será desde su nacimiento.Es un sentimiento alegre, aunque el acontecimiento en mi vida tuvo lugar hace tiempo.
El Presidente Lorenzo Snow, el quinto profeta llamado en estos tiempos modernos, habló de su bautismo y de las esperanzas que habían dentro de él:
Fui bautizado por élder John Boynton, entonces uno de los Doce Apóstoles, en junio de 1836, en Kirtland, Ohio.Previo a aceptar la ordenanza del bautismo, en mis investigaciones de los principios enseñados por los Santos de los Últimos Días (mormones), lo que comprobé por comparación que eran los mismos que aquellos mencionados en el Nuevo Testamento enseñados por Cristo y Sus Apóstoles, yo estaba completamente convencido que la obediencia a esos principios conferirían poderes milagrosos, manifestaciones y revelaciones.Con la esperanza de este resultado, recibí el bautismo y la ordenanza de la imposición de manos por uno que profesaba tener autoridad divina; y rendía obediencia a estas ordenanzas, estaba en constante expectación del cumplimiento de la promesa de la recepción del Espíritu Santo.La manifestación no siguió inmediatamente a mi bautismo como yo esperaba.(Lorenzo Snow, como lo cita Preston Nibley, “The Presidents of the Church”, (los Presidentes de la Iglesia) Deseret Book, 1945).
Esta no es una respuesta poco común, aún para un futuro profeta de Dios.A veces pasa un tiempo antes de que sintamos la completa manifestación del Espíritu Santo en nuestras vidas.En un momento cuando estamos buscando honestamente la verdad con sincera oración, ah sí, la influencia del Espíritu Santo se sentirá como un suave murmullo en su corazón que se extiende por su cuerpo entero.O puede sentirse como una sensación de rectitud y verdad.El Espíritu Santo se manifiesta en muchas, muchas maneras… pero todas ellas identificables.
El Presidente continúa diciendo:
Después de dos o tres semanas después que me bauticé, un día mientras estaba ocupado en mis estudios, empecé a reflexionar sobre el hecho que no había obtenido un conocimiento de la verdad de la obra – que no se había realizado el cumplimiento de la promesa, “aquel que hace mi voluntad conocerá de mi doctrina”, empecé a sentirme muy inquieto.Dejé a un lado mis libros, salí de la casa y anduve deambulando a través de los campos bajo la influencia opresiva de un espíritu melancólico y desconsolador, mientras que una indescriptible nube de oscuridad parecía envolverme.Había tenido la costumbre, al final del día, de retirarme para orar secretamente, a una arboleda a corta distancia de mis habitaciones, pero en esta ocasión no sentí el deseo de hacerlo.El espíritu de oración había partido y los cielos parecían de bronce sobre mi cabeza.
Finalmente, dándome cuenta que la hora de orar secretamente había llegado, concluí no iría al servicio de la tarde, como una formalidad, me arrodillé por hábito, en mi lugar privado de costumbre, pero tenía el sentimiento al cual estaba habituado.Tan pronto abrí mis labios en un esfuerzo para orar, cuando escuché un sonido, justo arriba de mi cabeza, como un susurro de túnicas de seda; e inmediatamente el Espíritu de Dios descendió sobre mí: envolviendo mi persona completamente, llenándome desde la coronilla hasta la planta de mis pies, ¡oh, qué gozo y felicidad sentí!
Ningún idioma puede describir la transición casi instantánea de estar en una densa nube de oscuridad mental y espiritual a la luz refulgente y de conocimiento, que Dios vive, que Jesucristo es el Hijo de Dios, de la restauración del santo sacerdocio, y de la plenitud del Evangelio.Fue un bautismo completo. (Ibíd.)
Así el Presidente Snow describió su propia experiencia en sentir el Espíritu Santo por primera vez.La responsabilidad específica del Espíritu Santo es de testificar la verdad, toda la verdad. Y como Lorenzo Snow de mala gana se arrodilló a orar, los cielos se abrieron y la verdad le fue testificada en una forma tangible y dramática.
A veces cuando esperamos la zarza ardiente o la separación del Mar Rojo a fin de que Dios demuestre estar allí, no recibiremos nada.Aquellos que piden señales no tienen un verdadero testimonio de Dios o un entendimiento de Su misión y propósito en las eternidades.Pero… hay una manifestación del Espíritu de Dios, el Espíritu Santo, que se siente casi cada vez que buscamos reconocer la verdad.Para mí, es una calidez y seguridad que se extiende por mi cuerpo y mi aceptación mental de la verdad, testificándome sin un pensamiento consciente.Es decir, no me digo a mi misma:
“Bueno, estoy lista.Dale.”
Mi espíritu escucha el testimonio del Espíritu Santo y conscientemente reconoce la realidad de la verdad por medio del intercambio espiritual de conocimiento.
Como el profeta Moroni prometió en el último capítulo que escribió antes de enterrar las planchas y huir de sus enemigos:
“He aquí, quisiera exhortaros a que, cuando leáis estas cosas, si Dios juzga prudente que las leáis, recordéis cuán misericordioso ha sido el Señor con los hijos de los hombres, desde la creación de Adán hasta el tiempo en que recibáis estas cosas, y que lo meditéis en vuestros corazones.
Y cuando recibáis estas cosas, quisiera exhortaros a que preguntéis a Dios el Eterno Padre, en el nombre de Cristo, si no son verdaderas estas cosas; y si pedís con un corazón sincero, con verdadera intención, teniendo fe en Cristo, él os manifestará la verdad de ellas por el poder del Espíritu Santo,
Y por el poder del Espíritu Santo podréis conocer la verdad de todas las cosas.”(Moroni 10:3-5)
En todo tiempo y en todas las cosas el Espíritu Santo testificará de la verdad.Después del bautismo, realizado por alguien con autoridad, el don del Espíritu Santo es conferido sobre usted.En este momento usted hace una elección, vivirá su vida de tal manera que usted puede tener la compañía constante del Espíritu Santo, vivir a la altura de los convenios que ha hecho con Cristo y dar los primeros pasos en ese viaje a nuestro hogar celestial, o regresar a sus viejos hábitos apartándose de todo lo que se le acaba de dar.
El Espíritu Santo será su compañeroy consolador, como lo describió Jesucristo, guiándole a través de esta jornada traicionera que llamamos mortalidad.Quizás no reciba una manifestación repentina y magnifica de su presencia, pero si ora y escucha silenciosamente, preguntando por claridad o un testimonio de la verdad, lo sentirá mientras le testifica.
Este es un don precioso que el Señor dejó con los primeros santos cuando Él ascendió al cielo.El Presidente Joseph F. Smith dijo de su propia experiencia:
“…la influencia y poder del Espíritu Santo que experimenté cuando me hube bautizado para la remisión de mis pecados.El sentimiento que vino sobre mí fue de paz pura, de amor y de luz.Sentí en mi alma que si había pecado – y seguramente no estaba sin pecado- que me habían sido perdonados; que en realidad estaba limpio de pecado; mi corazón fue tocado, sentí que no dañaría al insecto más pequeño debajo de mis pies.Sentí que hasta quería hacer lo bueno en todas partes a toda la gente y a todas las cosas.Sentí una nueva vida, un nuevo deseo de hacer lo que era correcto.No hay ni una partícula de deseo por el mal en mi alma”. (Joseph F. Smith, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, Reporte de la Conferencia, Abril 1898 66).
Esto es, el Espíritu Santo, el tercer miembro de la Trinidad, testifica de la verdad…aun del reconocimiento de la pureza de nuestros espíritus viviendo en esta realidad física.Es un don de Dios, una brújula si así fuera, para que podamos ser guiados cuidadosamente en nuestra jornada a casa.
Por Candace Salima el 17 de marzo de 2008.