Predican y rescatan
Con el objetivo de llevar el Evangelio Restaurado a más personas en el mundo, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, conocida también como la iglesia mormona, inició una fuerte campaña de proselitismo con la cual se aspira alcanzar un crecimiento sin precedente en los tiempos venideros.
Este proyecto, ya en ejecución, involucra al ejercito de misioneros y misioneras en servicio de tiempo completo, así como a futuros misioneros y misioneras, misioneros retornados y a toda la membresía. El profeta mormón, Thomas S. Monson, instó a todos los miembros de La Iglesia, o los santos de los últimos días, a trabajar con esmero en los tiempos por venir y así poder apresurar la obra de salvación.
Las jornadas de proselitismo se han acentuado significativamente desde que los lideres eclesiásticos mormones recibieron la instrucción. Es evidente que los signos que denotan los últimos días y los cuales están escritos en las paginas de los libros sagrados usados por los mormones como lo son la Santa Biblia, El Libros de Mormón, La Perla de Gran Precio y Las Doctrinas y Convenios, así como la palabra viva de los profetas modernos, se están viviendo ya.
Proclamar y vivir la verdad
En su momento, el presidente David O. McKay mostró la directriz de la predicación enseñó que “la responsabilidad de la Iglesia es predicar el Evangelio de Jesucristo tal como fue restaurado por el profeta José Smith; no sólo predicarlo y proclamarlo por la palabra y la distribución de publicaciones, sino más que nada por vivirlo en nuestro hogar y en nuestros negocios con los demás, teniendo fe y testimonio en el corazón e irradiándolos dondequiera que vayamos…”.
Este hombre inspirado por el Poder de Dios afirmó que “nada puede impedir el progreso de la verdad, excepto nuestra debilidad o la falta de cumplimiento de nuestro deber”, reconociendo con ello la responsabilidad que cada miembro de La Iglesia posee de ser activo profesor del Evangelio y levantando su bandera de cristiano verdadero mostrar al mundo la vedad restaurada.
Todo miembro un misionero
David O. McKay acertó en decir que “todo miembro es un misionero, y tiene la responsabilidad de poner a alguien, la madre, el padre, un vecino, un compañero de trabajo, un colega, en contacto con los mensajeros del Evangelio”, que son los misioneros de tiempo completo, los cales son jóvenes mayores de 18 años de edad (en caso de los hombres y mayores de 19 en caso de la mujeres) que salen a predicar el Evangelio por dos años consecutivos (las mujeres solo durante un año y medio).
Este profeta moderno de Dios afirmó que “si todo miembro cumple esa responsabilidad, y si esa madre o padre, esa persona se reúne con los representantes autorizados de la Iglesia, no hay poder en la tierra que pueda detener el progreso de esta Iglesia. Y el contacto personal será su mayor influencia en esos investigadores. Ese contacto y su naturaleza, su efecto, dependen de ustedes. Hay algo en lo que quiero hacer hincapié: Existe una responsabilidad que nadie puede evadir y es la de ejercer influencia personal en los demás… Lo que motivará a la gente a investigar es lo que ustedes sean y no lo que aparenten ser”.
Apresurar la Obra de Salvación
Recientemente, durante la Conferencia General de octubre de 2013 de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, el élder M. Russell Ballard dijo, “Esta tarde mi mensaje es que el Señor está apresurando Su obra. En nuestros días eso sólo se puede lograr cuando todo miembro de la Iglesia comparta con amor las verdades del evangelio restaurado de Jesucristo. Debemos trabajar juntos en colaboración con los casi 80.000 misioneros que están prestando servicio ahora. La información tocante a esta gran obra, en especial las asignaciones para los líderes del consejo de estaca y de barrio, está claramente definida en el sitio web de LDS.org titulado ‘Apresurar la obra de salvación’”. (“Confíen en el Señor”).
Hoy se puede observar a más jóvenes integrados a la obra misional en sus respectivos sectores de vida y a los misioneros de tiempo completo trabajando con ellos para el cumplimento de este llamado de amor. Además, todos los miembros se han integrado de forma avasallante al servicio y al proselitismo desde octubre de 2013 con el fin de llevar las buenas nuevas de salvación y exaltación a todos los hombres sobre la faz de la tierra.
Al rescate de los perdidos
En el libro Doctrinas y Convenios (el cual forma parte de los libros canónicos o aprobados por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días), capitulo 18, versículo 15 dice: “Y si acontece que trabajáis todos vuestros días proclamando el arrepentimiento a este pueblo y me traéis aun cuando fuere una sola alma, ¡cuán grande será vuestro gozo con ella en el reino de mi Padre!”, texto que sirve de inspiración a los mormones para dedicar horas de servicio y predicación del Evangelio Restaurado.
De la misma manera, los mormones están claros que el apresurar la obra de salvación incluye el trabajo de acción y rescate de aquellos miembros de La Iglesia que se hayan distanciado o menos-activado y que requieren ser preparados para su retorno al rebaño. El rescate forma parte clave de esta maravillosa obra dirigida por Dios.
En la gráfica se observa a una nueva conversa, una investigadora, dos misioneras de tiempo completo, una futura misionera y una misionera retornada predicando el Evangelio Restaurado
Proclaman el Evangelio
Con el regreso de estos miembros y la suma de los nuevos miembros el avance de la obra es inminente y se estará cumpliendo con ese mandato divino de proclamar el evangelio a todo hombre y que tengan la oportunidad de participar de las ordenanzas sagradas y vivir la verdad del Evangelio de manera que puedan volver a la presencia del Padre Celestial.
Así pues, los mormones procuran dar a conocer con mayor fuerza las verdades evangélicas que poseen y aspiran que el mundo encuentre los dones del Espíritu que solo en los brazos de la verdad de Dios se puede tener. Hoy son más hombres y mujeres los que salen con un mensaje, no solo de salvación sino de exaltación y unidad familiar eterna y en la presencia del Padre y Su hijo Jesucristo, Señor y Salvador de la humanidad.
Escrito por: Reinaldo Mendoza
Miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, donde sirve como Obispo del Barrio Unión, Estaca Los Sauces, Valencia-Venezuela. Periodista (Comunicador Social, mención Desarrollo Social), egresado de la Universidad Católica Cecilio Acosta en Venezuela. Magister en Teaching Higher Education, egresado de la Caribbean International University.
