El siguiente es un extracto del libro de Brent L. Top: Beyond Death’s Door: Understanding Near-Death Experiences in Light of the Restored Gospel. (Más allá de la muerte: Comprendiendo Experiencias Cercanas a la Muerte a manera del Evangelio restaurado).
Mundo de los espíritus
Mundo de los espíritus: Aunque las condiciones del mundo de los espíritus parezcan “no terrenal”, el presidente Brigham Young y otros profetas y apóstoles nos han dicho que el mundo de los espíritus está aquí en esta tierra.
“¿Dónde está el mundo de los espíritus? Está aquí. ¿Los espíritus buenos y malos están juntos? Sí . . . ¿Van al sol? No. ¿Van más allá de los límites de la organización de esta tierra? No. Ellos son traídos a esta tierra, con el único propósito de habitarla para toda la eternidad. ¿A dónde más van? A ningún otro lugar, sólo hasta donde se les permita”.(Brigham Young, Journal of Discourses, 3:369).
El Élder Parley P. Pratt escribió que el mundo de los espíritus “está aquí en el mismo planeta que nos vio nacer o, en otras palabras, la tierra y los otros planetas de forma similar tienen sus esferas internas o espirituales, así como las externas o temporales. Una está poblada por los tabernáculos temporales y la otra por los espíritus. Hay un velo entre una esfera y la otra lo que hace que todos los objetos de la esfera espiritual sean invisibles para los que están en la temporal”. (Key to the Science of Theology, p. 80.)
Aunque una mujer fue informada por sus familiares fallecidos que ella estaba en el “mundo de los espíritus”, como la mayoría de los que tienen experiencias en ese otro ámbito, ella no comprendía que todavía estaba en la tierra o, al menos, no dijo que ella había comprendido eso (véase Return from Death, p. 80).
Sin embargo, el Dr. George Ritchie parece ser uno de las pocas personas que realmente entendió que los ámbitos que estaba observando todavía estaban conectados de alguna manera a esta esfera terrestre. Él informó esta observación varias veces. “Tan rápido como el pensamiento, viajamos de ciudad en ciudad, aparentemente aquí en la tierra, incluso por los Estados Unidos y posiblemente Canadá—por los lugares que ya conocía, a excepción de los miles de seres no-físicos que ahora he observado que habitan este espacio “normal” (Return to tomorrow, pág. 58).
Ritchie no sólo vio espíritus, sino también ciudades en este reino espiritual. Él registró: “Lo que me hizo sentir como si mi visión estuviera fuera de enfoque, fue ver otra ciudad superpuesta en nuestra ciudad física. Me di cuenta de estas pertenecían a estos seres astrales. En el sentido más profundo, la mayoría de los seres de un ámbito no estaban conscientes de la existencia del otro [ámbito]“. (My life after dying, p. 23).
La única excepción a esta percepción de los ámbitos terrestres fue la ciudad de gloriosos seres, como las de Cristo, al que no se le permitió alcanzar. (¿Pueden haber sido seres resucitados y exaltados?) “Ahora, sin embargo, parecía que habíamos dejado atrás la tierra. Ya no podía verla” (Return from Tomorrow, p 72). Tal vez esto sea un reflejo del pronunciamiento del profeta José que “los ángeles no moran en un planeta como esta tierra; sino que viven en la presencia de Dios” (D. y C. 130: 6-7).
El predicador Norman Vincent Peale contó una experiencia que tuvo en la muerte de su madre que le enseñó la cercanía del mundo de los espíritus. Al recibir la noticia de que su madre había muerto, entró en el santuario de la iglesia para estar solo para pensar, orar y llorar la pérdida de su querida madre. Su madre le había dicho que cada vez que vaya al púlpito, ella estaría allí con él y él esperaba que ella estuviese ahí en ese momento. Él cuenta:
Me senté durante bastante tiempo. Luego de dejar el púlpito, entré en mi oficina, me paré frente a mi escritorio, y puse mi mano sobre una Biblia que mi madre me había dado cuando me convertí en ministro de la Iglesia Marble Collegiate, hace unos 17 años. En ese momento, sentí dos manos fuertes, tan ligeras como una pluma, en la parte posterior de mi cabeza. Y tuve la clara impresión de que era ella indicándome que ella estaba bien, y que estaba feliz, y que no debería afligirme.
Como producto de una educación científica teológica, tuve algunos problemas con esto, a pesar de que era un hijo sufriendo por su difunta madre. Pero luego empecé a leer toda la literatura en este campo, y descubrí que algo de una naturaleza similar le ha ocurrido a miles de personas.
Esto me lleva a la conclusión de que este otro mundo no está muy lejos en el cielo, sino que se superpone sobre el mundo en el que vivimos. Ese otro mundo es simplemente en mayor, o al menos, de una frecuencia diferente a la de la tierra. Y la línea de demarcación es, bajo ciertas circunstancias, tan delgada que puede haber una vibración, o sensación de una presencia, para que se sepamos que los seres que hemos amado y perdido no están lejos de nosotros. (“There is not real death”, in plus: The Magazine of Positive Thinking, marzo de 1991, pp 7-9).
Hay un par de otras referencias a la idea del velo, aunque aunque no del hecho, de que el mundo de los espíritus esté muy cerca. Maurice Rawlings, un médico cristiano que “nació de nuevo”, admitió que “la persona ‘difunta’ puede ver y escuchar a la gente en la habitación, pero no puede ser vista o escuchada. Al parecer, estamos ‘ciegos’ a este mundo espiritual en nuestra vida presente”. (Maurice Rawlings, Beyond Death’s Door, p. 38.)
Una niña que estaba muriendo, para quien el velo estaba muy delgado, también hizo un comentario acerca de la cercanía de la próxima vida. “Dos días antes de morir,. . . el superintendente de la escuela dominical fue a verla mientras ella estaba disfrutando de un período lúcido. Cuando se iba, se volvió hacia ella y le dijo, “bueno Daisy, pronto pasarás este río”, obviamente refiriéndose a su muerte inminente. Daisy parecía desconcertada por la referencia. “No hay un río”, respondió ella, “no hay cortina, no hay ni siquiera una línea que separe esta vida de la otra vida” (The return from silence, pp. 47-48).
Mientras que los dos mundos separados habitan en la misma esfera terrestre, y lo temporal sigue el modelo de lo espiritual (véase D. y C. 77: 2), las descripciones que tenemos de las experiencias positivas cercanas a la muerte en el mundo del espíritu muestran, sin duda como el [mundo] más deseable de los dos. El presidente Brigham Young menciona la gran diferencia en más de una ocasión. “Puedo decirles con respecto a tener que separarnos de nuestros amigos, y aun irnos nosotros mismos, que yo he podido comprender lo suficientemente la eternidad que debo ejercer una fe mucho mayor para desear vivir como nunca antes la he ejercido en mi vida. El esplendor y la gloria de la próxima morada es inexpresable“.