Si es que teníamos alguna duda, la Conferencia General las disolvió todas. El Presidente Nelson habla muy en serio en cuanto al uso del nombre de Jesucristo cuando nos referimos a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y sus miembros.
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El dijo que el nombre de la Iglesia era “no negociable” y prometió muchas bendiciones que luego volvió a enfatizar en las redes sociales:
I promise that if we will do our best to restore the correct name of the Lord’s Church, He whose Church this is will pour down His power and blessings upon the heads of the Latter-day Saints, the likes of which we have never seen. #GeneralConference
— Russell M. Nelson (@NelsonRussellM) October 7, 2018
“Les prometo que si hacemos todo lo posible para restaurar el nombre correcto de la Iglesia del Señor, Él, derramará, sobre Su Iglesia, Su poder y bendiciones sobre las cabezas de los Santos de los Últimos Días, como nunca lo hemos visto. #ConferenciaGeneral”
Muchos Santos de los Últimos Días estaban más que confundidos por el anuncio inicial de corrección de nombres hace uno o dos meses atrás, especialmente a raíz de la campaña “Soy mormón” en toda la Iglesia.
Algunos miembros incluso se burlaron de la admonición. Algunos continuarán utilizando el término. Pero para aquellos que aún tienen preguntas sobre la importancia de esta “corrección”, les dejo estos ejemplos bíblicos para que pueda ayudarnos a pensar en eso:
Las tres horas más largas en la vida del hermano de Jared
Recuerdas la historia de Jared y su hermano. Vivieron durante la época de la Torre de Babel. Oraron para mantener su propio idioma ya que “el Señor confundió el lenguaje” de los demás. El Jesucristo pre-mortal condujo a ese grupo a través del desierto hasta que llegaron a la orilla del mar. Allí, Jared y sus hermanos “plantaron sus tiendas” y vivieron por cuatro años.
Pero entonces algo crucial sucedió en Éter 2:14,
“Y aconteció que a la conclusión de los cuatro años, el Señor vino otra vez al hermano de Jared, y estaba en una nube, y habló con él. Y por el espacio de tres horas habló el Señor con el hermano de Jared, y lo reprendió porque no se había acordado de invocar el nombre del Señor.”
Siempre he interpretado que “invocar el nombre del Señor” es una simple referencia a la oración, y eso es ciertamente parte de eso. Pero a la luz de la reciente revelación al Presidente Nelson, este versículo adquiere un nuevo significado.
¿Cuánto tiempo pudo el Señor haber hablado con el Presidente Nelson, reprendiéndolo porque nosotros no recordamos usar el nombre del Señor?
¿Recuerdas lo que sucede después de que el hermano de Jared es reprendido? El versículo siguiente nos dice que “Y el hermano de Jared se arrepintió del mal que había cometido, e invocó el nombre del Señor a favor de sus hermanos que estaban con él”.
Después de eso, el Señor perdona sus pecados y los amonesta a “no [pecar] más”. Una vez que comencemos a usar el nombre del Señor de manera apropiada, Él nos guiará a “una tierra escogida sobre todas las demás”.
Compara eso con la promesa del Presidente Nelson:
“Si hacemos lo mejor posible por restaurar el nombre correcto de la Iglesia del Señor… Tendremos el conocimiento y el poder de Dios para ayudarnos a llevar las bendiciones del evangelio restaurado de Jesucristo a toda nación, tribu, lengua y pueblo, y para preparar el mundo para la segunda venida del Señor.”
En la antigüedad, el nombre del Señor le permitió al hermano de Jared llevar a su pueblo a las tierras extranjeras de la tierra prometida. En los tiempos modernos, el nombre del Señor nos permitirá llevar el Evangelio a las tierras extranjeras de la tierra prometida.
Invocar el nombre del Señor hace toda la diferencia.
La otra cara de la moneda
Hace un tiempo, Jesucristo mismo visitó a Moisés en el monte Sinaí y, con su propia mano, grabó los diez mandamientos en tablas de piedra. Estos mandamientos han sobrevivido el paso del tiempo. Son tan aplicables hoy como lo eran en la antigüedad.
De todas las cosas que el Señor pudo haber mandado, eligió enfatizar esto como uno de los diez mandamientos:
“No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano, porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.”
El simple hecho de que este mandamiento esté en los primeros 10 es evidencia de que tal vez el nombre de Jesucristo es mucho más importante de lo que podemos imaginar.
Por un lado, estamos estrictamente prohibidos de usar el nombre de Jesucristo en vano. Por otro lado, si no lo usamos lo suficiente (o nada), vamos a estar estancados en una playa al igual que el hermano de Jared.
Tomemos el consejo de Mormón
Como mencionó el Presidente Nelson, inadvertidamente hemos permitido variaciones del apodo, “Mormón”, para reemplazar el nombre de Jesucristo en la Iglesia. No soy una excepción. Es un hábito real que va a ser difícil de romper.
Si revisas los artículos anteriores que he escrito, me encontrarás utilizando sobrenombres que ahora estamos tratando de quitarnos. Lo que me parece genial, es ver que incluso el propio Mormón dejó en claro qué nombre verdaderamente le importaba:
“Y he aquí, me llamo Mormón, llamado así por la tierra de Mormón, la tierra en la cual Alma estableció la iglesia entre el pueblo, sí, la primera iglesia que se estableció entre ellos después de su transgresión.
He aquí, soy discípulo de Jesucristo, el Hijo de Dios. He sido llamado por él para declarar su palabra entre los de su pueblo, a fin de que alcancen la vida sempiterna.”
Incluso Mormón sabía que su verdadera identidad era la de un discípulo de Jesucristo. Es un título que el Señor quiere que cada uno de nosotros use con orgullo.
El poder del nombre de Jesucristo
Esta es una de las citas más famosas de Shakespeare: “¿Qué hay dentro de un nombre? Que lo que llamamos rosa por cualquier otro nombre podría oler tan dulce.”
Eso podría ser cierto en la mayoría de los casos, pero hay algo más en el nombre de Jesucristo. El Presidente Nelson explicó:
“Entonces ¿qué implica un nombre? Cuando se trata del nombre de la Iglesia del Señor, la respuesta es: “¡Todo!”. Jesús nos mandó llamar a la Iglesia por Su nombre porque esta es Su Iglesia, llena de Su poder.”
Y ese poder es real. No lo entiendo por completo, pero está ahí. Es sólo a través de Jesucristo podemos llegar a Dios Padre a través de la oración. Es sólo a través de Jesucristo podemos llegar al Padre en las eternidades físicas.
Es sólo a través de Jesucristo y su nombre que Satanás es expulsado. Y si la única forma de deshacerse de Satanás es a través de Jesucristo, la declaración profética del Presidente Nelson suena cada vez más real:
“Quitar el nombre del Señor de la Iglesia del Señor es una gran victoria de Satanás.”
Entonces, respondamos de manera acorde. Sigamos al Profeta. Sigamos a Jesucristo cómo le gustaría que lo sigamos, en Su nombre.
Algunos versículos que podemos meditar
“Y ahora bien, amados hermanos míos, esta es la senda; y no hay otro camino, ni nombre dado debajo del cielo por el cual el hombre pueda salvarse en el reino de Dios.” 2 Nefi 31:21.
“Y acontecerá que quien no tome sobre sí el nombre de Cristo, tendrá que ser llamado por algún otro nombre; por tanto, se hallará a la izquierda de Dios.
Y quisiera que también recordaseis que este es el nombre que dije que os daría, el cual nunca sería borrado, sino por transgresión; por tanto, tened cuidado de no transgredir, para que el nombre no sea borrado de vuestros corazones.
Yo os digo: Quisiera que os acordaseis de conservar siempre escrito este nombre en vuestros corazones para que no os halléis a la izquierda de Dios, sino que oigáis y conozcáis la voz por la cual seréis llamados, y también el nombre por el cual él os llamará.” Mosíah 5:10-12
“Tomad sobre vosotros el nombre de Cristo, y declarad la verdad con solemnidad.
Y cuantos se arrepientan y se bauticen en mi nombre —el cual es Jesucristo— y perseveren hasta el fin, tales serán salvos.
He aquí, Jesucristo es el nombre dado por el Padre, y no hay otro nombre dado, mediante el cual el hombre pueda ser salvo;
Así que, es preciso que todos los hombres tomen sobre sí el nombre dado por el Padre, porque por ese nombre serán llamados en el postrer día;
Por tanto, si no saben el nombre por el cual son llamados, no hay lugar para ellos en el reino de mi Padre.” Doctrina y Convenios 18:21-25
Este artículo fue escrito originalmente por David Snell y fue publicado por thirdhour.org bajo el título “OK, I’m Convinced: We’re Not Taking Christ’s Name Seriously Enough“