Mientras visitaba con el Presidente Russell M. Nelson el centro y noreste de Canadá, el Élder Neil L. Andersen notó cómo su estrecha interacción con el profeta durante la última semana lo había ayudado a adquirir una mejor percepción de nuestro profeta y cómo dirige la Iglesia hoy.
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En Facebook, el Élder Andersen escribió:
El Presidente Russell M. Nelson y la hermana Nelson fueron poderosos esta noche. La hermana Nelson habló sobre los cambios y las revelaciones que le llegan en la noche al Profeta desde su llamamiento en enero de este año. El Presidente Nelson habló sobre los preparativos necesarios en cada una de nuestras vidas a medida que anticipamos la finalización de un templo. La construcción del templo en Winnipeg apenas se está iniciando y el Presidente Nelson mostró a los miembros por primera vez una representación de esta Casa del Señor. Visitamos el sitio del templo, ubicado en un barrio residencial exclusivo de Winnipeg, muy visible ya que en dos lados de la propiedad se ubican grandes bulevares.
Esta noche, quiero hacer referencia a la conversación en la mesa de la casa del presidente de misión y su esposa, el Presidente y la hermana Craig Hitchcock. Los Hitchcock crecieron en el mismo barrio que alguien sobre quien el Presidente Nelson habló en un mensaje de la conferencia general de octubre de 2015 y abril de 2016, la familia Hatfield. Nos enteramos de incluso más en la conversación durante la cena.
En 1958, el Presidente Nelson operó a dos niñas que padecían de una enfermedad cardiaca congénita muy grave. Ambas murieron. Un hijo había muerto antes. Jimmy y Ruth Hatfield estaban destrozados espiritualmente. Con el transcurso de los años, el Presidente Nelson se enteró de que le guardaban un persistente resentimiento a él y a la Iglesia. Durante las siguientes seis décadas, el Presidente Nelson se sintió afligido por los Hatfield. Intentó establecer contacto con ellos sin tener éxito.
Luego, nos explicó que en mayo de 2015, dos niñas pequeñas del otro lado del velo lo despertaron. Su mensaje para él fue breve y claro: “Hermano Nelson, ¡no estamos selladas a nadie! ¿Puede ayudarnos?”
Poco después de esto, el Presidente Nelson se enteró de que su madre había fallecido, pero que su padre, Jimmy, y su hermano menor, Shawn, todavía estaban vivos. Nuevamente, se comunicó con Jimmy y esta vez, Jimmy estaba dispuesto a reunirse con él.
El Presidente Nelson nos contó cómo se sintió al conocer al padre y al hermano. Para demostrar su amor y respeto, literalmente se arrodilló frente a Jimmy, que tenía entonces 88 años, y le habló de corazón a corazón. Le contó a Jimmy y Shawn sobre la visita de las niñas y que sería un honor realizar el sellamiento, pero tomaría trabajo, ya que ni Jimmy ni Shawn habían sido investidos.
Jimmy y Shawn aceptaron el desafío del Presidente Nelson para prepararse y meses después, en el Templo de Payson, Utah, el Presidente Nelson selló a la familia. El Presidente Nelson contó cómo él y la hermana Nelson lloraron cuando la familia estaba junta en el templo.
Habíamos escuchado la historia en una conferencia general, pero el poder de aquellos desde el otro lado, a veces, atraviesa el velo, la importancia de las ordenanzas de sellamiento, “la humildad para dejar sufrimientos y hábitos pasados,” y la alegría redentora de la expiación del Salvador, todo trajo una hermosa paz a nuestra cena juntos. Shawn Hatfield continua en contacto con el Presidente Nelson, le cuenta sobre el bienestar de su padre y el progreso constante de la familia.
Sentimos la certeza del testimonio del Presidente Nelson, su amor por esta buena familia y su devoción por las ordenanzas de la Casa del Señor. Fue un momento inolvidable.
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Artículo originalmente escrito y publicado por ldsliving.com con el título “How President Nelson Receives Revelation for the Church Through Dreams (+How a Dream Beyond the Veil United One Family for Eternity).”