El presidente Oaks es el primer consejero de la Primera Presidencia de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Él nació en 1932 en Provo Utah y su padres fueron Stella y Lloyd E. Oaks.
Antes de ser llamado como Apóstol, el presidente Oaks sirvió como juez de la Corte Suprema de Utah.
Se casó con June Dixon el 24 de junio de 1952, y juntos tuvieron seis hijos. Después de la muerte de June, el 21 de julio de 1998, el Presidente Oaks conoció a Kristen M. McMain. Los dos contrajeron matrimonio el 25 de agosto de 2000.
En una entrevista para Church News, el presidente Oaks compartió doce lecciones que ha aprendido en sus 90 años de vida.
1. La vida tiene baches
El presidente Oaks expresó:
“Ya sea que consideren sus propias experiencias, o las de su familia, o la de aquellos que los rodean, o las de aquellos que encontraron al leer, la vida está llena de muchas dificultades”.
2. Traten a otros con respeto y bondad
El presidente Oaks aprendió de su padre a tratar a las personas con respeto y bondad al verlo atender a los pacientes que no podían pagarle a causa de la crisis económica de la época. Aquello moldeó su manera de servir a otros.
Él pudo ver el agradecimiento de estas personas cuando su padre falleció y se unieron para ayudar a su madre.
3. Las mujeres pueden hacerlo todo
Después de la muerte de su padre, su madre se convirtió en todo lo que sus hijos, menores de 7 años en aquel entonces, necesitaban.
El presidente Oaks creció viendo a una mujer que era capaz de hacer todo lo que hacía un hombre.
“A lo largo de mi vida, nunca he sentido la necesidad de ignorar la sabiduría, los esfuerzos, el liderazgo o la importancia de las mujeres porque fui criado por un modelo a seguir que era padre y madre, líder de su comunidad, maestra y líder de la Iglesia”.
4. Una carrera profesional que los ayude a servir al prójimo
El presidente compartió una experiencia que tuvo con su mamá:
“Recuerdo haber ido a mi madre, sintiéndome culpable y decirle: “Madre, ¿y si no me convierto en médico?”
En su gran sabiduría, típica de ella, me dijo: “No necesitas ser doctor como tu padre. Quiero que encuentres algo que desees hacer, que sea una forma buena y honesta de servir a tu prójimo”.
Eso me dio el impulso para seguir adelante, procurando [una carrera profesional] que me gustara hacer”.
5. Honrar el día de reposo
Cuando el presidente Oaks se preparaba para ir a la Universidad de Chicago, su madre le dio un consejo que cambió su vida. Él aprendió a valorar y honrar el día de reposo.
“Dallin, cuando tu padre estaba en la facultad de medicina, nunca estudió ni trabajó los domingos. Él sintió que podía hacer más en seis días con la ayuda del Señor de lo que otras personas podían hacer sin Su ayuda en siete días. Te sugiero que nunca trabajes en día domingo cuando empieces tus estudios de derecho”.
El presidente Oaks dijo que tomó la decisión de nunca estudiar o trabajar los domingos.
6. El Señor nos bendice con lo que necesitamos
Después de perder a su primera esposa, June, él presidente Oaks tuvo la oportunidad de conocer a la hermana Kristen.
“El Señor me llevó a [Kristen] y aprendí entonces que el Señor nos bendecirá con lo que más necesitamos en Su propio tiempo y a Su manera”.
7. El Señor ayudará a Sus hijos a servir
Al principio de su carrera, el presidente Oaks trabajaba por muchas horas. A pesar de su poco tiempo disponible, él aceptó el llamamiento de misionero de estaca.
“Acepté ese llamamiento y, de manera milagrosa, comencé a servir como misionero de estaca, sirviendo las 40 horas mensuales de tiempo de proselitismo en las tardes y los fines de semana.
Mi progreso en la firma [donde trabajaba] y la manera que abordaba los casos que me fueron asignados no se vieron afectados… Lo tomé como un testimonio del Señor de que si le servía, Él me bendeciría para hacer cualquier otra cosa que me pidieran hacer”.
8. Empezar los nuevos llamamientos con fe
Cuando el presidente Oaks fue llamado como apóstol, quedó muy sorprendido. Inmediatamente comenzó a estudiar lo que, como apóstol, estaba llamado a hacer.
“Pasé mucho tiempo estudiando las Escrituras, leyendo lo que se había escrito, recibiendo consejos de personas como el presidente [Thomas S.] Monson y el presidente [Boyd K.] Packer, quienes me brindaron consejo de manera significativa”.
9. La organización de la Iglesia es inspirada
Todo lo que aprendió el presidente Oaks al ser una autoridad general de la Iglesia reafirmó su testimonio del Evangelio.
“Aumenté mi fe y mi testimonio de la veracidad del Evangelio restaurado, la Primera Visión del Padre y del Hijo al profeta José Smith, las diversas normas y doctrinas de la Iglesia que el Señor ha inspirado a Su Iglesia a aplicar con el paso del tiempo
Todo eso fue parte de mi crecimiento y parte de lo que les testifico a los miembros de la Iglesia en la actualidad…
He visto de cerca cómo el Señor guía a Su profeta, el presidente Russell M. Nelson, junto a quien he tenido el privilegio de [servir] durante todos mis años como apóstol”.
10. Avanza con fe
A pesar de las muchas preguntas que pudiera tener sobre la Iglesia cuando era joven, el presidente Oaks decidió aferrarse a su fe.
“Vi a personas alejarse de la Iglesia porque no podían encontrar las respuestas a esas preguntas. Yo tampoco podía responderlas, pero elegí permanecer fiel, porque había experimentado en mi vida… que el Señor no responde todas nuestras preguntas…
Siempre en el tiempo del Señor, pero de acuerdo con Su propia voluntad, obtenemos respuestas a aquellas preguntas que surgen de manera inesperada”.
11. El Señor no se olvida de nadie
El presidente Oaks compartió que cuando servía en BYU pudo familiarizarse con la pintura de Maynard Dixon, “The forgotten man”.
“Nos brinda la imagen de un hombre que pasa por un mal momento… Está sentado en una acera, sus pies se extienden hacia la calle y detrás de él hay una multitud de personas que caminan sin prestar atención al hombre que está pasando por un mal momento. No obstante, uno puede ver el sol brillando sobre su cabeza. Su Padre Celestial sabe quién es. El hombre ha sido olvidado por la multitud que transita, pero en sus desafíos, Su Padre Celestial no lo ha olvidado”.
12. El Espíritu Santo brinda un testimonio indisputable de la verdad
Durante la entrevista, el presidente Oaks testificó del plan del Padre Celestial para todos Sus hijos, el Libro de Mormón y la Iglesia restaurada.
“Mi testimonio del Evangelio restaurado es un testimonio muy sencillo, aunque significativo en su efecto en mi vida… Sé que todas estas cosas son verdaderas. Lo sé por el testimonio indisputable del Espíritu Santo, y por las experiencias de mi vida y la confirmación de estas verdades gracias a las experiencias y enseñanzas de las pruebas de la vida mortal”.
Imagen de portada: Kristin Murphy, Deseret News
Fuente: Church News