Cuando me enteré de que los templos en todo el mundo cerrarían debido a la pandemia de covid-19, me puse triste.
Tiempo antes de que supiera de esa lamentable noticia, había aceptado una invitación de la hermana Wendy Nelson en su libro “Covenant Women”. La invitación consistía en hacer el sacrificio de asistir al templo.
A pesar de todas mis responsabilidades como esposa, madre y estudiante porque estaba llevando un curso de posgrado, me hice el tiempo de asistir al templo cada semana.
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El templo se convirtió en mi fuente principal de fortaleza espiritual. Cuando cerraron, encontré consuelo en las palabras del élder Renlund:
“El acceso limitado no cambia el impacto que el templo puede tener en nuestras vidas”.
Entonces, comencé a buscar formas de acceder al poder del templo, fuera del templo, y esto fue lo que aprendí:
El poder del templo no reside en el edificio, sino en el poder de nuestros convenios
Me di cuenta de la importancia de la meditación para poder sentir la paz que uno encuentra en el templo.
Disfruté más de la naturaleza y sentí la presencia de Dios. Asimismo, pasé más tiempo estudiando las escrituras y escribiendo en mi diario.
Comencé a hablar más con Dios sobre las personas que amo
Un día de agosto, sentí la necesidad de dejar los nombres de las personas que amo en el templo y me di cuenta de algo. Estaba dejando toda esta responsabilidad a los obreros del templo y no estaba haciendo mi parte.
No estaba orando de forma específica y personal por las necesidades de mis amigos y familiares. No estaba ejerciendo fe en nombre de cada uno de ellos para que recibieran las bendiciones que necesitaban en sus vidas.
Mis oraciones cambiaron de inmediato. Comencé a orar por nombre y necesidad. Pasé más tiempo hablándole a Dios sobre las personas que amo. Mi amor por ellos creció.
Me pregunté qué más podría mejorar en preparación a la reapertura de los templos
En este tiempo de meditación también me hice las siguientes preguntas: ¿Qué otras partes de mi experiencia en el templo debería cambiar? ¿Cómo puedo hacer que mi tiempo en el templo sea más significativo cuando pueda volver a ir? Y ¿qué más puedo hacer para usar el poder de mis convenios incluso cuando no puedo asistir al templo en persona?
Aún no tengo las respuestas a todas mis preguntas, pero me estoy esforzando para poder encontrarlas. Todavía deseo volver a mi lugar feliz. Espero que tú también puedas meditar en cuanto a la nueva experiencia que tendrás en el templo y los cambios que te gustaría hacer.
Fuente: Church News