Así como cada templo es único y precioso, también lo es cada uno de nuestros cuerpos. Son regalos de nuestro Padre Celestial y deben ser tratados con respeto, amor, cuidado y gratitud.
El apóstol Pablo enseñó: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros … El templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es” (1 Corintios 3:16–17). Nuestros cuerpos son considerados templos.
Crear en nuestros hijos una comprensión profunda de que sus cuerpos son templos es un regalo poderoso que los guiará a lo largo de sus vidas.
Aquí hay 5 consejos que pueden ayudarte a enseñar a tus hijos que su cuerpo es un templo.
Enseña sobre el Espíritu Santo
El Espíritu mora en el templo y puede morar con nosotros cuando nos esforzamos por hacer lo correcto.
Ayuda a los niños a entender el papel del Espíritu Santo en sus vidas y cómo puede guiarlos a tomar decisiones que honren sus cuerpos como templos.
Anímalos a escuchar las impresiones del Espíritu y a seguir su guía en todos los aspectos de sus vidas, incluyendo su bienestar físico.
Respeto por el autocuidado
Enseña a los niños la importancia de cuidar sus cuerpos, enfatizando la higiene personal, la buena nutrición y el ejercicio regular.
Explícales que, al igual que cuidamos un templo sagrado, también debemos cuidar nuestros cuerpos, que son un regalo de un Padre Celestial amoroso.
Entender los límites
Ayuda a los niños a comprender el concepto de los límites y a respetar su propio espacio personal y el de los demás. Enséñales que sus cuerpos les pertenecen y que tienen el derecho de decir no a cualquier contacto físico no deseado.
Enfatiza la virtud y la pureza
Habla sobre la importancia de mantener pensamientos y acciones puras. Evalúa qué tipo de contenido están consumiendo dentro y fuera del hogar. ¿Es edificante y respetuoso? ¿Fomenta pensamientos limpios?
Practica la gratitud
Fomenta una actitud de gratitud por sus cuerpos y por todo lo que son capaces de hacer. Motiva a los niños a expresar gratitud por sus sentidos, habilidades y las experiencias que tienen a través de sus cuerpos físicos. Asegúrate de reconocer cómo respetas y cuidas tu propio cuerpo. ¿Das el ejemplo al hablar amablemente sobre tu cuerpo y al tratarlo con reverencia y respeto?
Al implementar los consejos mencionados aquí, enseñar sobre el Espíritu Santo, enseñar sobre el autocuidado, crear un sentido de comprensión de los límites, enfatizar la virtud y la pureza, y practicar la gratitud, empoderamos a nuestros hijos para que naveguen el mundo con confianza, respeto propio y una profunda apreciación por el increíble cuerpo que tienen.
Fuente: LDS Daily