Cuando saliste del templo el día en que fuiste investido, te fuiste con promesas del Señor directamente para ti. No promesas hechas a algún profeta o pueblo antiguo, sino promesas hechas para ti.
¿Alguna vez te has distraído o aburrido durante una sesión del templo? ¿O tal vez sentiste que hay algo más, pero que no lo estás entendiendo? Si es así, tienes que saber eres el único y que puedes superar eso.
Llegar a entender nuestra investidura es un viaje personal y sagrado que cada uno debe hacer. Aquí hay tres cosas que pueden ayudarte en tu camino.
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1. Los convenios no son simplemente promesas entre dos partes
Primero, necesitamos entender mejor los convenios que hacemos. El antiguo Israel nunca afirmó ser el pueblo de la “promesa entre dos partes” del Señor. Eran el pueblo del convenio del Señor y entendían los convenios como una relación sagrada que nos une. Nuestra definición moderna pierde ese punto.
Estas relaciones de convenio podían hacerse entre dos personas o entre una persona (o grupo) y el Señor. Se accedía a este convenio a través de una ceremonia formal que generalmente incluía varios pasos específicos, que se reflejan en la ceremonia de investidura del templo moderno.
Cada uno de estos pasos fueron simbólicos y tuvieron un gran significado para los participantes, pero la idea central detrás de estos siempre fue la de combinar o fusionar identidades, o de que dos (partes) se convirtieran en uno.
Nuestras ordenanzas del Evangelio son importantes porque nos permiten acceder a una relación de convenio con el Señor. Las primeras ordenanzas del Evangelio tienen la intención de lograr nuestro renacimiento espiritual. Hacemos convenio con Dios en el bautismo.
Más adelante, las ordenanzas del templo se dan para desarrollar nuestro crecimiento madurez espiritual y madurez y para profundizar nuestra relación de alianza con el Señor.
Date cuenta de que cuando saliste del templo el día en que fuiste investido, te fuiste con promesas del Señor directamente para ti. No promesas hechas a algún profeta o pueblo antiguo, sino promesas hechas para ti.
2. Todos necesitamos algo de ayuda en el camino
Donde quiera que te encuentres en tu viaje, aún hay mucho por aprender. A veces sentimos que entendemos las cosas mejor de lo que realmente lo hacemos. Eso puede ser una barrera que nos impide aprender más.
Necesitamos ir al templo con preguntas y estar prestos a aprender, como niños pequeños, porque el templo tiene mucho que ofrecer. El Señor quiere que obtengamos entendimiento y no que permanezcamos en la ignorancia o complacidos con la frase “algún día lo entenderé”.
Para llegar a ese punto se requiere un poco de trabajo y esfuerzo de nuestra parte. A veces nuestro progreso puede parecer lento e incluso desalentador. Puede que haya un propósito divino en eso. Adán ofreció sus sacrificios durante muchos días (probablemente años o décadas) antes de que se le enviara el ángel que le explicara lo que estaba haciendo (Moisés 5: 6).
Aunque se necesitó fe para que Adán procediera sin comprender totalmente lo que hacía, el Señor no lo dejó en la oscuridad. Es lo mismo con nosotros. Al principio recibimos nuestras ordenanzas con fe sin tener un entendimiento perfecto, pero a medida que avanzamos, el Señor nos brinda esa comprensión.
Parte de nuestra barrera hacia este entendimiento es que la ceremonia de investidura es altamente ritualista y simbólica. Es algo inusual en nuestro mundo moderno y no es algo con lo que estemos familiarizados. Por esta razón, necesitamos algo de ayuda, especialmente al principio. Necesitamos dar nuestro mejor esfuerzo preparando a nuestra juventud y a nosotros mismos para esta experiencia sagrada.
En la investidura, se nos presentan símbolos simples, como los que se encuentran en el sueño de Lehi. El sueño de Lehi comprende un capítulo en el Libro de Mormón (1 Nefi 8). Lehi interpretó estos símbolos porque incluía a su familia.
Sin embargo, más allá de su explicación, los símbolos de su visión tuvieron un significado adicional cuando Nefi pidió y recibió más entendimiento.
La visión de Nefi cubrió gran parte de la vida del Salvador y la historia del mundo y diferentes partes de la visión de Lehi, sin embargo, Nefi testificó que vio las mismas cosas que su padre vio (1 Nefi 11: 3; 14:29).
La respuesta es que los símbolos del sueño de Lehi contenían ambas interpretaciones. Sucede lo mismo con la investidura, habrán muchos significados, que cuando se entienden adecuadamente, pueden funcionar como una Liahona en nuestras vidas.
3. La investidura es única para cada persona
Finalmente, si todavía no has entrado al templo por obtener tus propias ordenanzas, prepárate para ese día. El mejor consejo que podría darle a alguien antes de entrar por primera vez al templo es simplemente ‘relájate y disfruta del maravilloso del Espíritu que está presente’.
Es probable que algunas partes de la experiencia sean diferentes a lo que esperas, pero habrá alguien que te guiará y te ayudará en todo momento. No te preocupes por tratar de recordar o comprender todo en tu primera visita, podrás regresar una y otra vez para eso, pero si te preparas y vas con fe, tu investidura puede ser el punto espiritual más alto de tu vida hasta ese punto.
Es posible entender la investidura y los mensajes que el Señor tiene para nosotros allí. Con un poco de esfuerzo de nuestra parte, podemos comenzar a ver más allá de los sencillos símbolos a las poderosas realidades representadas. Nuestra comprensión crecerá con el tiempo.
Parte de la belleza del simbolismo de la Casa del Señor es que Él puede personalizar su mensaje en nuestra propia vida y etapa de desarrollo. Es, a la vez, universal y muy individual.
A menudo le pregunto a los hombres y mujeres jóvenes si alguna vez han pensado por qué el Señor quiere que sean investidos antes de embarcarse en su servicio misional. Muchas veces simplemente lo aceptan como su próximo paso a seguir, pero no piensan mucho en ello.
Encontramos una respuesta a esta pregunta en DyC 109. Esta sección contiene la oración dedicatoria del templo de Kirtland. José Smith no escribió esta oración, la recibió por revelación. Si la estudias cuidadosamente, te enseñará muchos de los propósitos del Señor en las ordenanzas del templo.
“Te rogamos, Padre Santo, que tus siervos salgan de esta casa armados con tu poder, y que tu nombre esté sobre ellos, y los rodee tu gloria, y tus ángeles los guarden; y que de este sitio lleven nuevas sumamente grandes y gloriosas, en verdad, hasta los cabos de la tierra, a fin de que sepan que esta es tu obra y que has extendido tu mano para cumplir lo que has hablado por boca de los profetas tocante a los últimos días.” (DyC 109: 22-23).
Testifico de las bendiciones de prepararse y asistir al templo. Asistir semanalmente al templo ha bendecido mi vida más de lo que puedo describir. Ha mejorado y fortalecido mi matrimonio y mi familia y me ha convertido en una mejor persona.
Algunos de los momentos más espirituales de mi vida han sido dentro de las paredes del templo. El Señor me ha dado una gran paz incluso en medio de las furiosas tormentas de la vida.
Finalmente, casi todas nuestras actividades en la Iglesia nos conducen al templo. El propósito del templo es llevarnos a Cristo para que podamos ser redimidos.
La investidura contiene un testimonio más profundo de Cristo y Su evangelio que quizás se pueda encontrar en cualquier otro lugar, si nos tomamos el tiempo para estudiarlo y aplicarlo.
Este artículo fue escrito originalmente por Cory Jensen y fue publicado originalmente por ldsliving.com bajo el título “3 Things to Understand About Your Temple Endowment”