Moroni es más conocido por las personas que no son miembros de la Iglesia como la figura de la estatua que corona la mayoría de los templos mormones. ¿Se han preguntado alguna vez quién es él y por qué está en nuestros templos?
Moroni fue un profeta que vivió en la época en que sucedieron los acontecimientos relatados en el Libro de Mormón. Era el hijo de Mormón. Es Mormón cuyo nombre está en el Libro de Mormón. Mormón compendió las planchas (registros), escritas por numerosos profetas por muchas generaciones, para que fueran más manejables.
El Libro de Mormón hace una crónica de la historia de dos grupos de gente, todos descendientes del mismo profeta. Los Lamanitas, descendientes de Lamán, un hombre que escogió renegar de Dios y que siempre quiso destruir a los Nefitas. Los Nefitas fueron descendientes de Nefi, el hermano menor de Lamán. Dios prometió a los Nefitas que ellos no podrían ser destruidos mientras vivieran el evangelio, pero llegó un tiempo en que los Nefitas se alejaron del Señor y los Lamanitas pudieron cumplir su malvado plan. Sobrevino una terrible batalla, que mató a un gran número de Nefitas, En el capítulo 8 del Libro de Mormón (una sección del Libro de Mormón que era más extensa, tanto como Apocalipsis lo es en la Biblia), Moroni se hace cargo de los registros
“Y mi padre también murió a manos de ellos, y yo quedo solo para escribir el triste relato de la destrucción de mi pueblo. Más he aquí, han desaparecido, y yo cumplo el mandamiento de mi padre. Y no sé si me matarán o no. Por tanto, escribiré y esconderé los anales en la tierra; y no importa a dónde yo vaya. He aquí, mi padre ha preparado estos anales, y ha escrito el objeto de ellos. Y he aquí, yo también lo escribiría, si tuviera espacio en las planchas; pero no lo tengo, y mineral no tengo, porque me hallo solo. Mi padre ha sido muerto en la batalla, y todos mis parientes, y no tengo amigos ni adónde ir; y cuánto tiempo el Señor permitirá que yo viva, no lo sé”.
El propósito de Moroni era enviar los mensajes finales de este sagrado registro y luego colocarlo donde pudiera permanecer seguro hasta un tiempo posterior. Sin embargo, el relato personal de su vida es uno de los más poderosos en el Libro de Mormón. Algunos eruditos creen que Moroni era apenas un adolescente cuando asumió la responsabilidad por lo que quedaba de la iglesia, y las escrituras. Como un adolescente, entonces, él se convirtió pronto en la única persona buena que quedaba en el mundo que el conocía. Su vida estuvo constantemente en peligro, porque la meta era asegurarse de que no quedaran Nefitas. Él permanecía escondido y solo, saliendo sólo cuando era seguro, para encontrar alimento, ministrado en ocasiones por ángeles, pero por otro lado, solo y perseguido para matarlo. Su único propósito para mantenerlo vivo era preservar este libro para que la gente de nuestra época pudiera tenerlo. ¿En qué pensaba él en aquellas largas horas en las que trabajaba para terminar el libro, o en las solitarias horas antes de dormir? ¿Cuánta gente que él amaba había perdido en la batalla?
Moroni es un extraordinario ejemplo de fe al enfrentar el dolor y la adversidad. Después de esconder el libro de un modo seguro en el Cerro Cumorah al norte del Estado de Nueva York, él se escabulló. Muchos años más tarde, él volvió, sorprendido de estar aún vivo. Otra vez en secreto, él sacó el libro y añadió en él, pero permaneció en grave peligro. “Y yo, Moroni, no anegaré al Cristo; de modo que ando errante por donde puedo, para proteger mi propia vida”. (Moroni 1:3) A pesar de los terribles sacrificios que él había hecho, no deseaba comprometer su fe, sirviendo como un modelo para todos a los que se les pide sacrificar o comprometer su propia fe.
En estos escritos finales, él registró las palabras que han cambiado millones de vidas. Él explicó cómo saber si el libro contenía la verdad:
“He aquí, quisiera exhortaros a que, cuando leáis estas cosas, si Dios juzga prudente que las leáis, recordéis cuán misericordioso ha sido el Señor con los hijos de los hombres, desde la creación de Adán hasta el tiempo en que recibáis estas cosas, y que lo meditéis en vuestros corazones. Y cuando recibáis estas cosas, quisiera exhortaros a que preguntéis a Dios el Eterno Padre, en el nombre de Cristo, si no son verdaderas estas cosas; y si pedís con un corazón sincero, con verdadera intención, teniendo fe en Cristo, él os manifestará la verdad de ellas por el poder del Espíritu Santo; y por el poder del Espíritu Santo podréis conocer la verdad de todas las cosas”. (Moroni 10:3-5)
Cuando llegó el tiempo para que el evangelio fuera restaurado, fue Moroni, ahora un ángel, quien vino a José y quien finalmente lo condujo a las planchas que Moroni había escondido hacía mucho tiempo. Moroni instruyó a José para realizar la obra inicial, le enseñó lo que necesitaba hacer para prepararse a participar en la restauración del evangelio sobre la tierra.
Se le muestra como un ángel proclamando la restauración del evangelio en las estatuas y cuadros en honor de la gran obra que hizo durante su vida en la tierra, y posteriormente en su trabajo continuo como un ángel.
Por Terrie Lynn Bittner el 23 de Noviembre del 2007 a las 02:48:37 pm.