6 profundas percepciones sobre el templo del Presidente Russell M. Nelson

Wendy Nelson y Russell M. Nelson

“Los patrones del templo son tan antiguos como la vida humana en la tierra. Realmente, el plan para los templos se estableció incluso antes de la fundación del mundo,” enseñó el Presidente Russell M. Nelson. Por medio de su servicio en La Iglesia, el Presidente Russell M. Nelson nos ha compartido profundas percepciones sobre el templo, su simbolismo y lo que significa para cada uno de nosotros. A continuación, se mencionarán algunas de esas percepciones, extraídas del nuevo libro “Teachings of Russell M. Nelson.”

Escrituras y temas para mejorar tu asistencia al templo

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Cada templo es una casa de aprendizaje. Ahí nos enseñan a la manera del Maestro. Su manera se diferencia de la de los demás. Su manera es antigua y de abundante simbolismo. Podemos aprender más al reflexionar la realidad por la que se encuentra cada símbolo. Las enseñanzas del templo son hermosamente simples y simplemente hermosas. Son entendidas por los humildes. Además, pueden despertar el intelecto de las mentes más brillantes.

La preparación espiritual se mejora por medio del estudio. Me gustaría recomendar a los miembros que vayan al templo por primera vez que lean párrafos cortos y explicativos del diccionario de la Biblia, enumerados según estos siete temas: “Ungir,” “Expiación,” “Cristo,” “Convenio,” “Caída de Adán,” “Sacrificio” y “Templo.” Hacerlo brindará una base sólida.

Uno también podría leer el Antiguo Testamento y los libros de Moisés y Abraham en la Perla de Gran Precio. Esa revisión de las escrituras antiguas es incluso más esclarecedora después de que uno se familiariza con la investidura del templo. Esos libros enfatizan la antigüedad de la obra del templo.

Características y detalles del simbolismo del templo

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En los templos, los simbolismos se utilizan para enseñarnos cosas espirituales. Por ejemplo, contemplamos esa hermosa araña de luces en el salón celestial… Observamos las innumerables piezas en esa araña de luces, cada una de ellas luce hermosa cuando refleja la luz detrás de sí. ¿Eres capaz de comprender que cada pieza en esa araña de luces podría representar cierta parte del linaje de Abraham, Isaac y Jacob iluminado por la luz del Señor?

En otra parte del templo, contemplamos los altares. Se vuelven más importantes para nosotros cuando simbolizan la importancia de la oración. Las alfombras esculpidas en el piso indican el fundamento seguro de la verdad, debajo de la cual no descendemos, como fieles Santos de los Últimos Días…

La blancura de la ropa del templo significa pureza y la similitud de nuestros vestidos simboliza el hecho que todos somos hijos e hijas de Dios. En el templo, no existe distinción según el puesto que ocupemos, el color, la riqueza o la falta de la misma.

En este templo, existe un sendero simbólico de progreso. La pila bautismal se ubica en la parte más baja del templo, simboliza el hecho de que Jesús se bautizó en el cuerpo más profundo de agua dulce del planeta tierra. Ahí, Él descendió debajo de todas las cosas para levantarse sobre todas las cosas. En el templo de Salomón, la pila bautismal fue sostenida por doce bueyes que simbolizaban las doce tribus de Israel…  Desde la pila bautismal del templo, progresamos hacia arriba a través de los reinos telestial y terrestre hasta el salón que representa el hogar celestial de Dios.

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Templo de Salomón.

En el templo, aprendemos algo del patrón único por el que el Señor enseña a Sus hijos. Aquí, realizamos convenios sagrados. A su vez, el Señor enfatiza la importancia de esos convenios al darnos signos y señales especiales. Este patrón… es igualmente evidente en muchos ejemplos de las escrituras. Emparejar un convenio con un símbolo o señal es un modelo instructivo que el Maestro utilizaba a menudo.

Se espera el reconocimiento de un patrón entre los creadores. Todos tienen sus estilos únicos. Una persona familiarizada con la música de Beethoven, por ejemplo, puede reconocer fácilmente su patrón de composición. Alguien familiarizado con el arte de Van Gogh puede identificar de inmediato su estilo de pintar. Lo mismo sucede con este modelo instructivo del Señor.

En el templo, Él usa convenios, símbolos y señales. El mismo patrón se evidencia en los escritos sagrados.

El significado de los gárments y la vestimenta del templo

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Vestir los gárments del templo tiene un profundo significado simbólico. Representa un compromiso continuo. Así como el Salvador ejemplificó la necesidad de perseverar hasta el fin, vestimos los gárments fielmente como parte de nuestra armadura sempiterna de Dios. Así, demostramos nuestra fe en Él y en Sus convenios eternos con nosotros.

Si en verdad te gustaría saber más sobre la antigüedad de la vestimenta del templo, descúbrelo por ti mismo en el Antiguo Testamento. El Antiguo Testamento está repleto de referencias de la vestimenta especial del templo. En el último libro del Nuevo Testamento, encontrarás nuevamente referencias de la vestimenta del templo: “Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son?… Le sirven día y noche en Su templo” (Apocalipsis 7: 13, 15). La vestimenta del templo es única y especial. Nos permite llevar el templo y su significado con nosotros en nuestras vidas diarias.

Las ordenanzas de sellamiento son supremas

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A través de las muchas ordenanzas del evangelio se han restaurado: las bendiciones, el bautismo, la confirmación, la ordenación y la investidura. Las ordenanzas selladoras son supremas. El templo no solo es un lugar hermoso. Es un lugar donde se realizan las ordenanzas selladoras. La ordenanza de sellamiento es absoluta.

El diseño del templo es funcional. Cada elemento en la arquitectura y la atmósfera del templo contribuye a su función, que es enseñar y bendecir. El templo enseña de Cristo. La investidura comprende un curso de instrucción relacionado con el viaje eterno de un hombre y una mujer de su existencia premortal a través de la experiencia terrenal y la exaltación que cada uno puede alcanzar. El templo bendice con las ordenanzas y las instrucciones del Señor.  Bendice con el máximo vínculo en el plan de felicidad de Dios para unir a las familias por siempre. Conoces muy bien otras verdades del templo:

  • Las ordenanzas y la rectitud se complementan entre sí, nadie puede llegar solo a la exaltación.
  • La antigüedad y la modernidad de la actividad del templo combinan y cierran el abismo del templo. Incluso, los templos más nuevos se relacionan estrechamente con los templos antiguos.

La importancia de la obra del templo se señala a través de los eventos de la Restauración de La Iglesia del Señor sobre la tierra. La primera revelación registrada pertenecía a la doctrina para sellar a personas en vida con sus familias y progenitores. La conocemos como la sección 2 de Doctrina y Convenios, dada el 21 de setiembre de 1823. A menos que se realizaran esas ordenanzas de sellamiento, la revelación declara, “toda la tierra sería totalmente asolada a su venida” (DyC 2:3).

El regalo de la Exaltación en el grado celestial más alto

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En el templo recibimos una investidura, que literalmente hablando, es un regalo. Al recibir este regalo, debemos entender su significado y la importancia de guardar los convenios sagrados. Cada ordenanza del templo “no es tan sólo un rito por el que se pasa, sino un acto de prometer en forma solemne” (Enseñanzas de Gordon B. Hinckley 1997).

La investidura del templo se dio por revelación. Por eso, se comprende mejor por revelación, se busca orando con un corazón sincero…

Al prepararnos para recibir la investidura y otras ordenanzas del templo, debemos entender la autoridad selladora del sacerdocio. Jesús se refirió a esta autoridad hace mucho tiempo cuando les enseñó a Sus apóstoles, “todo lo que ates en la tierra será atado en los cielos” (Mateo 16:19). Esa misma autoridad se restauró en estos últimos días. Así como el sacerdocio es eterno, sin principio ni fin, del mismo modo es el efecto de las ordenanzas del sacerdocio que unen a las familias por siempre.

Las ordenanzas, los convenios, la investidura y los sellamientos del templo hacen posible que las personas se reúnan con el Señor y sus familias para ser selladas más allá del velo de la muerte. La obediencia de los convenios del templo nos califica para la vida eterna, el regalo más grande de Dios para el hombre.  La vida eterna es más que la inmortalidad. La vida eterna es la exaltación en el grado celestial más alto, el tipo de vida que Dios vive.

Todo en La Iglesia apunta al templo

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Habrá algunos en cada congregación que fueron o, ahora, son víctima de terribles abusos, o pueden haber sufrido una devastadora traición y la infidelidad de un cónyuge, o lidian con un hijo rebelde. Estas personas buenas y fieles necesitan la verdad que se encuentra en el templo, la casa del Señor.

Literalmente, el templo está lleno de verdad. Las verdades del plan del Padre están abiertas para nosotros con claridad y poder. Las palabras de verdad sobre nuestro Padre, Su Hijo y Su relación con nosotros se evidencian en los convenios y las ordenanzas del templo. El templo es una casa de revelación donde la verdad destila sobre nuestras almas e ilumina nuestro entendimiento (véase DyC 109:15). Aprendemos sobre nuestra identidad y propósito eternos además de las maravillosas promesas del Señor. Esas promesas son verdad, para nuestro Dios que es un Dios de verdad y no puede mentir (véase Éter 3:12)… Si nuestros hermanos y hermanas van al templo en busca de fortaleza y entendimiento, el mismo Señor les enseñará sobre las verdades que más les importan en el momento en que lo necesiten.

En la raíz de cada ordenanza y convenio del templo, en el corazón del Plan de Salvación, se encuentra la Expiación de Jesucristo. Cada actividad, lección y progreso en La Iglesia apunta al Señor y Su templo. Los esfuerzos de proclamar el evangelio, perfeccionan a los Santos de los Últimos Días y redimen a los muertos para dirigirlos al templo. Cada templo tiene un símbolo de nuestra membresía en La Iglesia, como una señal de nuestra fe después de la muerte y como paso sagrado hacia la gloria eterna para nosotros y nuestras familias.

Artículo originalmente escrito por el Presidente Russell M. Nelson, extracto del libro “Teachings of Russell M. Nelson,” y publicado en ldsliving.com con el título “6 Profound Insights into the Temple from President Russell M. Nelson.”

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