Tal vez tú también te lo has preguntado, ¿cómo será mi cuerpo después de esta vida? ¿Tendré otra vez las cicatrices, imperfecciones o heridas que tuve en la Tierra? ¿Y si perdí una parte de mi cuerpo? ¿Volveré a estar completo?

Estas preguntas son más comunes de lo que parecen. De hecho, alguien escribió preguntando si, después de quitarse un lunar y quedar con una cicatriz, podría volver a tener su rostro como antes. También preguntaba por la madre de un amigo que perdió una pierna. Y la respuesta, según las enseñanzas del evangelio, llena de esperanza.

Un cuerpo restaurado, sin defectos

Las Escrituras enseñan que en la resurrección, nuestros cuerpos serán restaurados en su forma “propia y perfecta”. Así lo dice Alma 40:23:

“…y todo miembro y coyuntura serán restablecidos a su cuerpo; sí, ni un cabello de la cabeza se perderá.”

Eso incluye todo lo que nos faltó, lo que se dañó, lo que se debilitó con la edad o enfermedad. Volveremos a tener cuerpos completos, sanos y en la plenitud de su fuerza.

¿A qué edad seremos resucitados?

Varios profetas han enseñado que resucitaremos en nuestra “mejor versión”, es decir, en la etapa de nuestra vida en la que estuvimos en plenitud física y espiritual.

  • Los niños que mueren pequeños resucitarán como niños, pero crecerán hasta alcanzar la estatura de su espíritu.
  • Los ancianos resucitarán tal como partieron, pero su cuerpo se rejuvenecerá rápidamente hasta llegar a esa “edad perfecta”.

Así lo explicó el presidente Joseph Fielding Smith:

“La muerte es un proceso purificador para el cuerpo… cuando resucitemos, estaremos en la plenitud del vigor de la juventud.”

¿Y qué pasa con las cicatrices o pérdidas físicas?

Una buena noticia es que esas cosas no serán permanentes. En el proceso de la resurrección, el cuerpo es transformado, purificado y perfeccionado. Es decir, si una persona perdió un miembro o tiene cicatrices profundas, su cuerpo será completo otra vez, sin marcas ni limitaciones.

Esto es especialmente esperanzador para quienes han vivido con discapacidades, enfermedades o traumas físicos. El evangelio promete que eso no será parte eterna de nuestra identidad.

¿Nos reconoceremos? ¿Seguiremos siendo nosotros mismos?

Sí. Nuestra identidad y personalidad se conservarán. Nuestros espíritus tienen una forma similar a la del cuerpo, y eso nos permite reconocer a nuestros seres queridos en el mundo espiritual. Así que no solo recuperaremos un cuerpo completo, sino que también volveremos a abrazar a quienes amamos, y ellos nos reconocerán.

Además, nuestras relaciones familiares no terminan con la muerte, sino que pueden continuar para siempre mediante los convenios del templo.

Un proceso de transformación, no solo de restauración

Imagen: Canva

La resurrección no es simplemente que “nos devuelvan el cuerpo”, sino un proceso más profundo. Es parte de lo que se llama la ley de restitución, ya que se nos devuelve todo lo que nos fue quitado, pero en mejor condiciónComo enseñó el presidente Joseph F. Smith, el cuerpo se levanta tal como se puso en la tumba, pero luego se transforma hasta alcanzar su perfección. Es una mezcla de justicia y amor divino.

Sí, serás tú mismo, pero en tu mejor versión. Sin cicatrices, sin enfermedades, sin limitaciones. Lo que hoy duele, falta o no funciona, dejará de ser parte de ti. Gracias a la resurrección y al amor de Jesucristo, volveremos a vivir con cuerpos completos, llenos de vida, listos para una eternidad de propósito y gozo.

Fuente: Ask Gramps 

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