Kólob. La mayoría de Santos de los Últimos Días ha escuchado la conocida canción que esta incluida en el himnario de la Iglesia de Jesucristo en su versión en inglés.
Pero, ¿sabemos realmente lo que es Kólob?
Por lo general, se define como “la estrella más próxima al trono de Dios”, conocimiento que proviene del libro de Abraham en la Perla de Gran Precio, un conjunto de registros traducidos por el profeta José Smith.
Si bien no es una parte central de la doctrina de la Iglesia, aprender acerca de Kólob es una maravillosa manera de empezar a entender el universo y el significado de la creación.
Éstas son sólo algunas cosas interesantes que conocemos con certeza acerca de Kólob.
1. Kólob es la estrella que gobierna todas las demás
Aprendemos por primera vez acerca de Kólob en Abraham 3: 2-3, cuando Abraham tiene una visión por medio del Urim y Tumim. Él registró:
“Y vi las estrellas, y que eran muy grandes, y que una de ellas se hallaba más próxima al trono de Dios; y había muchas de las grandes que estaban cerca; y el Señor me dijo:
Estas son las que rigen; y el nombre de la mayor es Kólob, porque está cerca de mí, pues yo soy el Señor tu Dios; a esta la he puesto para regir a todas las que pertenecen al mismo orden que esa sobre la cual estás”.
A partir de esta escritura, sabemos que Kólob es una gran estrella que Dios ha designado para gobernar las otras “creaciones” que rigen. Pero ¿qué significa eso?
Abraham 3:16 explica que siempre habrá una estrella más grande que otra, pero que Kólob es la mayor. No porque sea la más grande o la más brillante, sino porque es la que está más cerca de Dios.
José Smith agrega una pieza más a la revelación en la primera descripción en el Facsímile N.º 2:
“Kólob, que significa la primera creación, la más próxima a lo celestial, o sea, a la morada de Dios”.
Así también aprendemos que no sólo Kólob está más cerca de Dios, sino que también es su primera creación, una creación que podemos suponer se encuentra cerca del centro del universo, o por lo menos, de nuestra galaxia, con el trono de Dios, donde Él se sienta “en el seno de la eternidad, que está en medio de todas las cosas” (Doctrina y Convenios 88:13).
2. El tiempo de Kólob es diferente al de la Tierra
La letra del himno en español dice:
“Si pudiera volar a Kólob en un abrir y cerrar de ojos…”.
La palabra que se emplea para volar originalmente es “hie” que significa “ir apresuradamente” o “volar”. En este contexto, ¿te has puesto a pensar en lo que significa?
Esta rapidez, volar hacia este lugar en un parpadeo, nos da una medida de tiempo, entendemos que el tiempo funciona de forma diferente en Kólob, nada igual a la Tierra.
Aprendemos en Abraham 3: 4-7 que un día en Kólob equivale a mil años en la Tierra debido a que esta estrella gira más lentamente sobre su eje, según el Facsímile N.º 2.
En el versículo 9 se aclara, además, que el tiempo de Kólob es el mismo que el tiempo del Señor:
“Y así habrá la computación del tiempo de un planeta sobre otro, hasta acercarte a Kólob, el cual es según la computación del tiempo del Señor. Este Kólob está colocado cerca del trono de Dios para gobernar a todos aquellos planetas que pertenecen al mismo orden que aquel sobre el cual estás”.
Esto nos lleva a otro hecho interesante que conocemos, cuando Adán y Eva estaban en el Jardín del Edén, su comprensión del tiempo era el mismo que Kólob, lo que significaba que era el mismo que el de Dios.
Abraham 5:13 enseña:
“Mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque en la ocasión en que de él comieres, de seguro morirás.
Ahora bien, yo, Abraham, vi que era según el tiempo del Señor, que era según el tiempo de Kólob; porque hasta entonces los Dioses aún no le habían señalado a Adán su manera de calcular el tiempo”.
Esto tiene sentido, sobre todo si tenemos en cuenta que Brigham Young explicó una vez que la Tierra fue creada cerca de Dios y de Kólob, pero que también cayó físicamente fuera de la presencia de Dios cuando la humanidad cayó:
“Cuando la tierra fue creada, traída a la existencia y el hombre se colocó sobre ella, estaba cerca del trono de nuestro Padre en los Cielos. Cuando el hombre cayó… la tierra cayó en el espacio, y tomó su residencia en este sistema planetario, y el sol se convirtió en nuestra luz… Esta es la gloria de donde viene la tierra, y cuando sea glorificada volverá otra vez a la presencia del Padre”. –Journal of Discourses, Volume 17, pág. 143
3. Kólob es la fuente de luz para otras creaciones
La Guía para el Estudio de las Escrituras explica la luz de la siguiente manera:
“Energía, poder o influencia divinos que proceden de Dios por medio de Cristo y que dan vida y luz a todas las cosas. Es la ley por la cual se gobiernan todas las cosas tanto en el cielo como en la tierra (D. y C. 88:6–13)”.
Como la primera creación y la estrella más cercana a la fuente de toda luz, Dios, tiene sentido que Kólob brinde su luz de una manera similar.
La explicación de la figura 5 en el Facsímile N.º 2 en Abraham explica que el planeta Enish-go-on-dosh “recibe su luz de Kólob por conducto de Kae-e-vanrash… o en otras palabras, el poder gobernante que rige a otros quince planetas o estrellas fijos”.
Más adelante, se registra que otras dos estrellas, Kli-flos-es-ES y Ja-ko-kau-haz, también reciben “luz de las revoluciones de Kólob”.
Incluso si ninguna de estas ideas sobre Kólob tiene lógica para ti, la analogía que se enseña sobre el Salvador y nuestro propio lugar en el universo si lo tiene. Alma nos recuerda:
“Ya has tenido bastantes señales; ¿quieres tentar a tu Dios? ¿Dirás: Muéstrame una señal, cuando tienes el testimonio de todos estos tus hermanos, y también de todos los santos profetas? Las Escrituras están delante de ti; sí, y todas las cosas indican que hay un Dios, sí, aun la tierra y todo cuanto hay sobre ella, sí, y su movimiento, sí, y también todos los planetas que se mueven en su orden regular testifican que hay un Creador Supremo”.
Así como Kólob se describe como la estrella gobernante más cercana a Dios, la que fue creada por primera vez, y la estrella que alumbra a todas las demás, también Cristo está a la diestra de Dios, el Primogénito del Padre, y nos alumbra a todos.
Y si, al igual que las otras estrellas y planetas descritos en las escrituras, nos acercamos a Kólob, o a Cristo, entonces nuestra grandeza, gloria, conocimiento y felicidad se incrementarán.
En eso me enfocaré la próxima vez que escuche las palabras de la canción “Si pudiera volar a Kólob”debido a que un día todos podremos hacerlo, podremos regresar a la presencia de Dios.
Fuente: LdsLiving