Por Terrie Lynn Bittner
En el Libro de Mormón, un profeta llamado Nefi aconsejó a sus lectores el “aplicar las escrituras” a sus propias vidas. Esto quiere decir tomar lo que se nos enseña y preguntarnos a nosotros mismos, “¿Qué significa esto para mí? ¿Cómo puedo trabajar para aplicar el evangelio de Jesucristo en mi propia vida?”
Los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, cuyos miembros son en ocasiones apodados mormones, utilizan la Biblia y el Libro de Mormón como escrituras. El Libro de Mormón sirve como un segundo testimonio de la divinidad de Jesucristo, quien fue conocido por los profetas del Libro de Mormón, aunque vivieron en el continente americano. Jesucristo los visitó brevemente después de Su resurrección, sin dejar duda alguna al mundo de que Él debe ser divino y que es el Salvador de toda la humanidad, no sólo de aquellos que vivieron en Su comunidad.
Dios inspiró a los autores de las escrituras a escribir historias y sermones en los libros para nuestro beneficio. No son ofrecidos sólo para entretenimiento o para hacer lindas muestras para colgar en la pared. Esto quiere decir que tenemos la responsabilidad de comprender lo que Dios quiere que aprendamos de las historias y enseñanzas que leemos y que apliquemos lo que aprendemos.
Demos un vistazo a una enseñanza bien conocida ofrecida por el Salvador Jesucristo. “Amaos los unos a los otros”, enseñó. Él también enseñó a amar a nuestros vecinos como a nosotros mismos y a tratar a los demás como quisiéramos ser tratados. Cuando nos fijamos en la plenitud de los mensajes, más que sacarlos de contexto, empezamos a tener un mejor entendimiento del alcance y el significado del mensaje.
El primer paso para aplicar el evangelio de Jesucristo, entonces, es leer realmente las escrituras; no sólo algunos versículos asignados de la escuela dominical, sino todos ellos, en orden. Esto nos da una amplia visión de lo que Jesucristo enseñó y cómo las cosas progresaron con el tiempo. Conforme leemos lo que Jesús enseñó, vamos mejorando al comprender el significado y el impacto si conocemos el Antiguo Testamento, el cual preparó el entorno para los sucesos en Su vida.
Conforme vayamos leyendo, busquemos temas. Puede ser instructivo leer la Biblia con un tema particular en mente. Si quedemos estudiar las enseñanzas Bíblicas sobre cómo tratar a los demás, le daremos especial atención a aquello relacionado con ese tema, marcando las escrituras, haciendo una lista de lo que hay que aplicar, y llevando un diario acerca de lo que hemos aprendido sobre el tema conforme estudiamos.
Una vez que hemos completado la lectura, reunimos todas las referencias de las escrituras y los pensamientos del diario y las ponemos juntas. ¿Qué nos dicen acerca de aplicar el evangelio de Jesucristo en nuestras propias vidas? Deberemos prestar atención no sólo a las instrucciones específicas, sino también al ejemplo que dio Jesús por medio de sus acciones.
Ahora tomemos lo que hemos aprendido y veamos unas situaciones específicas de nuestras vidas. Aplicar el evangelio de Jesucristo en nuestra vida significa ver toda situación en nuestra vida y hacerla encajar con las enseñanzas de Jesús.
Para un ejemplo específico, hagamos una lista de todas las personas con las que nos relacionamos regularmente. ¿Cómo los estamos tratando? ¿Los estamos tratando de la manera que nos gustaría que nos traten? ¿Estamos satisfaciendo sus necesidades; siquiera sabemos que necesidades tienen?
Ahora pensemos acerca de una mayor definición de vecino que Jesús ofreció. Él dijo que todos son nuestros vecinos. Aunque no podemos servir a todos, podemos pensar y hablar con respeto a los demás, tanto a aquellos que conocemos como a aquellos que no conocemos. Podemos buscar gente para servirle que puede estar fuera de nuestro círculo usual. Y tal vez, con el fin de hacer más fácil el amor, podemos decidir hacer un esfuerzo para llegar a conocer verdaderamente a las personas en ese grupo y conocer sus historias. Esto hace más sencillo amar a cualquiera, incluso a aquellos que no son de nuestra fe, nacionalidad, raza o nivel educativo.
Por supuesto, el estudio es sólo la primera parte, y la más fácil, de aplicar el evangelio de Jesucristo. La parte más difícil es ponerlo en práctica verdaderamente. Aprender a vivir el evangelio es un proceso continuo que puede requerir muchos reinicios. También requiere de refinamiento continuo. Aunque puedan empezar trabajando sobre este consejo específico con sólo un aspecto, tal vez tratar a sus familiares mejor, con el tiempo expandirá el círculo de gente a la que tratan con amor y respeto. Conforme hacerlo se vuelva más natural, se encontrarán a sí mismos cumpliendo el mandamiento a un nivel mayor; lo que los mormones llaman obedecer al espíritu de la ley así como a la letra de la ley.
Aplicar el evangelio de Jesucristo es un proceso de toda la vida que nos ayuda a volvernos más semejantes a nuestro Salvador, mientras nos encontramos viviendo el evangelio y no sólo tomando prestado el nombre del Salvador.