Últimamente he estado leyendo y escribiendo muchísimo sobre el tema de conocer a Dios. Hay tres aspectos de este tema que constantemente se destacan para mí. En primer lugar, para conocer a Dios, usted debe recibir ese conocimiento a través del Espíritu Santo, no de otras personas. En segundo lugar, usted tiene que pasar tiempo aprendiendo y hablando con Dios. En tercer lugar, para conocer a Dios, tiene que obedecerle.
Leí un maravilloso discurso esta mañana sobre el tema de conocer a Dios. Fue dado en 1972 por Bernard P. Broadbank en la conferencia bianual realizada por los mormones. (Conocer a Dios por Bernard P. Brockbank, abril de 1972). Mormón es un apodo para los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Él compartió varias escrituras de la Biblia que explican cómo conocer a Dios:
”Y en esto sabemos que nosotros le hemos conocido: si guardamos sus mandamientos.
“El que dice: Yo le he conocido, pero no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él;
“pero el que guarda su palabra, en él el amor de Dios verdaderamente se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él.
“El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo”. (1 Juan 2:3–6)
El apóstol Santiago dijo: “Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. (Santiago 2:19).
El élder Brockbank dijo justo antes de compartir estos pasajes realmente me llamó la atención:
“Nosotros podemos recibir la vida eterna y la salvación de conocer al único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien él ha enviado. Muchos creen que hay un Dios, muchos dicen que saben que hay un Dios, pero muchos de ellos no actúan como si conocieran a Dios. Hay una gran diferencia en creer o saber que hay un Dios y en conocer a Dios. Cuando decimos que conocemos a Dios, ello conlleva una gran responsabilidad, y un apóstol nos ha dado información para comprobar nuestro conocimiento de Dios”.
Me pareció que era una declaración muy potente el decir que muchas personas que dicen creer en Dios no actúan en esa creencia y que esto se debe a que en realidad no conocen a Dios personalmente. El conocer a Dios requiere trabajo y sacrificio de nuestra parte. No podemos limitarnos a decir unas pocas palabras y seguir adelante con nuestra vida diaria. Conocer a Dios es algo que cambia la vida, que cambia la eternidad, incluso. No podemos tener una relación amorosa y personal con Dios y seguir viviendo como lo hacíamos antes de conocerlo.
Esto, creo yo, es porque si realmente conocemos a Dios, sabemos lo mucho que Él nos ama y con qué intensidad Él desea que tengamos una exitosa “misión” en la Tierra. Sabemos que Él todo lo sabe y por eso sabemos que si hacemos lo que Dios nos enseña a hacer, todo va a ir tan bien como sea posible. Usted no puede eliminar todas las pruebas, por supuesto, las pruebas nos ayudan a crecer y apreciar lo bueno, pero podemos eliminar aquellas que sean innecesarias, y podemos llegar a ser una persona digna de estar en la presencia de Dios algún día. El élder Brockbank explicó:
“Conocer a Dios no resuelve los problemas de la vida, pero da sentido y fuerza para dominarlos. Jesús, con el conocimiento que tenía de su Padre Celestial, todavía tuvo problemas que enfrentar y en los cuales trabajar.
Las respuestas a conocer a Dios el Eterno Padre se encuentran en y por medio de Jesucristo. Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida: nadie viene al Padre sino por mí”. (Juan 14:6)
La Biblia menciona muchos mandamientos y deja muy en claro que se deben obedecer. Ellos son, dijo Jesús, una demostración de nuestro amor por Él. A medida que nuestra relación con Dios crece, la obediencia se vuelve cada vez más fácil. Lo que antes parecía un desafío ahora es visto como una bendición, porque hemos visto lo bueno que hizo en nuestras vidas y tenemos un deseo más fuerte de honrar lo que Dios nos pide. Cuanto más amamos a alguien, más fácil será servirle, y esto es especialmente cierto en términos de nuestro amor a Dios.