“La disfunción de referirse a Jesucristo como nuestro Hermano Mayor pueden enfatizarse al revisar varias escrituras que, al menos a primera vista, causan que no podamos notar nuestra relación con Él.”
Cuando me senté en la graduación de seminario el mes pasado, escuché un montón de declaraciones que decían “Jesús es tu Hermano Mayor” de los tres primeros discursantes. Las tres primeras veces fueron de una joven graduada, un joven graduado y una maestra de seminario. El cuarto discursante, el Presidente de Estaca, no lo mencionó.
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Dado lo que sé sobre la falta de escrituras sobre tema, me pregunté, “¿por qué es tan importante este hecho? ¿Por qué hay tanto énfasis en esta frase? ¿Hay algo en el currículo de las clases de seminario que enfatice esto?” Si Jesús es nuestro hermano mayor, entonces eso significa que también lo es Satanás.
La frase “hermano mayor” no proviene de las Escrituras, sino de una inferencia lógica. La inferencia se explica mejor por la “Exposición Doctrinal de la Primera Presidencia y el Quórum de los Doce Apóstoles” en la que básicamente se concluye lo siguiente:
“Por tanto, no hay incorrección, al hablar de Jesucristo como el Hermano Mayor del resto de la humanidad.”
En esencia, la falta de utilidad e incluso la disfunción de referirse a Jesús como nuestro Hermano Mayor pueden enfatizarse al revisar varias escrituras que, al menos a primera vista, causan que no podamos notar nuestra relación con Él.
Por ejemplo, un pasaje de las Escrituras que confunde a los miembros sobre el paradigma de ver a Jesús como un hermano mayor (se encuentra en Mosíah 15:1-4.
“Y luego les dijo Abinadí: Quisiera que entendieseis que Dios mismo descenderá entre los hijos de los hombres, y redimirá a su pueblo. Y porque morará en la carne, será llamado el Hijo de Dios, y habiendo sujetado la carne a la voluntad del Padre, siendo el Padre y el Hijo, el Padre porque fue concebido por el poder de Dios; y el Hijo, por causa de la carne; por lo que llega a ser el Padre e Hijo; y son un Dios, sí, el verdadero Padre Eterno del cielo y de la tierra.”
La dificultad de ver a Jesús como un hermano viene cuando Abinadí se refiere a Jesús como Padre e Hijo. Si nos aferramos a la idea de hermandad, debemos explicar su paternidad como una hipérbole, una metáfora u otra cosa, o al menos reducir el alcance de su paternidad.
Un segundo y muy problemático par de versículos proviene de un diálogo entre Zeezrom y Amulek. Alma 11:38-39:
“Luego Zeezrom de nuevo le dijo: ¿Es el Hijo de Dios el mismo Padre Eterno?”
La respuesta común es: “Bueno, no. Hay un Hijo y un Padre y hay seres diferentes” o alguna variación de eso.
“Y le dijo Amulek: Sí, él es el Padre Eterno mismo del cielo y de la tierra, y de todas las cosas que en ellos hay; es el principio y el fin, el primero y el último”
No es una buen explicación para aclarar la relación entre ambos y tener una afirmación explícita de que Jesús es el Hijo y no es el Padre Eterno. Si tomamos lo que los profetas del Libro de Mormón enseñan al pie de la letra, entonces Jesús sería el Padre. Pero ¿cómo es eso?
Mosíah 5 da al menos una respuesta parcial. Al final del discurso del rey Benjamín, puso a su pueblo bajo el convenio de hacer casi todo lo que nosotros hacemos en el bautismo y explica cómo Jesús se convierte en el Padre:
“Ahora pues, a causa del convenio que habéis hecho, seréis llamados progenie de Cristo, hijos e hijas de él, porque he aquí, hoy él os ha engendrado espiritualmente; pues decís que vuestros corazones han cambiado por medio de la fe en su nombre; por tanto, habéis nacido de él y habéis llegado a ser sus hijos y sus hijas.”
En el momento en el que se refiere al convenio, habla sobre Su paternidad, por lo que Su relación como nuestro Hermano mayor se desvanece.
Poco después del bautismo y confirmación de Adán, él recibió el sacerdocio de Melquisedec y al entrar en el convenio del sacerdocio, se convirtió en hijo y Jesús en su Padre. Moisés 6:
“Y eres según el orden de aquel que fue sin principio de días ni fin de años, de eternidad en eternidad. He aquí, eres uno en mí, un hijo de Dios; y así todos pueden llegar a ser mis hijos. Amén.”
“Así todos pueden llegar a ser mis hijos”, sin duda implica que ya no eran sus hijos. La parte “según el orden” habla de la ordenación de Adán al sacerdocio y que también está entrando en un convenio que sólo puede ser superado por el bautismo a nivel individual.
A nivel de toda la Iglesia, el convenio del sacerdocio de Melquisedec es el poder y la autoridad con la que se gobierna. Sin el sacerdocio el convenio del bautismo no es posible. Luego en Eter 3:
“He aquí, yo soy el que fue preparado desde la fundación del mundo para redimir a mi pueblo. He aquí, soy Jesucristo. Soy el Padre y el Hijo. En mí todo el género humano tendrá vida, y la tendrá eternamente, sí, aun cuantos crean en mi nombre; y llegarán a ser mis hijos y mis hijas.”
Nuevamente, “llegarán a ser” hijos e hijas al realizar un convenio con Él.
Las implicaciones de esta verdad son vastas. Algunos pueden preguntarse si eso se refiere a ser hijos como descendencia espiritual en virtud de haber nacido espiritualmente de un Padre Celestial y una Madre celestial, o por nacer bajo dicho convenio.
A Moisés se le enseña, o al menos se le ha reiterado que él es un hijo de Dios y eso significa que es semejante a Jesucristo. En Moisés 1:
“He aquí, tú eres mi hijo… tengo una obra para ti, Moisés, hijo mío; y tú eres a semejanza de mi Unigénito; y mi Unigénito es y será el Salvador, porque es lleno de gracia y de verdad; pero aparte de mí no hay Dios, y para mí todas las cosas están presentes, porque todas las conozco.”
Ahí, Jesús está señalando, no un parecido físico, sino un parecido que proviene de actuar apropiadamente con el orden del sacerdocio que está después del Hijo de Dios (véase Alma 13).
En Malaquías, en el Antiguo Testamento, leemos lo siguiente que se encuentra de manera similar en el Libro deMormón.
“He aquí, yo os envío a Elías el Profeta antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.”
La versión de Moroni es más descriptiva, Joseph Smith History 1:
“Entonces citó el quinto versículo en esta forma: He aquí, yo os revelaré el sacerdocio por medio de Elías el Profeta, antes de la venida del grande y terrible día del Señor. También expresó el siguiente versículo de otro modo: Y él plantará en el corazón de los hijos las promesas hechas a los padres, y el corazón de los hijos se volverá a sus padres. De no ser así, toda la tierra sería totalmente asolada a su venida.”
Eso puede implicar que si no hacemos la historia familiar de manera activa, toda la tierra será completamente asolada en la segunda venida.
La versión de Moroni sobre el convenio tiene mucho sentido, especialmente dada la cantidad de historia familiar que podremos hacer en el milenio y la importancia de los convenios y su enfoque en la restauración.
Si alguna vez te saltaste los capítulos de Isaías en el Libro de Mormón, deberías considerar volver a leerlos. Mantener o no los convenios Abraham y Moisés son de particular importancia en la narración. Nota cómo los dos primeros versículos de 2 Nefi 8 se centran en introducir el convenio:
“Oídme, los que seguís la rectitud. Mirad a la roca de donde fuisteis cortados, y al hueco de la cantera de donde os sacaron. Mirad a Abraham vuestro padre, y a Sara que os dio a luz; porque lo llamé a él solo, y lo bendije.”
De nuevo, se mira a Abraham como nuestro padre ancestral o nuestro padre del convenio
Según Moroni en la página de título del Libro de Mormón, el libro trata sobre tres cosas:
“Para mostrar al resto de la casa de Israel cuán grandes cosas el Señor ha hecho por sus padres… para que conozcan los convenios del Señor y sepan que no son ellos desechados para siempre… para convencer al judío y al gentil de que Jesús es el Cristo, el Eterno Dios, que se manifiesta a sí mismo a todas las naciones.”
Los Padres, los convenios y Jesús son la esencia del reino y del Evangelio, y ambos gobiernan y facilitan todo lo que hacemos.
El nacimiento a través del convenio se extiende más allá del convenio de nacimiento dado por Dios. Doctrina y Convenios sección 84 registra en una sección que no es idéntica pero que hace referencia a los convenios del sacerdocio:
“Y los hijos de Moisés y de Aarón, cuyos hijos sois vosotros, serán llenos de la gloria del Señor sobre el monte de Sion en la casa del Señor; y también muchos que he llamado y enviado para edificar mi iglesia. Porque quienes son fieles hasta obtener estos dos sacerdocios de los cuales he hablado, y magnifican su llamamiento, son santificados por el Espíritu para la renovación de sus cuerpos. Llegan a ser los hijos de Moisés y de Aarón, y la descendencia de Abraham, y la iglesia y reino, y los elegidos de Dios.”
Los padres de los que se habla en el prefacio del Libro de Mormón son padres del convenio, y hay algunos en específico que representan convenios, ordenanzas y llaves que se dieron a José Smith para que la restauración del Evangelio sea posible. Era importante que el convenio, las llaves y las ordenanzas del sacerdocio precediera a todo lo demás, para que una vez conferido, todos los demás convenios, llaves y ordenanzas se vuelvan posibles y efectivas.
En un momento, antes de la formación de la Iglesia en abril de 1830, José Smith y Oliver Cowdery recibieron el sacerdocio de Melquisedec de Pedro, Santiago y Juan, en representación de Jesús. Exceptuando el pacto del bautismo, sólo después de entrar en la orden del sacerdocio dirigida por Jesucristo, el poder y la autoridad, las ordenanzas, las llaves, los convenios, el albedrío y las bendiciones, como el convenio de Abraham, pudieron ser traídos nuevamente a la tierra y formar parte de la restauración.
Doctrina y Convenios 50:43 es un buen resumen de una de las enseñanzas más importantes y bellas del Evangelio.
“Y el Padre y yo somos uno. Yo soy en el Padre y el Padre en mí; y por cuanto me habéis recibido, vosotros sois en mí y yo en vosotros.”
Se necesitan dos seres y algo más para ser uno con Jesús: Jesús, el Espíritu Santo y un convenio. Es algo simple que nos hace pensar que Jesus es más que sólo nuestro hermano mayor.
Este artículo fue escrito originalmente por David Grant y fue publicado por mormonhub.com bajo el título de “Jesus is my Elder Brother” — Not so Fast“