La Pascua (o Semana Santa, como se conoce en algunos países latinos) marca dos de los eventos más sagrados en toda la cristiandad: la Crucifixión y Resurrección de Jesucristo, nuestro Redentor. Los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (informalmente conocidos como mormones) se unen a otros cristianos al conmemorar estos eventos significativos.
Durante esta semana vi diferentes documentales acerca de la vida de Jesucristo. Una vez más me pregunté cuántos de los que lo conocieron y lo escucharon personalmente fallaron al reconocerlo como el Hijo de Dios, el Mesías. Si yo hubiera estado allí, ¿habría sido uno de los creyentes o alguno de los que lo rechazaron? Espero que hubiera estado entre aquellos que fueron privilegiados en adorarlo y aprender sentado a Sus pies.
Al final de nuestra clase de Escuela Dominical esta semana, nuestra maestra nos desafió a concentrarnos realmente en el Salvador durante la semana. Nos pidió que recordáramos que esta fue la semana en la que Él murió por nuestros pecados. Nos recordó que antes de salir a “saltar con los conejitos”, nos tomáramos el tiempo para darnos cuenta del gran significado de Su don.
Seguimiento:
Acepté su desafío en mi corazón y me sentí mucho más cerca de mi Salvador esta semana. Me vi reflexionando en varias cosas. Me di cuenta que toda mi vida he pensado en Él como mi Salvador y Rey, pero también como mi amigo. Medité de nuevo en el dolor y agonía que enfrentó por nosotros y me pregunté cómo era posible que yo pudiera olvidarlo a veces de manera conveniente. Cuando considero lo que Su sacrificio conllevó, no puedo evitar sentirme humillado y sorprendido.
Asombro me da el amor que me da Jesús.
Confuso estoy por Su gracia y por Su luz,
Y tiemblo al ver que por mí Él Su vida dio;
Por mí, tan indigno, Su sangre Él derramó.
Me cuesta entender que quisiera Jesús bajar
Del trono divino para mi alma rescatar;
Que Él extendiera perdón a tal pecador
Y me redimiera y diera Su gran amor.
Comprendo que Él en la cruz se dejó clavar.
Pagó mi rescate; no lo podré olvidar.
Por siempre jamás al Señor agradeceré;
Mi vida y cuanto yo tengo a Él daré.
(Asombro me da, letra y música por Charles H. Gabriel)
Aún tengo que cantar este himno evitando que mis ojos lagrimeen. Los hermosos sentimientos expresados en él no dejan de tocar mi corazón y mi alma.
Esta Pascua he dedicado de nuevo mi corazón, mente y alma a Él. Continuaré adorándole con música pero también con un esfuerzo renovado para seguirlo y ser un verdadero discípulo. Lo honraré al aprender de Él y enseñando a mis hijos a amarlo. En honor a esta Pascua, quiero compartir con ustedes algunos sitios excelentes dedicados a Su vida y enseñanzas.
Jesucristo, el Salvador y Redentor de la humanidad – Este excelente sitio está dedicado únicamente a la vida y enseñanzas del Salvador. Asegúrate de leer el interesante artículo acerca de los primeros registros de la muerte y resurrección de Jesús. Si están buscando antecedentes históricos de la Biblia, este sitio responderá algunas de esas preguntas. Otras secciones incluyen Enseñanzas de Jesucristo, Milagros de Jesús, Parábolas de Jesús, Los Evangelios, Escritos No Canónicos, y muchas más. Es un sitio prácticamente nuevo, así que hay que volver frecuentemente porque de seguro se convertirá en una fuente de información acerca del Salvador.
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La Pascua para mí es un tiempo de tristeza, pero también de gran alegría, ¡porque Él resucitó! ¡Él vive, Él vive! Lo amo y lo alabo. Él es mi Salvador, mi Redentor, mi Rey, y el más fiel de los amigos.
Nadie mayor ha caminado en la tierra. Ningún otro ha hecho un sacrificio similar u otorgado una bendición comparable. Él es el Salvador y Redentor del mundo. Creo en Él. Declaro Su divinidad sin equivocación o compromiso. Lo amo. Digo el nombre de Jesucristo con reverencia y admiración. Él es nuestro Rey, nuestro Señor, nuestro Maestro, el Cristo Viviente, quien está a la diestra de Su Padre. ¡Él vive! Él vive, resplandeciente y maravilloso, el Hijo viviente del Dios viviente. (Presidente Gordon B. Hinckley, decimoquinto presidente de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días)
Por Moira Tyrell el 21 de marzo de 2008.