En 1976, Piera Bellavitig Schorr declaró a Deseret News:
“Cuando era monja y enseñaba en el convento, los niños me llamaban hermana Piera. Ahora que soy Santo de los Últimos Días, todavía me llaman hermana Piera. Después de eso, mi vida fue muy diferente“.
En efecto, convertirse en miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días cambió completamente la vida de la hermana Piera.
Poco después de la Segunda Guerra Mundial, la hermana Piera se unió a un convento, la congregación Madre Pie, y se convirtió en monja y profesora de primaria.
Más tarde, se le pidió ir al Vaticano en Roma, donde se convirtió en asistente del Papa Pío XII, Juan XXIII y Pablo VI.
En sus 12 años como secretaria, conoció a obispos, reyes, jefes de estado y muchas otras personas influyentes.
“Y entonces, un día en el Vaticano el obispo de Carolina del Norte me preguntó si me gustaría ir a Estados Unidos. Sería una misión para mí”, dijo la hermana Piera a Deseret News.
Fue en esta misión, cuando era madre superiora de un convento, que la hermana Piera escuchó por primera vez la palabra “mormón”. Ella tuvo que buscarla en el diccionario, ya que nunca había oído de ella antes.
“Una monja me dijo que conocía a una familia mormona y que los [Santos de los Últimos Días] eran buenas personas. Esta fue la primera vez que escuché acerca de los mormones”.
En 1971, la hermana Piera volvió a su ciudad natal de Milán, Italia. Fue allí, cuando iba en el tranvía a su clase de inglés, que la hermana Piera se encontró con dos hombres jóvenes vestidos de traje.
“Ellos comenzaron a hablarme y pronto supe que eran dos misioneros [de la Iglesia de Jesucristo]”.
Los dos misioneros, Scott Blaser y David Maxwell, le hablaron a la hermana Piera sobre el Libro de Mormón, y le preguntaron si ella lo leería.
“Unas dos semanas después, los élderes trajeron el libro al convento”.
Ya que tenía muchas dudas sobre su fe actual, la hermana Piera empezó a leer el libro.
“Comencé a creer en el Libro de Mormón y en el profeta. Yo sabía que Dios proveyó un camino”.
Pero, la decisión de dejar su religión y su estilo de vida no fue fácil para la hermana Piera.
“Pronto me di cuenta de que si me unía a esta Iglesia, tendría que renunciar a todo”, dijo la hermana Piera. Después de haber hecho un voto de pobreza, la hermana Piera dependía del convento para todas sus necesidades. Era su trabajo, su seguridad, su familia y su vida social.
“Mi seguridad está aquí y me va bien. Estoy sirviendo al Señor, sin embargo, este libro es verdadero y esta es la Iglesia verdadera”.
Después de preguntar al Señor si éste era el camino que Él realmente quería para ella, la hermana Piera ayunó y oró durante tres días.
“Sentí fuertemente que esta era la Iglesia verdadera, y si quería ser feliz, yo tenía que seguir la verdad”.
Sin embargo, las cosas no fueron fáciles después de que la hermana Piera aceptó su nueva fe.
Después de escribirle una carta a la Madre General contándole sus planes de unirse a la Iglesia, la Madre General visitó a la hermana Piera e intentó convencerla de recibir ayuda psiquiátrica.
Piera también tuvo que escribirle una carta al Papa para pedirle el levantamiento de sus votos.
El 8 de junio de 1974, la hermana Piera dejó el convento, aún con su hábito puesto y se bautizó en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
La hermana Piera expresó:
“Nunca olvidaré el espíritu y el agradecimiento que sentí hacia mi Padre Celestial. Él me envió a los misioneros y me dio el Libro de Mormón. Él me dio el valor para renunciar a todo, ir en contra de todo el mundo, para seguir la verdad y unirme a la Iglesia” .
El mes siguiente, la hermana Piera viajó a los Estados Unidos. “Vine sin dinero, pero con la fe, y de nuevo Dios proveyó un camino”, dijo a Deseret News.
Después de trabajar durante algún tiempo como institutriz, la hermana Piera conoció a William H. Schorr, con quien se casó en el Templo de Salt Lake, el 15 de marzo de 1980.
Más tarde, después de que sus tres hijos habían crecido, la hermana Piera fue enviada a otra misión, esta vez como misionera Santo de los Últimos Días al Templo de Berna, Suiza.
Ella sirvió como obrera de ordenanzas en el Templo de Jordan River y el Templo de Salt Lake antes de fallecer en enero de 2002.
Este artículo fue escrito originalmente por Danielle B. Wagner y fue publicado en ldsliving.com. con el título “How the Secretary to 3 Popes Became a Mormon”.