En medio del ritmo acelerado de la vida, a veces olvidamos que todo lo que hacemos en el Evangelio tiene un propósito mayor: prepararnos para el regreso del Salvador.
Durante la Semana de la educación de Brigham Young University (BYU), la hermana Kristin M. Yee, segunda consejera de la presidencia general de la Sociedad de Socorro, compartió enseñanzas que nos ayudan a recordar esa meta con más claridad.
Con palabras sencillas y llenas de esperanza, habló de cómo podemos ser “vasos puros en las manos del Señor” al vivir de manera más consciente y fiel.

Descubrir lo que tenemos para dar
El Señor no nos pide ser alguien diferente. Cada uno de nosotros tiene talentos, experiencias y formas de ver la vida que son valiosas para Su obra.
La hermana Yee recordó que fuimos enviados a la tierra para crecer y refinar lo que ya llevamos dentro, no para compararnos con otros.
Mantener un corazón sensible al Espíritu

Imagen: Canva
La humildad abre espacio al Señor. Las pruebas que enfrentamos no son castigos, sino oportunidades para aprender a depender más de Él.
Tal como en la pintura, donde las capas de color dan profundidad, en nuestra vida las experiencias difíciles pueden formar algo bello cuando confiamos en Dios.
Servir y dejarnos servir

La hermana Yee expresó que el servicio nos acerca al Salvador de una forma única. Al ministrar a otros sentimos compasión y paz, y cuando permitimos que otros nos sirvan, ellos también se acercan más al Señor. Es un patrón divino que siempre bendice a todos los involucrados.
Asimismo, la hermana Yee compartió la lección de David y Goliat de la Biblia. Le recordó ala audiencia que David venció a Goliat porque “la batalla es del Señor”. Confiar en que Él sabe cómo y cuándo actuar nos da poder y paz.
En lugar de intentar resolverlo todo con nuestras propias fuerzas, podemos dejar que Dios guíe nuestras luchas y decisiones.
Recordar el templo y los convenios

El presidente Russell M. Nelson ha invitado a pasar más tiempo en la casa del Señor. Allí recibimos respuestas, claridad y fuerza para los desafíos que tenemos. Cada visita al templo nos prepara mejor para el día en que Cristo vuelva.
No necesitamos cargar solos con nuestras debilidades o preocupaciones. El Salvador está dispuesto a llevar lo que nos pesa, porque somos importantes para Él y porque Su poder es mayor que cualquier carga.
Confiar en los tiempos de Dios
Hay momentos en que necesitamos pausar y descansar. Como enseñó el rey Benjamín, no podemos correr más aprisa de lo que nuestras fuerzas lo permitan (Mosíah 4:27). El Señor sabe cuándo debemos actuar y cuándo detenernos, y al confiar en Su guía encontramos paz.
Al finalizar, la hermana Yee expresó que Cristo ya nos mostró el camino. Nuestra parte es mantenernos cerca de Él, dejar que Su Espíritu moldee nuestro corazón y vivir con esperanza en Su venida.
Fuente: Church News




Vamos a dormir y los primeros en morir en cristo resucitaron de primero
Gracias, Darwin. Qué importante recordar esa promesa gloriosa que llena de esperanza a todos los que creen en Cristo.