En 1844, una turba irrumpió en la cárcel de Carthage y mató a José y Hyrum Smith.
Después de tal desgracia, se trasladaron los cuerpos de estos mártires a Nauvoo, Illinois, en un par de ataúdes de roble.
Poco tiempo después, se usaron partes de las tablas de roble de los ataúdes para hacer bastones. Algunos de ellos, en la parte de la empuñadura de marfil, tenían mechones de cabello de los hermanos Smith.
Los amigos más cercanos del profeta tales como, Willard Richards, Heber C. Kimball, Dimick Huntington, Wilford Woodruff y Brigham Young hicieron esto para tener un recuerdo de José Smith o conservar algo de él como una reliquia sagrada.
Lo poco que se sabe acerca de estos “bastones del martirio” proviene de una investigación y publicación de Steven G. Barnett, un estudiante de historia de Brigham Young University (BYU). Este estudio se realizó en 1981.
“Los bastones del martirio son una parte muy real del legado Santo de los Últimos Días. A pesar de que el misterio los envuelve, los bastones son un testimonio del amor que sus dueños le tenían al profeta José Smith y su obra”, escribió Barnett.
El 27 de junio de 2023, se cumplieron 179 años del martirio.
La historia de cuatro páginas de Barnett muestra varias referencias a los bastones en la literatura Santo de los Últimos Días.
Una de ellas proviene de “Life of Heber C. Kimball”, de Orson F. Whitney.
“‘¿Cuánto darías por un bastón que el padre Abraham usó, o una túnica o un anillo que el Salvador vistió?
Los ataúdes de roble en los que se trajeron los cuerpos de José y Hyrum Smith de Carthage, se convirtieron en bastones y otros artículos’”, escribió Whitney.
‘Tengo un bastón que se hizo con una tabla de uno de esos ataúdes, al igual que el hermano Brigham y muchos otros, los valoramos mucho y los consideramos una gran bendición’”.
El 23 de agosto de 1844, Wooddruff escribió en su diario que visitó a Emma Smith y que ella le obsequió un trozo de roble para “un bastón”, que fue tomado del ataúd de José Smith.
Asimismo, Emma le dio un par de guantes y un pañuelo de algodón del profeta.
Wooddruff también visitó a Mary Fielding Smith, la esposa de Hyrum, que le dio mechones de cabello de José, Hyrum, Samuel y Don Carlos Smith.
“Mi objetivo era poner un poco de cada uno en la parte superior de mi bastón como reliquia de esos hombres nobles, espíritus líderes del siglo XIX, para dejarlo como herencia a mi posteridad”, escribió Woodruff.
Algunos de estos bastones aún existen en la actualidad.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tiene dos “bastones de ataúd”, los cuales están en exhibición cerca de las máscaras mortuorias de José y Hyrum.
Todo lo mencionado se encuentra en la exhibición “Los cielos están abiertos” en el Museo de Historia de la Iglesia.
Un bastón, que se obsequió al presidente Joseph F. Smith en 1905, lleva la inscripción: “De Brigham Young para Sidney Rigdon, 1844”.
Huntington fue el propietario original del segundo bastón, que fue donado a nombre de George Joseph Huntington.
La sociedad Doughters of Utah Pioneers también tiene dos bastones en su colección en el Museo Conmemorativo de los Pioneros.
Ambos bastones tienen empuñaduras de marfil. Además, uno cuenta con cabello en el mango y el otro no. El bastón sin cabello está en el primer piso del museo y el bastón con cabello está en el tercero.
Existen otros bastones de ataúd que son preservados por entidades privadas, según Reid Moon, propietario de Moon’s Rare Books y coleccionista de los primeros artefactos Santos de los Últimos Días.
Después de conversar con cientos de grupos durante los últimos 20 años, Moon estimó que más del 99% de su audiencia nunca escuchó sobre los “bastones de ataúd”.
“Quedé fascinado por estos ‘bastones de ataúd‘ después de que leí por primera vez sobre su existencia en un discurso que Heber C. Kimball compartió en el Tabernáculo de Salt Lake en 1857.
Como alguien que colecciona artefactos de la Iglesia primitiva, puse estos ‘bastones del martirio’ perdidos junto al Santo Grial”, dijo Moon.
Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Trent Toone y fue publicado en LDS Living con el título “What became of the oak coffins that carried Joseph and Hyrum Smith after they were martyred”.
*Portada: “Joseph, I Will Not Leave You” de Theodore Gorka