Tres meses después de la organización oficial de la Iglesia, en una revelación a José Smith en julio de 1830, el Señor dirigió a la esposa del Profeta, Emma Hale Smith, a compilar el primer himnario SUD.
“Y también te será concedido hacer una selección de himnos sagrados, de acuerdo con lo que te sea indicado, para el uso de mi iglesia, lo cual es de mi agrado. Porque mi alma se deleita en el canto del corazón; sí, la canción de los justos es una oración para mí, y será contestada con una bendición sobre su cabeza.”(Doctrina y Convenios 25:11-12).
En ese tiempo, los miembros de la Iglesia habían sufrido persecución por parte del populacho que interrumpía las reuniones y amenazaban con herir a los miembros de la Iglesia. Además, la vida del profeta José Smith a menudo estaba en peligro.
Fue durante este tiempo que el Profeta recibió revelaciones para fortalecer, alentar e instruir a los santos. Una de las formas de hacerlo fue a través de la música.
Aunque el primer himnario no se publicó hasta cinco años después de la revelación, Emma cumplió su misión con el Señor. Su libro de himnos, se tituló “Una colección de himnos sagrados para la Iglesia de los Últimos días” (“A Collection of Sacred Hymns for the Church of the Latter Day”)
“Santos”, apareció y fue impreso en agosto de 1835.
La edición medía aproximadamente tres pulgadas por cuatro pulgadas (7.6cm x 11.43cm) e incluía 90 himnos. 39 de los himnos fueron escritos por poetas Santos de los Últimos Días, incluyendo Eliza R. Snow y Parley P. Pratt.
“Cuando Emma Smith comenzó a recopilar los himnos para la Iglesia, dos influencias fueron importantes para ella. Por un lado, tuvo toda una vida de experiencia con queridos himnos populares, canciones de avivamiento e himnos protestantes tradicionales de origen religioso en Nueva Inglaterra. Por otro lado, sintió la necesidad de tener himnos tradicionales que reflejaran la historia y creencias únicas de los Santos de los Últimos Días. Como herederos de la verdad divinamente restaurada, los primeros santos querían hacer algo más que sólo tomar prestado de otros himnos tradicionales cristianos.”(Church News, 11 de agosto de 1985).
Desde ese entonces, los himnos han continuado siendo una fuente de fortaleza, consuelo y adoración para los miembros de la Iglesia.
En el Prefacio del himnario la Primera Presidencia de la edición de 1985 del himnario escribió:
“La música es una parte esencial de nuestras reuniones de la Iglesia. Los himnos invitan la presencia del Espíritu del Señor, inducen a la reverencia, nos ayudan a sentirnos más unidos y nos dan la oportunidad de alabar al Señor. El canto de los himnos muchas veces es en sí un elocuente sermón. Los himnos nos instan a arrepentirnos y a hacer buenas obras, fortalecen nuestro testimonio y nuestra fe, nos consuelan cuando nos sentimos tristes o desesperanzados y nos inspiran a perseverar hasta el fin.”
Se han recopilado diferentes himnos a lo largo de los años. En 1889, se compiló la “Salmodia de los Últimos Días”, convirtiéndose en el primer himnario que incluye tanto el texto del himno como la música. Otra compilación publicada en 1908, “Canciones de Sión”, incluyó 100 himnos sobre el Evangelio.
Más de 150 años después de que Emma Smith compiló el primer himnario, en 1985 la Iglesia publicó el himnario más reciente, “Himnos”, el cual tiene 341 himnos y está disponible en casi 40 idiomas.
El Prefacio de la Primera Presidencia de la edición de 1985 nos dice:
“Es con mucho placer que publicamos ahora un nuevo himnario en español, 156 años después de que se publicó aquel primer himnario de la Iglesia. Esta edición contiene muchos de los himnos originales, así como también muchos himnos nuevos; todos han sido seleccionados especialmente para los miembros de la Iglesia de esta generación.”
Recientemente, la Iglesia anunció sus planes para revisar el himnario SUD actual una vez más para satisfacer las diferentes necesidades de la membresía de la Iglesia en el mundo en la actualidad.
Aunque se producirán cambios, el himnario continuará cumpliendo su propósito, la misma directiva que Emma Smith recibió del Señor cuando compiló por primera vez un himnario. Ese propósito es consolar, fortalecer e inspirar a los miembros de la Iglesia en todo el mundo.
“Esperamos que las congregaciones canten más en las reuniones. Deseamos que todos los miembros canten los himnos, tanto los que tengan facilidad para la música como los que no la tengan, y que los líderes, los maestros y los miembros en general a menudo busquen en los hermosos versos de los himnos el tema para sus discursos.”
Este artículo fue escrito originalmente por Marianne Holman Prescott, y fue publicado por lds.org bajo el título: “How the LDS Hymnbook Came to Be and the Revelation That Led to It”