Como el enemigo molestó a los primeros misioneros en inglaterra

misioneros, satanas

Una historia real de los primeros misioneros en Inglaterra

Artículo escrito por Peter Fagg en inglés para ldsmag.com y traducido al español por Alim Suaste para mormonsud.org.

Así como Satanás y los poderes de las tinieblas intentaron detener a José Smith en la Arboleda Sagrada, entendiendo el significado e impacto eternos que su oración tendría, Satanás y sus huestes intentaron detener la obra de los primeros misioneros en Inglaterra el día en que bautizarían a los primeros conversos en la Misión Británica.

Lehi enseñó a su hijo Jacob “porque es preciso que haya una oposición en todas las cosas” (2 Nefi 2:11). El adversario, en su afán de aumentar la maldad y la miseria, sin duda hace su mejor esfuerzo para oponerse, evitar, o minar los humildes comienzos de eventos significativos. Esto fue demostrado cuando los primeros siete misioneros en la Gran Bretaña llegaron a Preston en julio de 1837.

A su llegada, uno de los misioneros, John Goodson, fue a buscar donde alojarse…  “Encontramos donde alojarnos en la calle St. Wilfred, en la casa de una viuda quien además nos dio víveres y cocinó para nosotros” (Heber C. Kimball)

Joseph Fielding Smith se refirió al lugar como un “alojamiento cómodo y privado”.

Los apartamentos misioneros

Los apartamentos misioneros. Los dos pisos superiores de ésta casa Preston.

La casa de tres niveles sigue en pie en la esquina de la calle Fox y la calle St. Wilfrid. Una semana después, en el mismo día en que se efectuarían los primeros bautismos británicos, un evento extraordinario, que es frecuentemente mencionado cuando se habla de la primera misión británica, tuvo lugar en aquella pensión. Este artículo hace un acercamiento de ese acontecimiento mediante la presentación de diferentes testimonios que han sido recopilados y colocados en orden cronológico.

Heber C. Kimball escribió:

“Domingo 30 de julio, casi al amanecer, el Élder Isaac Russell llegó gritando al tercer piso donde Élder Hyde y yo estábamos durmiendo: “Hermano Kimball, quiero que se levante y ore por mí para que pueda ser liberado de los espíritus malignos que me están atormentando al grado de sentir que no podré sobrevivir a menos que encuentre alivio”.

“Había estado durmiendo en la parte trasera de la cama. De inmediato me levanté, me deslicé al pie de la cama y caminé alrededor  de donde él estaba. élder Hyde de inmediato salió de la cama y se sentó en ella y entonces pusimos nuestras manos sobre él, abrí mi boca y oré para que el Señor tuviera misericordia de él y  reprendiera el mal. Mientras hacíamos esto, me encontré atrapado por una gran fuerza de algún poder invisible y caí inconsciente al piso”.

Orson Hyde relató ese mismo momento de la siguiente manera:

”Su voz (de Heber C. Kimball) se entrecortó y su boca se cerró, entonces el comenzó a temblar y a ir de un lado para el otro para finalmente caer al piso como hombre muerto lanzando un gran gemido. De inmediato le tomé por el hombro y lo levanté, teniendo la satisfacción de que los espíritus malignos estaban sumamente molestos porque intentamos echarlos fuera del hermano Russell, e intentaron de manera potente atentar contra Élder Kimball como para acabar con él de una sola vez, estos espíritus lograron dejarlo sin sentido y él cayó al piso…”

Heber C. Kimball continuó:

“La primera cosa que recuerdo es estar apoyado por los Élderes Hyde y Richards, quienes estaban orando por mí; élder Richards había seguido a Russell hasta mi habitación y ambos me ayudaron a llegar a mi cama, pero mi agonía era tan grande que no podía soportarla más, por lo que me levanté de la cama, me arrodillé y oré. Entonces me levanté y me senté sobre la cama cuando una visión se desplegó en nuestras mentes y pudimos ver con claridad a los espíritus malignos, quienes espumaban de la boca rechinando los dientes contra nosotros.

Años más tarde (1856) Heber dijo a una congregación en el Tabernáculo del Lago Salado: “Vi sus manos, sus ojos, y cada detalle de sus rostros, el cabello de sus cabezas, y sus orejas, definitivamente tenían cuerpos completamente formados”.

El relato de Heber continuó:

“Les vimos fijamente cerca de una hora y media (de acuerdo al reloj de Willard). No nos encontrábamos viendo hacia la ventana, sino hacia la pared. Un espacio apareció entre nosotros y vimos demonios venir por legiones, con sus líderes, quienes se postraron a unos cuantos metros de nosotros. Vinieron hacia nosotros como ejércitos listos para la batalla. Parecían hombres de plena estatura, con todas las características de los hombres en la carne, que estaban molestos y desesperados; nunca olvidaré la maldad vengativa que reflejaban sus rostros mientras me veían a los ojos; cualquier intento de representar la escena, o intentar describir su maldad o enemistad, sería inútil. Sudé en exceso, mis ropas estaban húmedas como si hubiera salido del río. Sentí un dolor intenso y una gran angustia por algún tiempo”.

HYDE: “él (Heber) inmediatamente recobró parte de su fuerza, suficiente para levantarse, el sudor comenzaba a salir de él de la manera más intensa, estaba tan empapado como si hubiese sido sacado del río…”

KIMBALL: “Sin lugar a dudas escuchamos a aquellos espíritus hablar y expresar su furia y designios infernales contra nosotros…”

HYDE: “Sensiblemente pudimos escuchar la rabia y la efervescencia que venía de su deshonra”

FIELDING: “Ellos podían escuchar, con toda claridad, un sonido que provenía de los espíritus malignos, como un crujir de dientes”

HYDE: “…Después de que fue superado por ellos y de haber caído; su terrible acometida sobre mí con cuchillos, amenazas, maldiciones y gestos infernales; me convencieron de que no eran mis amigos. Mientras que aparentemente sin sentido y sin vida sobre el piso, y sobre la cama (después de que le acostamos ahí), Yo (Orson) me paré entre usted (Heber) y los demonios para enfrentarlos y contender contra ellos cara a cara, hasta que empezaron a disminuir en número y a retirarse de la habitación. El último pequeño demonio que quedó a mi alrededor, mientras se alejaba, dijo como si quisiera disculparse y apaciguara mi determinada oposición contra ellos, “Nunca dije nada en contra de usted”, yo le respondí lo siguiente, “¡No me importa si lo has hecho o no, eres un mentiroso desde el principio! En el nombre de Jesucristo, ¡Vete!” El inmediatamente se retiró y la habitación quedó vacía. Eso finalizó la escena de los demonios por el momento”.

FIELDING: “Sin embargo ellos dejaron distancia, pero voltearon sus cabezas hacia el hermano Hyde; uno de ellos viéndolo a los ojos dijo claramente, pero en un tono de murmullo, poco a poco recatándose, “Yo nunca hablé en contra suya”. Él dijo que parecía ser una legión de ellos. Estaba alarmado, pero muy disgustado. El apenas podía soportar la idea de hablar con ellos”.

“Sin embargo, el Señor nos libró de ellos y nos bendijo ese día en gran manera”.

 

misioneros, satanas

Los apartamentos de los misioneros mirando hacía el norte con la escuela Católica del año 1814 en el fondo.

Las escuelas…

Este evento comenzó rápidamente a relatarse del otro lado del Océano en Estados Unidos.

La hija de Isaac Russell relató:

“Frecuentemente me he maravillado y estudiado el hecho de que Satanás reunió a sus legiones, y buscó destruir a los Élderes, para evitar el establecimiento del Reino de Dios sobre la Tierra, de que el primer ataque fue sobre mi padre; que la manifestación de su ira y odio fueron arrojados hacia él en lugar de al hermano Kimball, quien encabezaba la misión… Mi padre parece librar una batalla constante contra un pode invisible”.

Vilate Kimball fue una de las primeras en escuchar del evento:

“Yo (Heber) escribí unas cuantas palabras a mi esposa sobre el tema, el hermano José le mandó llamar y en cuanto a la carta dijo: “Fue una joya elegida y un testimonio de que el Evangelio fue establecido en una tierra extraña”.

Al regresar a casa, Heber caminaba con José Smith quien declaró:

“En ese momento usted estaba cerca del Señor: solo había un velo entre usted y Él, pero no podía verle. Cuando escuché lo que pasó, me dio mucha alegría, porque entonces supe que la obra de Dios se había enraizado en aquella tierra. Esto provocó que el diablo luchara para matarle”.

Es interesante el ejercicio de comparación de la experiencia de José en la Arboleda Sagrada con la manifestación en Preston. En ambas el adversario sabía que algo significativo estaba a punto de pasar. Podemos aprender invaluables lecciones de ambas:

JOSÉ SMITH: “me arrodillé y empecé a elevar a Dios el deseo de mi corazón. Apenas lo hube hecho, cuando súbitamente se apoderó de mí una fuerza que me dominó por completo, y surtió tan asombrosa influencia en mí, que se me trabó la lengua, de modo que no pude hablar. Una densa obscuridad se formó alrededor de mí, y por un momento me pareció que estaba destinado a una destrucción repentina”.

De sus experiencias José pudo enseñar a Heber una importante verdad sobre el ataque de Preston:

“Entre más se acerca una persona al Señor, un poder más grande será manifestado por el adversario para evitar el cumplimiento de Sus propósitos”.

El adversario sabía que un joven de catorce años estaba a punto ofrecer una oración que cambiaría el mundo. El adversario sabía que siete sencillos misioneros abrirían una misión de la que el profeta José vaticinó que sería la “Salvación” de la iglesia. No hay duda de que él sintió la necesidad de disuadir a instrumentos escogidos para hacerlos desfallecer, dudar, rendir y volver a casa”.

JOSÉ SMITH: “Mas esforzándome con todo mi aliento por pedirle a Dios que me librara del poder de este enemigo que se había apoderado de mí, y en el momento en que estaba para hundirme en la desesperación y entregarme a la destrucción —no a una ruina imaginaria, sino al poder de un ser efectivo del mundo invisible que ejercía una fuerza tan asombrosa como yo nunca había sentido en ningún otro ser— precisamente en este momento de tan grande alarma vi una columna de luz, más brillante que el sol, directamente arriba de mi cabeza; y esta luz gradualmente descendió hasta descansar sobre mí”. (José Smith Historia 1:15-17)

Joseph Fielding Smith, quien no estaba presente en el ataque de Preston, escribió:

FIELDING: “Tras esto, nos fueron dadas instrucciones considerables sobre las maniobras del maligno. El espíritu del diablo produce confusión, desorden y miseria; el Espíritu de Dios produce tranquilidad, orden y felicidad. Si nunca supimos antes que existían espíritus malignos, lo sabemos ahora. También supimos como sentirnos por el hermano Russell”.

Veinte años después, Heber compartió algunas ideas interesantes:

“Si los espíritus malignos pudieron venir sobre mí, ¿Acaso no pueden también los espíritus ministrantes y los ángeles venir de Dios? Por supuesto que pueden, y hay miles de ellos, deseo que entiendan esto y que ellos pueden lanzarse como un ejército que va a la batalla, porque los espíritus malignos vinieron sobre mí y sobre el hermano Hyde de esa manera”.

..Cuando regresé a casa mandé llamar al hermano José, y mientras caminábamos a la orilla del río, él me hizo saber las batallas que había tenido con el diablo; me dijo de las contiendas que tiene con el diablo, cara a cara. También me dijo cómo él fue dominado y afligido por el diablo, y añadió que sabía de las circunstancias en que Élder Rigdon había sido echado fuera de su cama en tres ocasiones en una noche…

El Señor tiene huestes de ángeles que están calificados para defendernos, y tienen suficiente información para hacer marchar ejércitos y seleccionar líderes para dirigirlos contra los enemigos de los Santos…”

El hecho es que el adversario seguramente monta un buen espectáculo, pero no es rival para las cosas reales.

JOSÉ SMITH: “No bien se apareció, me sentí libre del enemigo que me había sujetado. Al reposar sobre mí la luz, vi en el aire arriba de mí a dos Personajes, cuyo fulgor y gloria no admiten descripción. Uno de ellos me habló, llamándome por mi nombre, y dijo, señalando al otro: Este es mi Hijo Amado: ¡Escúchalo!” (José Smith Historia 1:15-17)

Empezamos con las palabras de Lehi, de manera que parece apropiado cerrar con más de sus perlas de sabiduría a su hijo:

“Así pues, los hombres son libres según la carne; y les son dadas todas las cosas que para ellos son propias. Y son libres para escoger la libertad y la vida eterna, por medio del gran Mediador de todos los hombres, o escoger la cautividad y la muerte, según la cautividad y el poder del diablo; pues él busca que todos los hombres sean miserables como él”. (2 Nefi 2:27)

Comentarios
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Hola. Muy buen post. Me gustò mucho. Podrian ayudarme con las fuentes bibliogràficas; me gustaria saber de donde fueron tomadas para poder compartirlas con algunos miembros de la Iglesia. ¡saludos!
isaac salgado
Me parece muy interesante el artículo, aunque nunca había escuchado de esto antes me gustaría tomarlo como referencia y sustentar lo con alguna fuente de la Iglesia por favor. Gracias
Monica

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