Presidente Dieter F. Uchtdorf
Oración Dedicatoria
Presidente Dieter F. Uchtdorf
Domingo 17 de mayo de 2015
Oh Dios, nuestro Padre Eterno, nos acercamos a Ti con agradecimiento y amor en este día de dedicación. Nuestros corazones rebosan de alegría y se dirigen a Ti en fe y oración. Invitamos al Espíritu Santo a que nos acompañe.
Te damos gracias por Tu Amado Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Te damos gracias por el profeta José Smith, por medio de quien has restaurado Tu santo sacerdocio y los principios, prácticas y llaves eternos del Evangelio que se pondrán en ejercicio en Tu santo templo. Te damos gracias por un profeta viviente en nuestros días, a saber, el presidente Thomas S. Monson; lo amamos y oramos por él.
Te damos gracias por el progreso de Tu obra en esta gran nación, Argentina. Estamos agradecidos por todos los que han hecho posible que tengamos este hermoso templo. Bendícelos a ellos y a todos los líderes y la gente de esta nación por su gentileza hacia Tu Iglesia.
Rogamos por todos los que tengan la oportunidad de escuchar y meditar el mensaje del evangelio restaurado de Jesucristo. Llena su corazón y su vida con Tu bondad y apresura el milagro de conversión entre la gran y buena gente de esta tierra.
Te damos gracias por los sagrados registros de Lehi, Nefi, Jacob, Alma, Mosíah, Benjamín, Mormón y Moroni. Te agradecemos esta voz que ha surgido desde el polvo para dar testimonio de la divinidad de Tu Amado Hijo, el Señor Jesucristo.
Tú has enviado a Tu profeta Elías para volver el corazón de los padres a los hijos, y el de los hijos a sus padres. Este santo templo abre las puertas de la eternidad a fin de que esos propósitos se cumplan.
Querido Padre, perdónanos nuestras muchas faltas; fortalece nuestra fe y fortifícanos contra nuestras debilidades; danos poder para resistir los muchos y astutos engaños del adversario.
Aumenta el amor por Ti y por Tu Hijo en nuestro corazón y nuestra vida, y que ese amor se exprese mediante nuestra compasión el uno por el otro, nuestra obediencia a Tus mandamientos y el honrar los convenios concertados en Tu santo templo.
Ahora, nuestro amado Padre Celestial, en el nombre de Jesucristo y por la autoridad del sacerdocio sempiterno, dedicamos el Templo de Córdoba, Argentina, de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Lo dedicamos a Ti como Tu santa morada; lo dedicamos a Tu Hijo como una casa de adoración, una casa de convenios, una casa de fe, una casa de Dios.
Dedicamos los terrenos en el cual se erige, junto con toda su vegetación. Dedicamos todos los edificios e instalaciones que se encuentran sobre la propiedad de este templo. Dedicamos el templo desde los cimientos hasta la cúspide de la aguja con la figura de Moroni que la corona; las paredes y las ventanas, para que resistan las tormentas de la naturaleza y sean consideradas con reverencia y respeto; todos los elementos y salas internos y externos de esta estructura y sus alrededores.
Acepta este templo como un obsequio de nuestro corazón y nuestras manos. Rogamos que un manto de santidad cubra este sagrado edificio; que sea un faro de verdad y de luz sempiternas en esta hermosa y excepcional parte de Tu creación. Protégelo de toda persona que quiera dañarlo o profanarlo de cualquier manera.
Que todo aquel que entre en este templo lo haga dignamente. Sella sobre ellos una investidura de rectitud que sea una protección a lo largo de su vida.
Bendice a los jóvenes de Tu Iglesia para que comprendan el templo y la divinidad de Tu obra; que sean leales y fieles durante toda su vida.
Bendice a todos los que sirvan, trabajen o asistan al santo templo en cualquier capacidad; que Tu Espíritu descanse sobre ellos y que los sagrados convenios efectuados en Tu casa queden grabados en su mente y corazón.
Rogamos por el presidente del templo y sus consejeros, y por la directora de las obreras y sus ayudantes a medida que Te sirven en sus sagradas responsabilidades.
Nuestro Padre Celestial, Te amamos. Sabemos que Tú nos amas. Amamos a Tu Amado Hijo, quien está a Tu lado. Damos gracias por Su sacrificio expiatorio. Todas las bendiciones de este templo se basan en ese gran acto divino de amor por parte de Tu Hijo, el Salvador de la humanidad.
Querido Padre, acepta nuestro ruego al dedicar este templo a Ti y al rededicarnos a nosotros mismos a Ti y a Tu servicio; lo rogamos, en el nombre de nuestro Redentor, el Señor Jesucristo. Amén.