La investidura en el Templo de Kirtland fue fundamental para el propósito del Señor de traer a sus santos a Kirtland. Sin embargo, la comprensión varía respecto a lo que el Señor quiso decir cuando prometió dicha bendición.
Una cosa en que los historiadores parecen estar de acuerdo es que la investidura en Kirtland incluía un gran derramamiento espiritual Pentecostés. Al rastrear el origen de esta investidura prometida a lo largo del periodo de Kirtland, se hace evidente que este gran derramamiento espiritual no fue la investidura, sino solo una manifestación externa que lo acompañó.
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No se completaba la investidura en el Templo de Kirtland como hoy se conoce, pero, se presentaban las ordenanzas preliminares que constituyeron aquello que los santos de Kirtland llamaron “investidura.”
La investidura en el Templo de Kirtland comprendía ordenanzas sagradas que requerían de una importante preparación personal y física. Después de que se administró la ordenanza final de investidura, Moisés, Elías y Elías el Profeta se aparecieron a José Smith y Oliver Cowdery.
Estos antiguos y venerados profetas les otorgaron las llaves con la autorización del Señor para que los élderes propagaran el evangelio en “tierras extranjeras”, donde los santos de los últimos días en todas partes, eventualmente, construirían templos y se “regocijarían grandemente” al realizar las ordenanzas sagradas del templo que se comenzaron en el Templo de Kirtland.
Se enviaron a los misioneros repetitivamente a otros estados y áreas cercanas de Canadá antes de 1836, pero no podían y no fueron por el mundo hasta después de recibir la investidura de poder que les prometió el Señor. La investidura en Kirtland fue acompañada por las mismas grandes manifestaciones del Espíritu que se presentaron en el día de Pentecostés del Nuevo Testamento.
La semántica se vuelve un obstáculo al entender la investidura de Kirtland. En un sentido general, cualquier derramamiento del espíritu, otorgamiento de una bendición o incluso, conferir los oficios del sacerdocio se pueden considerar como una investidura. El significado de la palabra dotar es “enriquecer o proveer con algún don, cualidad o facultad.” Como ejemplo de su uso general, las oraciones frecuentemente son peticiones al Señor para dotarnos con el poder o el espíritu con el fin de realizar asignaciones.
No obstante, como se explicará, el Señor no consideró este amplio significado para ser la investidura prometida de Kirtland. Esta investidura consistía en más que grandes efusiones espirituales o incluso, la ordenación del sacerdocio.
El 03 de noviembre de 1835, el Señor les dio un mandamiento a los Doce: “preparar sus corazones para la asamblea solemne.” Nueve días más tarde, José Smith les dijo que tenían que ser dignos así como estar preparados. Dijo: “Esfuércense para estar preparados en sus corazones, ser fieles en todas las cosas, cuando nos reunamos en la asamblea solemne… debemos estar limpios hasta lo más mínimo.”
En diciembre, José oró por los Doce, le pidió al Señor que los viera “dignos para ser llamados a Su asamblea solemne.” Parecía que la tarea de instruir y preparar a los líderes y miembros de la Iglesia pesaba mucho en la mente de José. En enero, el atribulado Profeta registró: “Regresé a mi casa, cansado por la constante ansiedad y trabajo de poner en orden a todas las autoridades e intentar purificarlas para la asamblea solemne según los mandamientos del Señor.”
Luego, el Señor reveló gradualmente a José a los que Él invitaría a asistir a la asamblea solemne. José dijo: “Dios nombrará” a aquellos que serán invitados a asistir.
El 21 de enero, se presentó una ordenanza de investidura, unción con aceite, en la oficina superior de José en el templo. El 24 de enero, José registra que se “reunió con la Presidencia… y les consultó sobre el tema de la investidura y la preparación para la asamblea solemne, que se realizaría cuando se terminara la casa del Señor.” Parece que en este punto, la atención fue más allá de la próxima dedicación del templo para la asamblea solemne, que se llevó a cabo tres días después de la dedicación. La asamblea solemne fue una reunión única que se originó en los tiempos del Antiguo Testamento. En la asamblea solemne de Kirtland, se repartió la Santa Cena, se administró la ordenanza del lavado de pies y José instruyó sobre el sacerdocio en cuanto a sus responsabilidades. Esto también marcó el mayor derramamiento del Espíritu que en cualquier reunión anterior.
Los periódicos de 1836 y 1837 indicaron las características de la investidura inicial que se ven en la práctica del templo de hoy:
Las investiduras se reciben individualmente. Por ejemplo, George A. Smith, Daniel Tyler, Artemus Millet, Harrison Burgess, Zerah Pulsipher, Joel Johnson, y Truman O. Angel llaman a las ordenanzas del Templo de Kirtland como “mi investidura” o “mis investiduras.”
Aparentemente, la investidura no se otorgó a la misma persona dos veces. Wilford Woodruff estuvo ausente en 1836. Él registra que las ordenanzas se repitieron en 1837 “para aquellos que no se invistieron… en la primavera de 1836.”
Los misioneros recibieron sus investiduras y luego, partieron a sus misiones. George A. Smith, Truman O. Angel, y Artemus Millet estuvieron entre esos misioneros.
Recibir la investidura requiere de preparación personal y dignidad. W.W. Phelps le escribió a su esposa, Sally, sobre esta preparación: “Nos estamos preparando [para recibir una investidura] para limpiarnos. Primero, purificando nuestros corazones, dejando nuestros pecados, perdonando a todos, todo lo que tuvimos en contra de ellos… y guardando todos los mandamientos. A medida que nos acercamos a Dios, vemos nuestras imperfecciones y vacío.”
Acercarnos al Señor en Su templo significa vestirse de una manera apropiada para entrar en Su presencia. W.W. Phelps hizo una mención especial de esto a Sally. Relató: “Nos estamos preparando… para… vestir ropa limpia y decente.”
Muchos otros periódicos hicieron una referencia general sobre la investidura. Algunos, como los periódicos de Benjamin Brown, Zerah Pulsipher, William Hyde y Truman O. Angel, se referían a la investidura de Kirtland como la “primera” investidura.
De hecho, la investidura de Kirtland fue el cumplimiento poderoso de la promesa del Señor de reunir ahí a Sus santos. Sin embargo, no se debe confundir con la ampliada investidura otorgada en Nauvoo. Orson Pratt explicó:
“El Señor comienza poco a poco. Él no revela todo a la vez. Él dio el patrón de estas cosas en Kirtland, Ohio, como el inicio. Pero, no había salones para los lavados, no había salones como los que tenemos ahora, y como los que se prepararon en el Templo de Nauvoo. Además, en otros aspectos, se había añadido algo al Templo de Nauvoo. ¿Por qué? Porque tuvimos mayores experiencias y fuimos preparados para cosas mayores. No había una pila en el piso del sótano del Templo de Kirtland, ¿para propósitos bautismales en nombre de los muertos? ¿Por qué no? Porque no se había revelado ese principio.”
Brigham Young confirmó que la investidura de Kirtland era una preparación para la investidura de Nauvoo. Dijo, “Aquellos primeros élderes… recibieron una parte de sus primeras investiduras o podríamos decir de manera más clara, algunas de las primeras ordenanzas introductorias o preliminares de preparación para una investidura.”
Sin embargo, debemos tener cuidado de no minimizar la investidura de Kirtland. Fue fundamental para el propósito del recogimiento de la Iglesia en Kirtland y su expansión al mundo. Fue fundamental para el propósito de construir el templo de Kirtland. Los Santos de Kirtland compararon las ordenanzas de esa investidura con las ordenanzas sagradas realizadas en la antigüedad.
De la investidura de Kirtland surgieron las ordenanzas del templo y la instrucción fundamental para las prácticas posteriores del templo. Hoy, con base en las llaves y las ordenanzas otorgadas en el Templo de Kirtland, millones de personas reciben la plenitud de la investidura del templo y las ordenanzas sagradas que la acompañan. Hoy, debido al “comienzo de la bendición”… derramada “en el Templo de Kirtland, los templos se están propagando en todo el mundo.”
Artículo originalmente escrito por Karl Ricks Anderson, adaptación del libro “The Savior in Kirtland”, y publicado en ldsliving.com con el título “What We Know About the First Endowment in the Kirtland Temple and How the Endowment Changed Over Time.”