En el de mayo de este año, Stuart Anderson, director ejecutivo de la Fundación Nacional para la Política Norteamericana, publicó en el sitio web de la renombrada revista Forber un artículo donde se planteó la siguiente pregunta: “Un debate mundial ha surgido en cuanto a la religión y la libertad de expresión.¿Y, por ejemplo, quién se ha convertido en el mejor defensor de la de la libertad de expresión en los Estados Unidos?”, antes la pregunta el continúa, “la sorprendente respuesta podría ser La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”.
Para explicar la razón de su respuesta, Anderson plantea la reacción de la Iglesia, y de su membresía en general; ante la ofensiva obra de Broadway “The Book of Mormon” (El Libro de Mormón, en español) en contraposición con tragedias como la masacre de Charlie Hebdo donde 12 personas murieron a manos de extremistas islámicos por dibujar caricaturas del profeta Mahoma, otro fatal ataque donde dos personas fueron asesinadas en Texas por la misma razón. También es posible seguir mencionando otros tristes ejemplo (algunos más y otro menos trágicos) provenientes de gran parte del espectro religioso.
“The Book of Mormon” es un musical satírico escrito por los creadores de South Park, en la que se burla de la labor que llevan a cabo los misioneros alrededor del mundo y se mofa de las creencias de la Iglesia y de su historia. En sí el nombrar el musical con el nombre del título del libro sagrado de una religión ya es una provocación en sí.
Ante tal situación sería muy justificable la indignación general de la Iglesia, desde e profeta hasta el último el último neófito, dando paso así a declaraciones de repudio en los medios de comunicación o incluso tomando acciones legales al respecto. Pero ¿fue éste el camino que siguió la Iglesia?
Anderson también pregunta en su artículo “¿y cuál fue la reacción de la jerarquía de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días al ver que su religión era utilizada para provocar algunas cuantas risas? ¿Trataron ellos de presionar a los teatros o ciudades para que no permitieran la presentación? ¿Los mormones amenazaron con violencia a alguien? No, los mormones no hicieron ninguna de esas cosas”.
“De hecho”, dice Anderson, “la iglesia colocó anuncios divertidos en las carteleras. Uno de esos anuncios decía a los miembros de la audiencia: ‘Ya viste el show, ahora lee el libro (el libro siempre es mejor)’”. En esos mismo anuncios había un código QR que dirigía a las personas a una pagina de mormon.org exclusiva sobre el Libro de Mormón.
Quizás Anderson no lo sabía pues no lo menciona en su artículo, pero en otros lugares, como Alabama, misioneros de la Iglesia se posicionaron a la salida del teatro donde se presentaba el musical y regalaron Libro de Mormón. Richard Hanks, presidente de la Misión Alabama Birmingham dijo a un periódico local que los misioneros había logrado distribuir 2 mil 400 copias del Libro de Mormón a los largo de los seis días de show.
El autor destaca que la actitud de la Iglesia fue consistente con la declaración que hizo, a través del Departamento de Asuntos Públicos, la cual decía que “la producción puede intentar entretener a la audiencia por una noche, pero el Libro de Mormón, como un volumen de escritura sagrada, cambiará la vida de las personas para siempre y les traerá más cerca de Cristo”.
Anderson también comenta que los líderes de la Iglesia entienden que la misma libertad que permite que se realice este show es la misma que garantiza el derecho de practicar la religión libremente.
No cabe duda que este musical fue una falta de respecto, pero la reacción de la Iglesia fue la mejor ya que no devolvió el mal de la misma manera, sino que reconoció la libertad y derecho de la otra parte así como también reconociendo en esta situación una oportunidad para invitar a otro a venir a Cristo.
¿Porqué algunos consideran que la Iglesia se ha convertido en una defensora de la libertad de expresión? Porque la libertad de expresión está íntimamente relacionada con libertad religiosa (así como también con la libertad de consciencia).
El élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles, advirtió “que vivimos en un tiempo en que disminuye la libertad de expresión”. En estos mismos tiempos es cuando profetas y apóstoles recorren el mundo enseñando y defendiendo estas libertades así como lo ha hecho el élder Jeffrey R. Holland en California, el élder D. Todd Cristofferson en Brasil, el élder Quentin L. Cook en Australia, el difunto élder L. Tom Perry en Utah y el mismo élder Oaks en Argentina así como en tanto lugares más.
Al definir lo que es la libertad religiosa, la Iglesia explica que “contrario a los que algunos pueden asumir, la libertad religiosa no es simplemente la libertad para adorar o creer de la manera que uno escoja, aunque eso es una parte esencial…. Al nivel más fundamental, la libertad religiosa es el derecho humano de pensar, actual y expresar lo que uno profundamente cree, de acuerdo con los dictados de su consciencia moral. De hecho, la libertad religiosa siempre se ha entendido en conjunto con la ‘libertad de consciencia’”. La libertad de expresión es parte de todo esto, ya que garantiza el derecho a manifestar eso que se piensa o se cree.
Estas libertades permiten la predicación del Evangelio a través de la Obra Misional, los servicios dominicales en las capillas y la adoración en los templos así como también la observación de los mandamientos y normas de la Iglesia tanto en el hogar como en la Iglesia y en público.
En otra declaración de la Iglesia se encuentra las razones que podría servirle tanto a Stuart Anderson como a todas las personas, para entender porqué los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días son buenos defensores de la libertad de expresión:
“Los mormones aprecian la libertad religiosa[así como también las libertades de consciencia y expresión] en virtud de su historia y su fe… así como José Smith, los mormones quieres ver que estas libertades sean preservadas y protegidas para todos. Al mismo tiempo en que aumentas los desafíos de la libertad religiosa, es la responsabilidad de todas las personas de fe y consciencia entender y fomentar este libertad fundamental humana para ellos mismo y su prójimo. Los mormones tienen muchas razones para asumir esta responsabilidad”.
Fuente: elfaromormon.org
