Aunque el título de este artículo los lleve a pensar que hablaré de la ceguera, quiero advertir que más bien hablaré de todo lo contrario. Quiero contarles sobre un buen hombre de Dios que tiene una visión muy amplia de la vida, la felicidad, la familia, el servicio, el amor y cómo vencer los desafíos de buen ánimo.
Shanir Salirrosas despierta desde muy temprano, toma su bastón y su smartphone, el cual ha adaptado como herramienta importante para hacer la clase de seminarios, camina algunas cuadras con dirección al centro de reuniones de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en la Urbanización California, en la ciudad deTrujillo, Perú y recibe con una sonrisa a cada uno de sus alumnos para escudriñar juntos las enseñanzas de las Escrituras.
La descripción de antes pareciera que fuera una actividad muy normal y sin inconvenientes, pero es así como el hermano Shanir ha tomado este desafío desde que hace algunos años recibió la noticia que poco a poco dejaría de ver, sin embargo, él no ha perdido la visión del Plan de Felicidad que nos da nuestro Padre Celestial.
No hay ceguera para la espiritualidad
“Cuando fui llamado a ser maestro de seminarios, lo recibí con el mismo entusiasmo que cuando fui llamado a ser obispo u otro llamamiento que he tenido en la Iglesia de Jesucristo porque soy guiado por el Espíritu y no por mis ojos, además enseñar es una de mis actividades favoritas”, expresa Shanir.
Los alumnos de esa clase comentan:
“Lo que más nos gusta de nuestro maestro es la forma en la que nos enseña a aplicar los relatos de la escrituras en nuestra vida diaria. Él conoce las escrituras y muchas veces las recita de memoria”.
La adversidad nos fortalece
El presidente Thomas S. Monson enseñó: “Bien podría lamentarse cada uno: ‘Es primavera, el Evangelio de Jesucristo ha sido restaurado, y sin embargo soy ciego’. Algunos, como Felipe en la antigüedad, exclaman: ‘¿Y cómo podré [hallar el camino], si alguno no me enseñare?’
Es probable en que en algún momento de nuestra vida tengamos desafíos y nos veamos tentados en ponerlos como excusa para seguir avanzando, entonces recordemos estos ejemplos de fe y perseverancia, porque como dijo Shanir en una reunión sacramental:
“Siempre recuerdo la invitación del Salvador: ‘Llevad mi yugo… y hallaréis descanso para vuestras almas’” (Mateo 11:29).
La adversidad puede fortalecernos
“La adversidad me ayuda a ser más humilde y al mismo tiempo a concentrarme en más talentos”, expresa Shanir quién tiene una hermosa voz, la cual lo llevó hasta un conocido programa de televisión “Yo Soy”. En la actualidad, él da clases de canto y es también uno de los más aclamados en los show de talentos en la Iglesia.
Shanir no ha perdido el buen ánimo debido a que siempre lo recibe de su esposa y sus cuatros hijos quienes son sus grandes motivos para seguir adelante al igual que su fe en Jesucristo, quién enseñó:
“Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).
Son estos testimonios los que fortalecen el nuestro y nos invitan a mirar más con nuestros ojos espirituales a seguir el llamado del presidente Thomas S. Monson:
“Si desea dar su luz, uno tiene que resplandecer”.