Cuando recibí mi llamamiento misional a Guatemala, me sorprendí. Yo vivía en Estados Unidos y no hablaba nada de español.
Mis sentimientos de ineptitud y temor se apoderaron rápidamente de mí al pensar en aprender un idioma nuevo y vivir en un lugar del que no sabía nada.
Sabía que no era la única persona que se sentía de esta manera. Miles de misioneros reciben llamamientos cada semana, a menudo a lugares en los que nunca han estado, donde se habla un idioma distinto al suyo.
Me consoló saber que un apóstol del Señor asignó mi llamamiento y que el Profeta viviente firmó mi llamamiento. No importaba lo ansiosa que estuviera, sabía que me habían llamado a la obra.
El élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, dijo:
“Cada llamamiento y asignación, o posterior reasignación, es resultado de la revelación que se recibe mediante los siervos del Señor. El llamado a la obra proviene de Dios por medio del presidente de la Iglesia.
La asignación a alguna de las más de cuatrocientas misiones que al presente existen alrededor del mundo proviene de Dios mediante un miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, que actúa con autorización del profeta viviente del Señor.
Los dones espirituales de profecía y revelación acompañan a todos los llamamientos y asignaciones misionales”. (“Llamados a la obra”, conferencia general, abril 2017)
Pero, ¿cómo se asignan los llamamientos misionales en realidad? ¡Veamos!
Una entrevista personal
En los primeros días de la Iglesia, los futuros misioneros eran entrevistados de manera individual por una Autoridad General antes de recibir sus llamamientos, incluso algunos llamamientos se anunciaban en las conferencias generales.
En la actualidad, con cientos, a veces miles, de llamamientos misionales que se asignan cada semana es imposible que las Autoridades Generales tengan estas reuniones con cada uno de los futuros misioneros.
A pesar de no poder hablar personalmente con cada misionero, el presidente M. Russell Ballard expresó una vez que “la tecnología y la revelación se combinan para proporcionar una experiencia extraordinariamente íntima y personal”.
Para prepararse, el apóstol asignado comienza con una oración para invitar al Espíritu a guiarlo a donde debe asignar al misionero o misionera.
Por lo que he leído, parece que un apóstol asigna la misión mientras que un miembro del Departamento Misional lo ayuda.
Pero, ¿cómo es esta “entrevista” en realidad?
El presidente Ballard explicó:
“Tu fotografía aparece en la pantalla de una computadora junto con la información clave que proporcionó tu obispo y presidente de estaca.
Cuando tu foto aparece, vemos tus ojos y analizamos tus respuestas a las preguntas de recomendación misional. Durante ese breve momento, parece como si estuvieras presente y nos respondieras directamente”.
En 2010, el élder Ronald A. Rasband, en ese entonces de la presidencia de los Setenta, compartió su experiencia al acompañar al presidente Henry B. Eyring en la asignación de llamamientos misionales.
“Al aparecer cada foto, me parecía como si el misionero o la misionera estuviera en la habitación con nosotros. Entonces, el élder Eyring saludaba al misionero con su voz gentil y agradable: ‘Buenos días, élder Reier o hermana Yang, ¿cómo está usted hoy?’”.
En una ocasión, el presidente Dallin H. Oaks también compartió su experiencia asignando misioneros a sus posibles misiones.
https://www.facebook.com/dallin.h.oaks/posts/390717567767372
“Recientemente asigné misioneros, una responsabilidad sagrada por la que siempre ayunamos. La semana pasada, asigné 240 [misioneros], mi parte de los 1047 (que incluye misioneros jóvenes, parejas de misioneros mayores y hermanas mayores) cuyos papeles ya estaban listos para ser asignados.
En esta experiencia sagrada nos ayuda un miembro del personal del Departamento Misional, que guarda los registros y opera las pantallas de las computadoras en las que vemos la información esencial sobre los misioneros y las misioneras además de las necesidades (incluido el idioma) de nuestras más de 400 misiones en el mundo.
Estas imágenes muestran a Dwayne Saviano y yo trabajando en esa reunión en la que asignamos misiones.
Para aquellos de ustedes que sirvieron o servirán en misiones, gracias por su disposición a servir. Oramos para que el Señor los bendiga en su misión y en sus responsabilidades misionales”.
El espíritu guía
El élder Rasband explicó que una vez que se revisa la información sobre el misionero (el historial médico, las notas del obispo y el presidente de estaca, etc.), la Autoridad General que asigna los llamamientos ve otra pantalla que “muestra las áreas y las misiones en todo el mundo”.
El élder Rasband habló de su experiencia al sentir las impresiones del Espíritu sobre el lugar en que debe servir un misionero:
“Casi al finalizar las asignaciones, apareció la foto de cierto misionero en la pantalla. Tuve una impresión muy fuerte, la más fuerte de toda la mañana, de que ese misionero que teníamos enfrente debía ser asignado a Japón.
Yo no sabía si el élder Eyring me iba a preguntar sobre ese misionero, pero increíblemente lo hizo. Con vacilación y humildad le dije: “¿A Japón?”. El élder Eyring respondió de inmediato: “Sí, vayamos allí”. Aparecieron en el monitor las misiones de Japón, y en el acto supe que el misionero debía ir a la Misión Japón Sapporo.
El élder Eyring no me preguntó el nombre exacto de la misión, pero asignó al misionero a la Misión Japón Sapporo.
En lo profundo de mi corazón me sentí muy conmovido y sinceramente agradecido al Señor por permitirme tener esa impresión, y saber a dónde debía ir ese misionero.
Al terminar la reunión, el élder Eyring me testificó del amor que el Salvador tiene por cada uno de los misioneros asignados a salir al mundo a predicar el Evangelio restaurado. Dijo que es por el gran amor del Salvador que Sus siervos saben a dónde deben ir a prestar servicio esos maravillosos hombres y mujeres jóvenes, misioneros mayores y matrimonios misioneros.
Recibí un testimonio más esa mañana de que cada misionero a quien se llama en esta Iglesia, y que se asigna o reasigna a una misión en particular, es llamado por revelación del Señor Dios Todopoderoso mediante uno de éstos, Sus siervos”.
Descúbrelo por ti mismo
Por supuesto, una vez que llegué a Guatemala y comencé a trabajar con todo mi corazón en la obra, comprendí por qué había sido llamada a servir en ese país. Realmente fui llamada a servir exactamente donde debía ir.
Los misioneros retornados, actuales y futuros gozan de la bendición de ser llamados bajo la guía del Espíritu a servir a los hijos de Dios en la obra de salvación, independientemente de a dónde los pueda llevar su llamamiento.
Fuente: ThirdHour